viernes, 31 de octubre de 2008

ENEMIGOS DEL ESTADO

Si fuera cierto que el Estado somos todos, ¿cómo es posible que el Estado tenga enemigos?
Conviene aclarar esta aparente contradicción para, en caso de que lo tenga, librarnos cuanto antes del enemigo común.
Los que lo dirigen califican de enemigos del Estado a las personas o grupos que, activa y sistemáticamente, lo combaten.
Por lo general no son enemigos del concepto político del Estado, sino de la organización social y coercitiva que lo dirige y que quieren suplantar.
Se trata de reemplazar en el nombre de las calles a los de los prohombres de la estructura social estatal que pretenden derribar.
Pero una vez cambien los nombres y las efigies de los pedestales por las suyas, serán tan convencidos defensores del Estado-concepto como los defenestrados.
Generalmente, esos enemigos del Estado están perfectamente identificados por la burocracia y los cuerpos represivos de la organización estatal amenazada.
El Estado tiene, además, enemigos anónimos: los ciudadanos que, de manera fortuita o deliberada, infringen las leyes de que el Estado se dota para protegerse.
Es tan tupida esa coraza protectora que es imposible que ningún ciudadano no haya transgredido alguna ley alguna vez.
El Estado, consciente de que su supervivencia depende de la observancia de las leyes con que se acoraza, persigue de forma implacable a los infractores particularmente si, al violar alguna norma, privan al Estado de las aportaciones económicas que demanda.
El Estado arguye que recauda fondos de los contribuyentes para poder darles los servicios pactados por sus dirigentes en las campañas electorales: sanidad, educación, protección policial, justicia eficaz, comunicaciones, defensa frente a amenazas exteriores, protección del medio ambiente, etc.
Pero la más perentoria necesidad de todo Estado es pagar la nómina de su burocracia y de sus fuerzas coercitivas. Lo que sobra de esas partidas es lo que revierte a la sociedad como parte de los servicios pactados. El Estado nunca cump'le todo lo que promete.
Sondeos imparciales muestran el descontento de los contribuyentes por los servicios que del Estado esperan, y muchos lo acusan de que solo cumple su función recaudatoria.
Si esa impresión de los contribuyentes se acentúa, los ciudadanos rechazarán que el Estado seamos todos para, a continuación, ver a la estructura social estatal como algo ajeno a sus intereses primero y, finalmente, como una amenaza de la que protegerse.
Ese es el peligro que el Estado corre porque, si los ciudadanos se convencieran de que el Estado es su enemigo, la conclusión del silogismo sería evidente: los que el Estado define como sus enemigos son sus aliados.

