martes, 30 de diciembre de 2008

BUSH Y LOS PROGRES

Hay que ser paciente y no agobiarse si, por mucho que nos empeñemos, no logramos lo que intentamos conseguir.
Porque, cuando menos se espera, salta la liebre.
Si alguien discrepa de esa perogrullada, que acuda en busca de guía a Sir Isaac Newton, del que las malas lenguas dicen que ha sido el mayor sabio de la historia.
El todavía relativamente desconocido Newton andaba cabizbajo, taciturno y melancólico porque no acababa de descubrir, como pretendía, la ley de la gravedad. En ese estado, se tendió debajo de un árbol, con tan buena fortuna que precisamente de ese árbol saltó la liebre.
--“Oiga, no diga barbaridades”—protestará el disidente crónico—“que las liebres no son monos para que trepen a los árboles”.
En efecto, ha sido un suponer, como si dijéramos un quid pro quo, un símil, una analogía. La liebre del árbol, que resultó ser un malus domestica, conocido vulgarmente por manzano era, naturalmente, una manzana.
--“Tate frate”, dicen que exclamó sorprendido Sir Isaac cuando se repuso de la inesperada agresión.
Inmediatamente, porque además de reflexivo era diligente, puso a funcionar su cerebro y, poco después, halló la respuesta que ya desesperaba encontrar y que plasmó en la fórmula:
m1 m2
F=-G----------
r2.
---“Acabo de inventar”—dicen que dijo todavía incrédulo, ” la ley de la gravitación universal ”.
Tan deprimido y desesperanzado como don Isaac antes del manzanazo andaba yo, y con mayor motivo que el sabio porque, lo que a mí me quitaba el sueño no era una fruslería como la que a él lo preocupaba, sino por qué a los progres les entraba sarpullido nada más escuchar el nombre de George Bush.
Mi manzano fue The Wall Street Journal y la manzana que, al caer sobre mi frente abrió mi entendimiento, la columna de ayer de Karl Rove.
Hasta que el 31 de Agosto de 2007 dimitió por motivos personales, Rove pasaba por ser el presidente en la sombra en la presidencia de Bush y, además del asesor de su mayor confianza, uno de sus mejores amigos personales.
Decía ayer Rove que Bush simultaneaba su trabajo con la lectura y que, en sus ocho años en la Casa Blanca, ha leído varios centenares de libros, desde novelas a ensayos históricos o biografías.
El año 2006 leyó, según su amigo y consejero, 95 libros, 51 en 2005 y en lo que llevamos de 2008 y hasta la semana pasada, 40.
Uno de los que leyó en esos años, según Rove, fue “La guerra civil española” de Hugh Thomas. Comenta en su columna el ex asesor y todavía amigo de Bush: “Si se hubiera frenado a Hitler y Mussolini en España, cuántas desgracias se habrían evitado. Sustituyan Irak por España y entenderán mejor la preocupación del presidente por la seguridad mundial”
Tan milagroso como el manzanazo que abrió las entendederas de Newton ha sido para mí la lectura de la columna de Rove:
A los progres irredentos los enerva Bush porque, al contrario que ellos, tiene el vicio de leer y la virtud de no fiarse de tiranos como Sadam Hussein, reencarnación del José Stalin aliado por acción de Hitler para desencadenar la segunda guerra mundial, y por omisión para que la República perdiera la guerra de España:
¿Qué exagero? Lean “Yo fui un ministro de Stalin”, de Jesús Hernández, uno de los dos ministros comunistas en los gabinetes de Largo Caballero y Juan Negrín.