jueves, 30 de octubre de 2008

CAMBIO CLIMATICO

No es sabio por viejo sino porque la prudencia lo enseñó a rectificar los errores que cometió a lo largo de su vida.
Como ha vivido tanto y enmendado tantas equivocaciones, sus amigos conocen a Salomón Cabeza Sagaz por Alfonso Décimo.
Es tan sabio que sospecha que el apodo es una chanza y no un elogio.
Y sabe tanto que está convencido de que su sabiduría es insignificante comparada con su ignorancia.
Por eso, cada día se levanta dispuesto a admitir y enmendar un nuevo error.
Salomón, o Alfonso, sabe que el clima no ha dejado de evolucionar desde que el mundo es mundo y que el cambio climático es una perogrullada.
Le consta, por ejemplo, que al conocido como “Período Templado Medieval”, de los siglos X al XIV, siguió el “Período Glacial Parcial” de los siglos XVI al XIX.
El deshielo de los mares circundantes permitió en el siglo X a los vikingos colonizar Groenlandia, cuyo nombre en inglés es Greenland o Tierra Verde.
El último acto de los colonizadores de aquella isla, ahora inhóspita, del que queda constancia escrita, es una boda en la iglesia de Hvalsey, cuyas ruinas se conservan.
Durante el “Período Glacial Parcial”, en 1607 se celebró la primera feria del Támesis, en la que algunos osados londinenses patinaban sobre el río helado. En 1780 se pudo caminar sobre el hielo del puerto de Nueva York desde Manhatan a Staten Island; en 1700, el año de la primera batalla de Narva, se congelaron las desembocaduras del Ródano y el Tajo, y el Cuerno de Oro y el Bósforo sur, en 1622.
La ciencia achaca a oscilaciones de la intensidad de la actividad solar y volcánica los cambios del clima, aunque Ruddiman apunta que el hombre pudo influir en la prolongación de Período Glacial Medieval.
Según su teoría, las epidemias de peste que diezmaron la población del Hemisferio Norte despoblaron mucho terreno que, al quedar baldío, ocuparon los bosques y la reforestación natural resultante elevó el consumo de carbono atmosférico.
Algo así propaga en su campaña Alberto Arnoldo Gore (Cuerno), aspirante el año 2000 a la presidencia de Estados Unidos, derrotado por Jorge Walker (Caminante) Bush (Matorral), pero hasta esta mañana, Salomón Cabeza Sagaz desconfiaba de la teoría de la influencia humana como determinante del cambio climático.
Ha admitido su error al depertar helado, al recorrer su gélido piso y descubrir que una ventana que dejó abierta al acostarse era la causa de la polar temperatura.
La evidencia era tan palpable que está convencido ahora de que fue la influencia humana—su olvido de cerrar la ventana—la causa del cambio del clima del piso.

miércoles, 29 de octubre de 2008

EMIGRANTES

No puede ser la quimera de un paraiso improbable la que impulse a nadie a arriesgar su vida, embarcarse en un cayuco de maderamen mal emsamblado y motor achacoso, para navegar durante diez días por un mar extraño y embravecido.
Si la comida para la travesía es escasa, el agua insuficiente y hay que hacinarse en 30 metros cuadrados con otros 120 ilusos, mucho tiene que atraerlo el sueño que persigue.
O muy insoportable el infierno del que huye.
No los detiene el peligro del mar, la más que posible muerte en la travesía, la dificultad que saben que tendrán para el permiso de trabajo si llegan.
Ni la crisis económica de la que han oído decir que azota Europa los disuade de subir al cayuco o la patera.
Se siguen arriesgando no por llegar a una tierra extraña, sino por huir de la propia.
Vienen de paises en los que una insólita conjunción de los intereses de Estados Unidos y la Unión Soviética, los dos únicos que salieron más fuertes de la segunda guerra mundial que al comenzar la contienda, y los indujo a aunar esfuerzos para acabar con el colonialismo.
El propósito real de las dos superpotencias no era altruista, sino desplazar de sus colonias a las potencias coloniales europeas y sustituir con las suyas sus influencias.
Estados Unidos se escudaba en su romántico orgullo de primer país que se sacudió el yugo colonial europeo, en la guerra de la independencia de Inglaterra, la que más los enorgullece de las innumerables que han librado en sus 230 años de historia.
La Unión Soviética justificaba la ayuda a la independencia en motivos ideológicos: la aversión dialéctica del comunismo al colonialismo y al imperialismo y su devoción a la autodeterminación de los pueblos.
Lograron que pueblos, cuya evolución social y política correspondía a la de la Europa de la Edad Media, se saltaran los pasos intermedios de renacimiento, despotismo ilustrado y revolución industrial y cayeran, como paracaidistas desconcertados, en el sufragio universal.
Se sirvieron de cómplices locales ilustrados para conseguir sus fines y, como premio, los encumbraron como manijeros de sus intereses.
No podía fracasar el intento de los dos colosos y Francia, Inglaterra, Bélgica, Holanda,Portugal y España perdieron sus colonias y, desde entonces, alcanzaron cotas de prosperidad para sus ciudadanos que nunca hasta entonces habían conseguido.
En los nuevos paises independientes, sin embargo, el bienestar de sus pueblos se ha degradado progresivamente y, medio siglo después de su independencia, es menor que cuando los administraban las potencias coloniales.
Si hubiera una única excepción a esa regla general aceptaría feliz mi error y me alegraría de que la independencia haya contribuido a la felicidad de los pueblos antiguamente colonizados.

martes, 28 de octubre de 2008

DEPRESIONES POLITICAS

Los responsables de verificar las causas de la baja de los trabajadores por cuenta ajena no se enfrentan, como temían, a una epidemia de fraudes.
Los motivos de su baja son genuinos, pero el absentismo laboral sigue aumentando.
Todos, con rara unanimidad, aducen una abismal depresión como razón de su incapacidad laboral transitoria, pero nadie acertaba a explicar de forma convincente el origen de su abatimiento.
El misterio lo ha resuelto el Gabinete de Altos Estudios del Espíritu (AEDE), regentado por el doctor Lionel Agretti, egresado de la Escuela Superior de Trastornos Espirituales,(ESTE), de Avellaneda, Buenos Aires, en la República Argentina.
El eminente científico, en su informe, llega a la conclusión final de que "la apatía que acusan los sujetos estudiados la origina su melancolía en grado crónico ante su manifiesta incapacidad de influir en las condiciones de su entorno".
--"Ché, si está"--protestó Agretti ante el desconcierto del máximo reponsable político cuando leyó su informe--"meridianamente diáfano".
En la versión de Pemán de la Antígona de Sófocles, Creonte dice: "busca un culpable que, si no lo eres tú, te sustituya". Los trabajadores han encontrado en su depresión el chivo expiatorio del estado catatónico en que han caido.
Y explicó:
En la dictadura, bastaba culpar a Franco para quedar absuelto de los males del entorno. La culpa era toda del Dictador porque mandaba en todo sin que los mandados pudieran impedir sus fechorías. Pero, ¿qué ha cambiado con la democracia?
--Que los gobernados no solo son cómplices--respondió a su pregunta retórica--de las trapisondas de los que ha elegido, sino los verdaderos culpables, por haberlos encumbrado.
Si la primera o la segunda vez que acudió a las urnas se equivocó, su error pudo achacarlo a caprichos del destino pero, ¿qué le ocurre al votante cuando comprueba que ninguno de los que votó hizo lo que de él esperaba, una vez en el poder?
Inevitablemente, descubre su ineptitud para escoger gobernante, la principal virtud de la democracia y la justificacion del Dictador para mantener su dictadura.
A la dictadura no quiere volver y en la principal responsabilidad de la democracia ha fracasado.
Resultado: la depresión que lo obliga a solicitar y obtener la baja laboral.

lunes, 27 de octubre de 2008

ENVIDIA SUICIDA

Coinciden los que de medicina saben en que, cuanto más precoz sea el diagnóstico de una enfermedad, más probabilidades tiene el médico de curar al enfermo.
Los tertulianos radiofónicos, los contrincantes en debates televisivos y otros acreditados expertos en auscultar la evolución de los acontecimientos mundiales, coinciden también en el diagnóstico del enfermo que les preocupa: el mundo.
Y ninguno de ellos discrepa de que el mundo está enfermo, de que su dolencia más acuciante es la economía ni de que la evolución de la enfermedad ha entrado en una fase grave.
De la gravedad del enfermo es un indicio que hayan sido convocados precipitadamente a una sesión clínica en la capital del mundo los 20 especialistas de mayor prestigio de la humanidad.
Pero son reacios a que se les una el que, de entre todos ellos, mayor sagacidad y diligencia demostró en el diagnóstico.
Desde la pasada primavera, cuando todos insistían en que el mundo estaba más sano que una pera, el ahora postergado los alertaba avisándoles de que la crisis no solamente era patente, sino grave.
Lo acusaron de alarmista, de demagogo y como afirmaba que la crisis afectaba al mundo entero, no lo tacharon de antipatriota, sino de inhumano.Otros decían que su advertencia no tenía más fundamento que el de conseguir ventajas políticas y electorales.
Los colegas del sagaz precursor del certero diagnóstico de la enfermedad del mundo admiten a regañadientes ahora que tenía razón, pero mantienen la contumacia y no lo invitan a la sesión clínica de Washington.
No hay razones objetivas para esa exclusión, por lo que habría que achacarla a ruines resentimientos individuales y a su temor a que, si en las fotos que se publicarán y en los reportajes televisivos que darán cuenta de la reunión aparece entre ellos, el mundo entero apreciará su superior jerarquía y, en comparación, la insignificancia de los demás.
No lo invitan a que asista a la reunión de Washington, simplemente, por envidia.
Pero si ese sentimiento mezquino prevalece sobre la necesidad de contar con sus guía para el tratamiento de la enfermedad, que fué el primero en diagnosticar, el mundo está en peligro de muerte.
Y todo por la cochina envidia. Por una envidia suicida.