lunes, 29 de diciembre de 2008

HUITZILOPOCHTLI COMO MODELO

En el arriesgado estudio de los mamíferos de la fauna política es imprescindible analizar meticulosamente sus comportamientos para clasificarlos adecuadamente.
Si se les cataloga por su dieta, todos sin excepción son caníbales antropófagos , aunque se subdividan en depredadores, si cazan y matan a sus presas, o carroñeros si se alimentan de cadáveres en cuya muerte no hayan participado.
Naturalmente, no es imprescindible que, para imponerse a sus adversarios los maten, ni siquiera que se los coman, aunque políticamente ya estén muertos.
Lo que define como caníbal antropófago al político actual es que se nutre de sus congéneres para prolongar su propia vida en la política.
Más o menos, y echando mano de un mito con el que todos estamos familiarizados, los políticos de ahora siguen el rumbo de Huitzilopochtli, degradado al mote de Huichilobos por Bernardo de Sahagún o Bernal Diaz del Castillo, el ex soldado y reportero de la conquista de la Nueva España, conocida hoy por México.
Huitzilopochtli fundó Tenochtitlan antes de que lo elevaran a los altares como segunda deidad mexica, solo inferior en rango a Tlaloc, dios de la lluvia y la fertilidad.
El en altar de Huichilobos, en el que se le adoraba como dios de la guerra, los sacerdotes abrían el pecho de los enemigos, cautivos en las guerras de las flores, con un cuchillo de obsidiana y ofertaban la sangre y el corazón de la víctima para que prolongara la gloria y la vida del dios.
Era razonable el sacrificio y bien fundamentado teológicamente, ya que iba destinado a prolongar con la vida del sacrificado la perennidad de Huichilobos, mucho más necesario para la comunidad que los anónimos descorazonados.
Gran día aquél de 1520 en que Tonatiú Alvarado trepó espada en mano por las empinadas gradas del templo de Huitzilopochtli, derribó el ídolo y puso fin a tan cruentos sacrificios.
Fue uno de los momentos cenitales del progreso de la humanidad hacia prácticas más misericordiosas de entender la política.
Afortunadamente, los políticos de hoy no reclaman la sangre ni la vida de sus adversarios para perpetuar su propia vida.
Se conforman con el prestigio de los que se le oponen para eternizar su propio prestigio.
Algo hemos ganado.

domingo, 28 de diciembre de 2008

NAVIDADES PERPETUAS

Se termina la melancolía programada y la buena voluntad obligatoria de estos días de amnesia del mañana con que nos atrincheramos en Navidad.
Pero el futuro de la Navidad llega en cuanto se pasa el mal trago de tragar las doce uvas sin atragantarnos y, cuando los barrenderos retiren de las calles los excrementos de los camellos de los Magos, se acabó mirar las musarañas que han sido las bombillas multicolores ornamentales.
Sin darnos cuenta, hemos dejado atrás la candidez de Diciembre para meternos en el hosco Enero, el de la cuesta empinada hasta en tiempos de bonanza.
No tiene que ser peor que otros Eneros y, si hemos de fiarnos de lo que en los últimos días del año han admitido los que tienen la responsabilidad de cuidar de nuestro bienestar, los meses venideros van a ser Navidades perpetuas.
Tenemos que confiar en que va a ser así porque el proveedor de los 17 Reyes Magos ha prometido que habrá mejores juguetes y regalos para todos.
Que nadie se preocupe, porque sobrará dinero para las familias (autonomías, regiones, naciones o como se quieran llamar), que hayan visto aumentar el número de comensales, y hasta para las que, además de en el idioma común, quieran mentir en otra lengua.
Si esas garantías las ha dado el que más manda, ¿por qué vamos a creer a los agoreros que avisan que el poco tocino que la tía María tiene es para ella?
Los que pronostican agravamiento de una crisis de la que todos hablan pero que nadie ha sufrido, aumento del desempleo, concesión con cuentagotas de créditos y estancamiento de la demanda intentan únicamente aguar una fiesta que a todos nos mantendrá, aunque no queramos, felices y contentos.
Contentos y felices vamos a estar todos porque todos vamos a escoger representantes que defiendan nuestros intereses en Europa con tanto acierto como los que defendieron la subvención al zumo de las naranjas, del que hablan, ríen y aplauden todos los cosecheros del Levante y el Valle del Guadalquivir.
Y a esa buenaventura, los afortunados habitantes de las provincias vascongadas y de Galicia añadirán la del privilegio de escoger a los que los representen en sus Parlamentos. ¿Qué más quieren?
Pues ni así estarán contentos y es que, como la historia nos enseña, la envidia y la tirria ciega a los gobernados cuando enjuician a sus gobernantes.
Los juglares tergiversaban la historia antigua como los periodistas—los juglares hogaño—truecan la actual.
Dicen que los castellanos, cuando veían al Cid camino del destierro, se lamentaban diciendo: “qué buen vasallo, si tuviera buen señor”, pero no reseñan lo que pensaba el rey Alfonso al contemplar la misma escena: “qué buen señor sería, si tuviera mejores vasallos…”
El mismo lamento, si su alma generosa no se lo impidiera, se les escaparía en un suspiro al gobernante con apellido de honrado artesano de la lezna y la chaveta por la mezquina crítica de los que tiene que gobernar.