domingo, 26 de octubre de 2008

SEGUIDILLAS DE LA RISA Y EL LLANTO

La A-431, que une Córdoba con Sevilla, bordea las lomas de Sierra Morena siguiendo el curso del Guadalquivir por su margen derecha.
Al llegar a un nudo de reciente trazado que regula los accesos al nuevo y airoso puente de Palma del Río, sale a la derecha la CO-140 que lleva a Hornachuelos.
A un par de kilómetros de su arranque, e inmediatamente después de salvar las vias del AVE, nace un camino asfaltado que pasa por el cortijo de La Higuera, corre paralelo a un canal de regulación, deja atrás la presa de derivación de El Retortillo y, en el cortijo de Malapié, se topa con la carretera de Peñaflor a La Puebla de los Infantes.
Si hace ese recorrido al atardecer de un día de primavera, merece que pare el coche, encianda un cigarrillo, lo fume despacio sentado en la cuneta, mire y escuche.




En las lomas opacas
del campo en sombras
cogujadas medrosas
sus ducas lloran
y oculta en el secereto
de las acacias
insensible a ese llanto
la mirla canta.
Bajo el palio turquesa
del mes de mayo
hay lamentos y risas
de amor, mezclados.
Como nacen los cardos
en los senderos
y sus púas cobijan
la flor del trébol,
alegría y tristeza
trenzan las coplas
que en mi tierra lejana
del ansia brotan.
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sábado, 25 de octubre de 2008

PRODIGIO EN CORDOBA

Este esforzado cronista sabe que, a pesar de sus muchos méritos, su demanda de una estatua será inútil por culpa de la pertinaz sordera de la Humanidad.
Como contraste, y a pesar de su ruindad, Dios lo premió con tres hijas (Belén, Verónica y Rocío) y, hasta ahora, con cinco nietos (Miguel, Sofía, Juan, Pablo y Victoria). Sin merecerlos y sin pedirlos, son los mejores monumentos. Por eso cree más en la misericordia divina que en la justicia humana.
Los fines de semana, desde hoy, el blog se dedicará a la poesía. Abrel el soneto de alejandrinos--privilegios de la primogenitura-- de Belén.







Eran de oro y sangre en el Alcázar los rosales.
Los naranjos del patio umbroso, en la Mezquita,
enjoyaban de hojas de severa malaquita
el globo sombrío de sus copas ancestrales.
En su íntimo ovillo de calles medievales
sueña muda la judería sueños semitas
y un tenue aroma de albahaca excita
el desvelo sensual de doncellas virginales.
La Córdoba ayer mora y judía, hoy cristiana,
que el Gran Río cercena en campiña y en serrana
perfumó con su fragancia tu primer aliento.
En tu cuna, me busqué en ti, y presentía
las venturas que anunciaba ya tu nacimiento:
heraldo de Victoria, Miguel y de Sofía.

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viernes, 24 de octubre de 2008

CUENTO SOBRE EL ORIGEN DEL ESTADO

Menos el de El Vaticano, todos los estados que cuentan algo son pluriurbanos lo que quiere decir, para entendernos, que su soberanía abarca a más de una ciudad.
Excepto los de Extremo Oriente, que están demasiado lejos, tienen todos el mismo origen y, hasta los de Asia se han formado de la misma manera.
Fue así:
Cuando el Imperio Romano se derrumbó, la cohesión que lo aglutinaba se disolvió y, salvo remedos efímeros de autoridad cosmopolita visigoda, el poder residual del estado quedó encerrado entre las murallas de las ciudades.
Eran las ciudades-estado.
Fuera de las murallas, eran los Dick Turpin, los Robertos de Langley, los José Marías “Tempranillos” y sus cofrades los que mandaban y se buscaban la vida quitándosela, junto a lo que acarreaban, a los que se aventuraban por su territorio.
Así que los que mandaban en las ciudades-estado, para proteger a los turistas, comerciantes, peregrinos y otros insensatos empecinados en ir de una ciudad a otra, tuvieron que organizar cuerpos armados que, durante el camino, los protegieran de los bandidos.
Esos escoltas comisionados por las ciudades fueron ensanchando su señorío a lo largo de los caminos, las ciudades formaron alianzas y acabaron controlando los territorios de lo que, con el paso del tiempo, llegaron a ser los estados que hoy conocemos por tales.
Así, poco más o menos, se formaron los actuales estados europeos. Los de América, Africa y Medio Oriente son imitaciones más o menos conseguidas de los de las metrópolis de las que fueron colonias.
Para la palabra “estado” hay definiciones que abarcarían un libro más gordo y casi tan disparatado como “El juego de Angel” así que, para no complicarnos la vida, digamos que el estado es el conjunto de los órganos de gobierno de los habitantes de un país soberano.
Aquellas patrullas armadas de la Edad Media, que fueron la primera piedra de las catedrales góticas en que han degenerado los actuales estados,todavía perviven, y su misión sigue siendo la de proteger a los viajeros que van de una ciudad a otra.
Ya los turistas, comerciantes y peregrinos no temen a los bandidos que puedan asaltarlos en su camino, sino a los agentes que el estado organizó para protegerlos. Y con razón:
Entre unos y otros se libra la guerra perenne entre la coraza y la flecha. La flecha son los radares de los que se sirven los policías para multar a los viajeros y, las corazas, los sofisticados aparatos de los viajeros para detectar y eludir los radares.
Si el estado se gastara en mejorar las carreteras una parte ínfima de lo que recauda por impuestos de combustible, matriculación, y otras gabelas que gravan a los automóviles, no tendría que castigar con multas a los automovilistas.
A lo mejor no invierten en carreteras para poder seguir poniendo multas.
Y los habitantes del estado, con carreteras adecuadas a los vehículos que conducen, se ahorrarían vidas y dinero, que podrían emplear en erigir alguna que otra estatua.

jueves, 23 de octubre de 2008

CAPRICHOS DEL DESTINO

Para los políticos, el individuo que no es de izquierdas, es de derechas.
Para los racistas, el que no es blanco, es más o menos negro.
Para los futboleros de Madrid, el que no es del Real, es del Atlético.
Para los futboleros sevillanos, el que no es del Sevilla, es del Betis.
(En éste caso hay que puntualizar que ésta es una distinción excesivamente simplista porque el bético, por su sobriedad en gestos, palabras, atuendo y comportamiento es la plasmación de la perfección a la que aspira la humanidad)
Para los estudiosos de la conducta humana, el que no es determinista, es voluntarista.
Los deterministas creen que son circunstancias que escapan a su control las que rigen los actos del hombre, mientras que, para los voluntaristas, la fuerza de la voluntad humana se impone a las circustancias y determina su actuación.
Serán galgos o serán podencos, pero no hay duda de que son perros, probablemente mestizos de las dos razas caninas.
Hay ejemplos en la historia para todos los gustos:
Ignacio de Loyola hubiera conseguido ser el caudillo militar a que aspiraba si la bala del cañon franco navarro que el 20 de mayo de 1521 le hirió las piernas en Pamplona no hubiera cambiado su destino para convertirlo en el azote de Lutero.
En el destino de marino mercante que se había trazado Pedro Alvares Cabral, y que acabó pasando a la historia como descubridor de Brasil, intervinieron varios factores determinantes.
Alvares Cabral siguió el consejo de Vasco de Gama de derivar al oeste para evitar calmas y tempestades cuando se dirigía a extremo oriente y, lo más importante, tomó posesión en nombre de su rey de la tierra que descubrió llamada posteriormente Brasil.
Nada de eso le hubiera valido, sin embargo, sin la ayuda inesperada de que a Vicente Yánez Pinzón, que poco antes había desembarcado en las mismas playas, se olvidara de reclamar la soberanía para su rey.
Los que lo conocieron en Norfolk el 29 de Septiembre de 1758 ya se percataron de que aquél recién nacido se proponía ganar la batalla de Trafalgar, pero lo que ni Horatio Nelson ni nadie sospechaba era que, además de la fama, la recompensa del logro de su objetivo vital sería la muerte.
Otro que durante muchos años desesperó de alcanzar el fin de sus esfuerzos fue el general Castaño, que desde que participó en la expedición española contra la soldadesca republicana francesa en 1793 se había trazado como meta ganar la batalla de Bailén.
Hasta que se firmó el tratado de Fontainebleau 14 años más tarde su objetivo parecía una quimera, porque los soldados de Napoleón no se acercaban por España.
Pero gracias al tratado, el ya emperador mandó a Junot y sus muchachos a la Península Ibérica, sin sospechar que, un año más tarde, un tórrido día de Julio, los esperaba Castaño entre Andujar y Bailén.
Deterministas o voluntaristas, todos ellos tuvieron la recompensa de una estatua.