martes, 23 de diciembre de 2008

PREGUNTA DE NAVIDAD

¿Y si lo que pasó hace dos mil años y pico hubiera ocurrido tal como nos lo contaron?

domingo, 21 de diciembre de 2008

SEGUIDILLAS DEL CORDERO Y EL LECHON


Corderillos lechales,
tiernos lechones,
cuando el tiempo se acerca
de los turrones
os llevan a la mesa
los comilones.
Navidad para muchos
es alegría
aunque a otros les cueste
perder la vida.
El lechón y el cordero
están ya hartos
de la suerte que tienen
en el reparto.
Porque todos los años
el gordo toca
a los que de su carne
llenan la boca.

sábado, 20 de diciembre de 2008

ENVIDIA Y CIEGO

La luz de la farola
que hay en tu calle
como luna se enciende
si al balcón sales.
Y el clavel escarlata
de tu ventana
palidece de envidia
al ver tu cara.
Como el sol señorea
el firmamento
si te veo distingo
donde está el cielo.
Y cuando no te veo,
por más que miro,
hasta al ciego más ciego
su vista envidio.
(Seguidillas)

viernes, 19 de diciembre de 2008

SADICO Y MASOQUISTAS

¿Qué turbia pasión inhibe la voluntad del que sabe que lo están volviendo a engañar y deja a su burlador que reincida en su falacia?
¿Por qué retribuye con tan pertinaz aversión la advertencia del que se empeña, infructuosamente, en prevenirlo del nuevo engaño?
¿En qué beneficia la mentira al tan reiteradamente burlado?
¿Es propio de la condición humana deleitarse cuando un contumaz desaprensivo traiciona su candor, o indica un desorden patológico?
¿Tan diabólica es la fuerza de la atracción del embaucador que ciega la razón del embaucado?
En la literatura amatoria abundan las obras dedicadas a exponer, analizar y diagnosticar las servidumbres del desvío que encadena fatalmente a amante desaprensivo y amado ingenuo.
¿Es posible que la ingenuidad individual de la literatura erótica subyugue de la misma manera a todo un pueblo?
Si así fuera, explicaría el desconcierto de los que se admiran de por qué los engaños del contumaz fullero siguen embrujando a los españoles.
Solamente el extraño hechizo que sobre ellos ejerce justificaría que aceptaran con el mismo fervor cuando propone negociar con terroristas o acabar con ellos.
O cuando niega la evidencia de dificultades para, sin transición, erigirse en adalid de su solución.
Con una fe tan ciega lo aplauden al poner en entredicho el concepto de nación, como cuando se proclama guía de la unidad nacional.
Una proposición y su contraria es imposible que tengan el mismo valor, por lo que alguna de ellas perjudica, necesariamente, a quien la asuma, y lo que perjudique seguramente será doloroso para quien lo sufra.
A quien disfruta al ser maltratado o humillado se le define como masoquista, y sádico al que goza causando dolor.
El sádico, imprescindiblemente, necesita la aquiescencia del masoquista para su disfrute y el masoquista solo goza si encuentra un sádico propicio a hacerlo disfrutar.
Es la conjunción perfecta. Los españoles somos afortunados.

jueves, 18 de diciembre de 2008

HOJARASCA QUE AFEABA LA HISTORIA

“Retiran de la plaza del Ayuntamiento de Santander la última estatua de Franco que quedaba en España”: (de los periódicos.)