miércoles, 22 de octubre de 2008

LA PLATA ARGENTINA

Por lo que los noticieros dicen y los periódicos publican, algo ha debido pasar en Argentina que no tiene nada que ver con el fútbol.
Si no es con el balompié, y habiendo ocurrido en Argentina, nombre derivado de la palabra latina que significa plata, puede que sea cuestión de dinero, que en el lenguaje coloquial de aquél país se conoce por plata o guita.
Por el jaleo, llamado allí quilombo, que se ha organizado, apostaría a que es una reedición de episodios similares anteriores, en los que los gobernantes argentinos han acumulado gran pericia.
Y es que los habitantes del gran país del cono sur americano tienen la rara debilidad de escoger para que los gobiernen a habilidosos prestidigitadores que, por arte de birlibirloque y ante la atónita mirada de sus conciudadanos, hacen desaparecer periódicamente toda la mucha plata, dinero o guita acumulada en las arcas públicas.
Que nadie piense que los argentinos son tontos ni, como ellos dicen, boludos. Todo lo contrario.
Prueba irrefutable de su inteligencia es el talento que cualquier otro pueblo tendría que derrochar para acometer la hazaña inaudita que ellos consiguen sin aparente esfuerzo: arruinar un país de tan inagotables riquezas naturales como las de Argentina.
Como colectivo humano, que dirían los finos, los habitantes de Argentina son también envidiables: seguramente habrá allí labradores, zapateros, albañiles o panaderos, pero yo no he conocido ninguno, y he conocido a muchos argentinos.
Todos ellos son, por lo menos, sociólogos, psicólogos, periodistas, filólogos, cantaautores, mimos o escultores.Allí no se remienda de viejo y hasta el más tonto hace relojes.
La profesión más extendida en aquél país, y que ejercen impecablemente cuando residen fuera de él es la de argentino y todo ciudadano de aquél pais, sobre todo si es de Buenos Aires, es un argentino profesional.
Cuando un argentino pone pié en una empresa de un país extranjero, no es más que una avanzadilla de los compatriotas que lo seguirán y, aunque entre ellos sea habitual el navajeo, frente a los no argentinos actúan como una masonería o una secta.
El argentino, consciente de su superioridad, es condescendiente y protector cuando se refiere a sus vecinos continentales y no se percata del ridículo que hace cuando, como en España le ocurrió a un actor de aquél país que había escapado de uno de los fracasos colectivos de Argentina, amonestó a los españoles para que imitaran en unas inminentes elecciones españolas la opción política que a él lo había llevado a su cómodo exilio.
Hay argentinos a los que, a pesar de todo, les han erigido estatuas.

PASEO MATUTINO

Antes de la guerra había que madrugar, conseguir visados y disponer de un fajo apretado de míticos dólares para poder viajar.
Por eso, solamente los ricos audaces eran sabios y, el resto, teníamos que resignarnos a nuestra ignorancia, porque de todos era sabido lo mucho que se aprende viajando.
Con el microondas, la búsqueda infructuosa de un canal de television interensante y el cambio climático eso ha cambiado y, para viajar, no hace falta más que conocer el idioma de los nativos.
Te puedes despertar a las diez de la mañana como todos los días, hacer tus abluciones matutinas, fumarte un par de cigarrillos después del desayuno, comprobar que el cielo promete la lluvia que no cae, darte un garbeo por el mundo y, a mediodía, estar de vuelta en casa para el cocido y la siesta.
Acabo de regresar de ese paseo y, aunque el tiempo invertido haya sido poco, me parece que menor ha sido el provecho. Pero no he tenido que madrugar y no me ha costado ni un duro.
Desde hace unos meses, es inútil evitar contagiarse de la histeria en que la conocida por crisis asola al mundo; para no hablar por boca de ganso, mejor investigar directamente el lugar donde la epidemia surgió y cómo ha evolucionado desde entonces.
Animado por ese propósito, salí esta mañana hacia California y llegué a Los Baños, en el Valle Central, cuando allí eran las tres de la madrugada. Se dice que fué en esa ciudad dormitorio donde, inesperadamente, se detectó la súbita bajo del precio de las viviendas compradas con garantías hipotecarias excesivamente benévolas, que disparó la turbulencia financiera y económica que afecta a todo el mundo.
Aunque lo intempestivo de la hora me exponía a que me recibieran a tiros, llamé al timbre de una casa y me abrió un hombre de mediana edad, de mirada desencajada, que se identificó como Bill Knoff, pintor de brocha gorda.
"No se preocupe"--me tranquilizó--"estaba acostado pero no podía dormir".
El motivo del insomnio del pintor, naturalmente, era la crisis. Hacía cinco años que se había comprado la casa y tres meses que no podía pagar la hipoteca. Una noticia buena y otra mala lo tenían desvelado.
La buena era que el pasado septiembre,la compraventa de casas había aumentado un 65 por ciento respecto al mismo mes del año anterior, el del origen del problema.
La mala era que el precio medio de compraventa el mes pasado había bajado un 66 por ciento en relación con el año anterior y lo que le quitaba el sueño era que, si vendía su casa a los precios actuales, no tendría ni para cancelar lo que le quedaba de hipoteca y tendría que resignarse a perder lo que ya había pagado.
Me despiudió con un bostezo y, de vuelta a casa, me paré en Nueva York y, en Brooklyn, me topé con José Luis Hernandez, un chef de restaurante de origen mexicano que, centavo a centavo, había conseguido ahorrar cien mil dólares que, como pago inicial que complementaría con una hipoteca, le permitiría ser propietario de un apartamento.
Pero el chef seguía siendo inmigrante ilegal por lo que carecía de la tarjeta de la seguridad social, cuyo número exigiían ahora los bancos para concederle la hipoteca porque, como los gatos escaldados huyen del agua fría, los banqueros ya no se conformaban con el número de identificacion de contribuyente, con el que Hernandez se ha estado bandeando hasta ahora.
Sin regularizar totalmente su situación en Estados Unidos, Hernandez seguirá sin poder ser dueño de la casa en que viva.
Agobiado por tantos sinsabores lejanos, paré en Portugal, el zaguán español, desconfiando ya de encontrar alguna noticia menos mala, pero me equivoqué.
Aunque parezca inaudito por el tópico carácter taciturno que atribuimos a los portugueses, descubrí un tenue brillo de optimismo: estaban contentos porque vendían en los mercados españoles las setas que recogían en sus bosques a un precio superior en un 65 por ciento al que se las compraban en Portugal.
Y los portugueses, que siguen sabiamente convencidos de que de España no deben esperar "nem bon vento nem bon casamento", estaban contentos porque obtendrán en España más euros por sus cogumelos.
Al fin una nota de optimismo.Por menos que eso, a algunos le han levantado una estatua, y hasta ecuestre. No pido tanto, pero por lo menos espero un trato de igualdad, y la libertad para pedirlo.