Dentro de cien años, cuando todos seamos calvos, así será, más o menos, la Historia de España que estudien nuestros biznietos:
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Un amplio movimiento de reivindicaciones sociales, impulsado por el sindicato socialista UGT y enconado por huelgas y atentados al amparo de la anarquista “Confederación Nacional del Trabajo” (CNT), agitó España tras la primera guerra mundial.
Al descontento de los obreros, que se consideraban marginados de la prosperidad que la neutralidad en la Gran Guerra atrajo sobre la economía española, se sumó la protesta general contra los desastres militares sufridos en el Protectorado de Marruecos.
Un pronunciamiento militar, encabezado por el general Miguel Primo de Rivera y tolerado por el Rey, dejó en suspenso la Constitución y dio paso a la Dictadura.
En los tres primeros años del nuevo régimen se restableció la normalidad social, se puso fin a la guerra en Marruecos y un amplio programa de obras públicas impulsó un efímero período de bienestar.
Pero la crisis económica que se extendió por todo el mundo tras el hundimiento de la Bolsa en Estados Unidos en 1929, la proliferación de las críticas contra arbitrariedades del dictador y un renacimiento de la agitación social precipitaron la caída de la Dictadura.
A esos factores se unió la influencia del prestigio de una nutrida generación de intelectuales, desencantados con la Monarquía.
En 1931 se celebraron elecciones municipales y el triunfo en las ciudades de las candidaturas republicanas indujo a Alfonso XIII a renunciar al trono y expatriarse en Italia.
Desaparecía así la Monarquía que había sido el régimen bajo el que, durante dos mil años, se había gobernado España, excepto durante los 23 meses que duró la Primera República.
El autoexilio del Rey coincidió con el auge de los regímenes totalitarios, particularmente en Portugal, Italia, Alemania, Japón y la Unión Soviética y que, en 1939, provocó el estallido de la segunda guerra que asoló al mundo durante el siglo XX.
España se libró del conflicto, que terminó en 1945 con la victoria de los regímenes democráticos y con el de dictadura comunista de la Unión Soviética.
La Monarquía volvió a España en 1975, cuando las Cortes proclamaron rey al nieto de Alfonso XIII, Juan Carlos I, que tres años después juró la Constitución Democrática pactada entre todos los partidos, y aprobada con el consenso casi unánime de la población.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

DINERO FACIL

Uno de los misterios más indescifrables, de los muchos que todavía no ha sido capaz de desentrañar la mente humana, es por qué se quejan los pobres de serlo, si tan fácil parece hacerse rico.
Solo se necesita tener algo de lo que otro carezca y por lo que esté dispuesto a pagar lo que le pidan.
Como no me preocupa enriquecerme porque con lo que tengo me sobra para mis necesidades, que son prácticamente nulas, voy a darle una idea a quien suspire por tener mucho dinero y no se atreva a robar para conseguirlo:
No es, lo confieso, una idea original porque de ideas originales ando más escaso todavía que de dinero pero, como robar ideas no es todavía delito, confieso que la que voy a sugerir es robada aunque, como se la he quitado a un inglés, tendría cien años de perdón.
El inglés no es un hijo de la Gran Bretaña, sino uno de sus clubes de fútbol, el Portsmouh, que frotando con su piedra filosofal un producto por el que en Enero pagó cinco millones y medio de euros, se lo ha vendido al Real Madrid por 26.400.000.
El objeto de trueque, el mediocampista Lassane Diarra, tiene además un tobillo averiado pero ni el inglés ha ocultado su deterioro al venderlo, ni el español lo ignoraba al comprarlo. No ha habido engaño.
El Real Madrid, además, suele comprar futbolistas ya lesionados, posiblemente para que no desentonen con los que tienen en plantilla. No hay problema con la aptitud de lo que se les ofrezca.
Tampoco con la demanda, porque el Real Madrid lo compra todo, y más si se le sugiere que el Barcelona se ha interesado por la mercancía.
Es, pues, un negocio infalible y sin que suscite escrúpulos éticos. No se trata, como en los nefastos tiempos pasados del tráfico de seres humanos, en los que se vendían y compraban esclavos por menos de mil dólares.
Cantidades como las que hoy se manejan, aunque sea en transacciones que recuerden las de hace doscientos años, absuelven al que las gestione.

lunes, 15 de diciembre de 2008

BUSH: PEOR QUE EL ZAPATAZO

Ahora resulta que, aunque a George Bush le hubiera acertado alguno de los dos zapatos del telezapatazo del periodista moro, no hubiera sido lo peor que podría haberle pasado en el incidente de Irak.
Porque lo peor, por lo que parece, no pudo evitarlo pese a su rapidez de reflejos y a la envidiable condición física que evidenciaron las fintas del presidente norteamericano.
Lo más malo que podría haberle pasado, peor que el susto, peor que la descortesía, fue lo que le gritó el moro descalzo.
Que nadie crea que, por pudor se tergiversó en las televisiones occidentales la traducción de los improperios del moro porque, por desgracia, no se limitó a mentarle la madre sino que, de verdad, lo llamó perro.
Y ese, para un moro sensato y conspicuo como el que tanta ojeriza le demostró a Bush era, que nadie lo dude, el mayor insulto que su evidente rencor pudo haberle inspirado.
Porque el perro, según las enseñanzas coránicas, es un animal tan impuro que el creyente que se atreva a criarlo tiene garantizado el infierno.
“Todo aquel que tenga un perro, excepto para la caza o el pastoreo, verá su recompensa disminuida en un quiraat por día”.
Esa severa advertencia se atribuye al mismo Mahoma, según el docto Muslim.
Pero, ¿está permitido un perro guardián? “No está permitido, según la opinión más firme”, sentencia Ibn Quaadamah.
Todo perro es impuro, coinciden las corrientes saafita y hambali, aunque algunos sostienen que lo único impuro del perro es su saliva, pero no el animal en sí mismo.
¿Por qué? Porque el propio Profeta advirtió que “si un perro lame tu plato, debes arrojar todo lo que contenga y lavarlo siete veces”.
El jeque Muhammed Salih Al-Munajjidh, que ha estudiado concienzudamente el perro según el Corán y las enseñanzas coránicas, advierte: “es prudente que los musulmanes sigan rechazando a los perros, y más aún en estos tiempos en que muchos musulmanes adoptan los hábitos de los infieles”.
Así que George Bush se libró del zapatazo, pero no del peor insulto.

domingo, 14 de diciembre de 2008

EMPRESAS MIXTAS

Gran lección la que han dado a las derrochonas democracias neoliberales del mundo los gobernantes idealistas de Cuba y Venezuela, al comprometerse a unir esfuerzos en beneficio de sus pueblos.
Raul Castro, que como hermano ha heredado Cuba de Fidel, está de visita en Caracas para estrechar lazos con Hugo Chávez, empeñado en legar a su muerte la Venezuela de la que se apoderó a quien la obtenga en subasta.
Cuba sobrevive desde hace cuarenta años de la caridad—que se llamaba solidaridad socialista—de la extinta Unión Soviética y, desde que ésta quedó reducida a Rusia, de lo que le va sacando al venezolano Chavez.
Castro y Chavez, el mismo día de la llegada del cubano, firmaron acuerdos para crear empresas mixtas entre los dos países, en los sectores del petróleo y las comunicaciones.
No se ha detallado la aportación de cada uno para que puedan calificarse de mixtas las empresas que crearán, y los observadores conspicuos de la realidad actual y de la evolución previsible de Vezuela y Cuba han caído en un estado de perplejidad casi catatónica, por sus esfuerzos para develar el misterio,
Aunque la cubana es una sociedad cerrada y su Estado se protege de sus alevosos enemigos tras una cortina de impenetrable secreto, los observadores desconfían de los rumores que apuntan a que sus científicos han desarrollado tecnologías revolucionarias para la extracción y refinado de crudos.
Tampoco aciertan a vaticinar la aportación de Venezuela al sector de las comunicaciones, ya que depende de tecnología importada.
Un sagaz analista de la realidad de esos dos, y de otros países de la zona, sugiere que, en las empresas petroleras, Venezuela aportará el crudo, en parte refinado, para que Cuba lo consuma.
En cuanto a las comunicaciones, Cuba aportará el discurso ideológico que la empresa mixta, montada con capital venezolano, difundirá por todo el mundo.
Podría haberse esperado de regímenes como el bolivariano de Venezuela y el castrista de Cuba, que coinciden en apellidarse “revolucionarios”, que hubieran encontrado una forma más original de cooperación.
Porque, desde tiempo inmemorial, en el corrompido mundo capitalista, funcionan las empresas mixtas, aunque se las conozca por joint ventures, en las que cada uno de los socios comparte los riesgos de echarlas a andar y se reparten los beneficios.
Lo revolucionario del invento cubano-venezolano es que la pasta la pone únicamente Venezuela y la que se lo lleva calentito es Cuba.

COPLILLA DE CARNAVAL

Con tantas bombas que tiran
al mar los americanos
sanan todos los enfermos
y enferman todos los sanos.
Todo es por la bomba
por la bomba es
que el mundo se ha vuelto
que se ha vuelto el mundo
todo del revés.
Los mudos ya no son mudos
ni el formal tiene palabra
no tira la cabra al monte,
se tira el Monte a La Cabra.
Todo es por la bomba
por la bomba es
que se ha vuelto el mundo
que el mundo se ha vuelto
todo del revés.