martes, 21 de octubre de 2008

TARJETA DE VISITA

Todo equilibrio entre fuerzas dinámicas opuestas es inestable por naturaleza e, inevitablemente, acaba por romperse.
Con la perogrullada anterior rompo conscientemente la armonía que, hasta este momento, existía entre autores y lectores de blogs. Entre los segundos me encontraba y, a partir de ahora, me sitúo entre los primeros.
En ese cambio ha sido decisiva la generosidad de tres de mis pocos amigos y la fuerza fatal y creadora de mi envidia, que me impide resignarme a ser menos que ellos.
Identifiquemos a los responsables: Manuel Molares, creador del blog "Crónicas Bárbaras", Francisco Rubiales, responsable de "Voto en Blanco" y Juan Pedro Quiñonero que, desde su refugio de París, perpetra "Una temporada en el infierno".
La de los dos primeros ha sido una responsabilidad meramente subsidiaria, porque se limitó a animarme a crear mi propio espacio, pero la de Molares ha sido complicidad activa ya que, de hecho, mi única participación hasta este comienzo de la empresa ha sido la de redactar las frases que anteceden.
En su pecado de ingenuidad tendrán la penitencia de la pérdida de lectores que voy a arrebatarles despiadadamente. Antes comparto las caricias de la mujer que amo que el fervor de un lector.
Avisos a los incautos que pierdan su tiempo leyéndome: si yo fuera uno de ellos, desconfiaría de mis opiniones como Satanás del agua bendita porque ni yo mismo estaré convencido de la fiabilidad de lo que escriba, aunque parezca tan persuadido como un tertuliano radiofónico.
Como los ojos de la musa de "El Son de la Negra", advierto que las cosas que lean en esta columna no son más que hojas de papel volando, filigranas verbales para seguir con curiosidad como una diversión gratuita y efímera.
"Entre Andorra y Gibraltar", el título, es un artificio para eludir la palabra España, el espacio geográfico,la síntesis de emociones, la épica histórica y la indestructible certeza de futuro que compendia para el autor el nombre de su patria, a la que algunos españoles a su pesar se niegan a reconocer como tal.
Entre Andorra y Gibraltar y en la periferia todavía más española si cabe de Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla,ocurrirán los hechos que originarán los comentarios del columnistas que,por si fuera poco, se atreverá también a opinar sobre lo que ocurra en el resto de un mundo privado del privilegio de ser español.
¿Y de qué opinará?
Naturalmente, de todo porque si su ignorancia es enciclopédica, su osadía es ilimitada. Tanto sabe de cambios de trayectoria de vehículos espaciales impulsados por combustible nuclear como de los misterios de la redención. Nada.
Periodicidad: la que Dios y la inspiración quieran porque el autor lleva ya años libre de la tiranía del reloj y no vuelve a su esclavitud ni a cambio de la mayor recompensa, que sería la promesa de que le erigirán una estatua en cuya base se meen los perros y a cuya sombra se metan mano los impacientes lascivos.
Como nada les pienso cobrar a mis hipotéticos lectores, tampoco creo que se atrevan a exigirme nada.
El autor anda, además, empecinado en pasar de novelista novel a escritor reconocido, y esa manía también exige dedicacion. La columna se renovará, pues, no antes de lo que se pueda.
Otra amenaza: además de la prosa, el autor también se atreve a destrozar el verso y sus nueve arrobas de peso lo acreditan como agradecido comensal y esforzado cocinero. Irán, pues, versos en estrofas clásicas con su ritmo, su rima y todos sus aditamentos, además de incursiones culinarias en la columna.
Como verán, será tarea para un humanista completo, una reencarnación de aquellas enciclopedias con piernas del renacimiento que tan pintiparadas quedan ahora en forma de estatuas.
En la próxima, entraremos en materia. Miguel Higueras.