(Incluidas en mi novela“El Viejo Río Grande”, editada por Almuzara, 2007 )

sábado, 13 de diciembre de 2008

VICTORIA Y LA LUNA LLENA

Dios lo creó todo y delegó en el hombre la responsabilidad cuotidiana de gestionar lo que había creado.
Tardó seis días en completar su obra y, el séptimo, dijo que descansaría.
Pero, como distraído, sigue pendiente del negocio.
Hay una tarea delicada para la que deja el trabajo de brocha gorda a hombres y mujeres, pero se reserva la pincelada del acabado: los niños que han de nacer.
Como algunos artistas se inspiran en la música para sublimar su arte, a Dios le gusta idear un día tibio de otoño, en el que la brisa perfumada por el maduro aroma de los bosques pula con oro viejo el brillo amable del sol, para ensimismarse en supervisar a los futuros recién nacidos.
Hay veces en las que,mientras lo hace,hasta tararea la sinfonía sexta en Fa Mayor, conocida como la “Pastoral” de Beethoven.
En una de esas ocasiones dio su aval a una niña, a la que sus futuros padres llamaron Victoria, mi nieta.




Pidió a Dios la luna llena
que le prestara un espejo
por saber si era tan bella
como la cantan los versos.
Le dijo Dios: en Victoria
encontrarás tu reflejo,
una copia de la imagen
que me sirvió de modelo
cuando te puse en la noche
como joya de mi cielo.
Se vió en Victoria la luna
como a sí misma. Por eso
quiso hundirse en los dos lagos
de sus ojos verdinegros
y agradecer con sus labios
la dicha de aquel misterio.
Se gustó en aquella cara
que el rubor de algún lucero
nimbaba en polvo de plata
en el negro firmamento.
Se enamoró de la luna
la Luna Llena del cielo.
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viernes, 12 de diciembre de 2008

CUIDADO CON LA TELE

“Disturbios en Madrid y Barcelona por la muerte de un joven en Grecia” (De los periódicos).





Algo tendría de especial el muerto, la causa de su muerte o la circunstancia en que se produjo para que, precisamente la de ese joven y no la de cualquier otro de los muchos que mueren en Atenas, provoque disturbios en ciudades de un país tan lejano de Grecia como España.
Enfrascado en desentrañar la relación entre el suceso de Atenas y la erupción de sarpullido que alteró la placidez de las dos mayores ciudades españolas, me vino a la memoria lo que un día me contó mi amigo Leonid Maximenko.
Se remontan esos recuerdos a los viejos buenos tiempos en los que a la Unión Soviética todavía le quedaba casi un cuarto de siglo para verse reducida a Rusia.
Tiempos, pues, en los que los soviéticos sabían que los malos eran Estados Unidos y sus aliados y Estados Unidos y sus aliados estaban convencidos de que los malos eran la Unión Soviética y sus satélites.
Coincidí con Maximenko en un país latinoamericano en el que residía bajo la tapadera de Corresponsal de la Televisión Soviética, aunque nunca nadie supo que hubiera enviado ninguna crónica ni nunca fue tan indiscreto como para dejarse ver filmando con una cámara.
Los otros cuatro corresponsales— dos de TASS, uno de Pravda, y el ayudante de Maximenko—evidenciaban, por la prontitud con que seguían sus indicaciones, la autoridad que le reconocían.
Mi amigo Maximenko, que era un gran cínico porque era comunista, o que era comunista por ser un gran cínico—fue y volvió de vacaciones a la Unión Soviética.
El Gran Jurado acababa de corresponsabilizar a Richard Nixon por su implicación en lo de Watergate, su caída parecía cada vez más probable y los pacifistas antivietnam matizaron sus manifestaciones centrándolas en la exigencia de destituir al presidente.
Los responsables de la televisión soviética decidieron que, para que sus adoctrinados se fueran haciendo a la idea de la caída de Nixon que ya se presagiaba, convenía incrementar la difusión de esas manifestaciones, pero haciendo hincapié en su motivación antibelicista y minimizando lo del Watergate.
A su vuelta de vacaciones, Maximenko me contó que pronto se dieron cuenta de su error los dirigentes de televisión y redujeron la cobertura.
--“Claro”,--lo comprendió mi mente cándida—“porque la protesta era sobre todo por lo del Watergate”.
Ese no era el error, según mi amigo porque, ¿cómo iba a comprender el televidente soviético, habituado a la eliminación física del que el mandamás sospechara que se le oponía, que echaran a Nixon por una pendejada como espiar a sus adversarios?
La equivocación era—me aclaró-- el despliegue de imágenes de jóvenes norteamericanos a los que sus coetáneos soviéticos envidiaban porque podían enfrentarse a la policía.
El transmisor del contagio de la sarna de Atenas a los focos de sarpullido detectados en Madrid y Barcelona, pues, ha sido la televisión. Misterio aclarado.

jueves, 11 de diciembre de 2008

NOS HA TOCADO HABLAR DE DEMOCRACIA

Es cierto que la boca del ingenuo habla de lo que abunda en su corazón pero, como los cándidos escasean más que los créditos bancarios, parece todavía más cierto que solemos presumir de lo que carecemos.
Por eso, y aunque no sea el pueblo el que gobierne sino contra el que se gobierna, la palabra democracia se ha fijado en los labios del pueblo como el rouge en los de una cupletista.
Aparte de pagar impuestos, multas y otras gabelas, ¿qué otra participación tiene el pueblo en el gobierno de la nación?
Se supone que la democracia es algo más que echar periódicamente un papel en una urna para escoger entre candidatos en cuya selección no se ha tenido arte ni parte.
El pueblo gobernaría de verdad si pudiera decidir el destino que los gobernantes dan al dinero que le extraen para que contribuya a mantener la onerosa carga del Estado.
Si se quiere una democracia real, transformemos la utópica actual de votantes en una racional de contribuyentes.
Medios hay para hacerlo, si quienes mandan permitieran que cada ciudadano se beneficiara de los servicios por los que quiera contribuir a los gastos del Estado, y renunciar a pagar servicios que no necesite o de los que no quiera disfrutar.
¿Estamos dispuestos a aumentar los gastos de elevar a siete mil los 3.000 militares actualmente destinados a conflictos en el extranjero, como blanco de armas contra las que les han prohibido usar las suyas?
El que estuviera dispuesto, que pague por ello y, al que no, que se le exima de costear ese servicio.
¿Quiero que parte del dinero que me detraen se gaste en pagar cuatro mil millones de pesetas por pintar el techo de un salón en el que no voy a sentarme, ni siquiera a ver?
Si alguien tiene ese capricho, que lo pague y, a lo demás, que se le deje ese dinero para que, si quieren, se lo gasten en tabaco.
¿Me parece bien que parte del dinero que gano trabajando se le done al cacique corrupto de un país remoto para que se compre una villa en la Costa Azul?
Los filántropos que quieran, que paguen esa filantropía y, los demás, que se gasten ese dinero en sus propios vicios y no en los de otro.
¿Por qué tienen que contribuir con sus dineros los maleducados que no necesitan costosas campañas de educación ciudadana, con las que no están de acuerdo?
¿Y por qué no subvencionan con su propio dinero, y no con el de todos, el derecho de los que quieren aprender una lengua resucitada artificialmente?
Además de la, a veces ineficaz representación del Estado en el extranjero, ¿por qué tienen que pagar la representación exterior de una comunidad autónoma los que no viven en ella?
Eso de que se paga con dinero de esa comunidad no es serio porque, ¿de qué servicio de los generales del Estado privan a los de esa comunidad para, en su lugar, pagar la enseñanza de un idioma y costear una representación exterior adicional?
Ordenadores y tecnología sobran para hacer de ésta una democracia de contribuyentes, que puedan decidir los servicios que del Estado esperan y que paguen por recibirlos.
Naturalmente, no se les permitirá alardear de haber patrocinado obras de arte, de redimir con la democracia parlamentaria a quienes la repudian, ni de contribuir a la sosegada meditación, lejos de su atribulada tierra, de caciques responsables de las tribulaciones de sus compatriotas.
Ese se parecería más que el actual a un Gobierno del pueblo por el Pueblo: igualdad de derechos para todos, y libertad de todos para renunciar a derechos que no les interesen.
Libertad e igualdad, dos de las tres patas del banco en que se asienta la democracia. La fraternidad, la tercera pata, es una entelequia solo apta para bautizar una ONG.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

PREOCUPACIONES FRIVOLAS Y OBSESIONES TRAGICAS

Que alguien con capacidad persuasiva contrastada me convenza de que el factor RH, como determinante de la superioridad racial, es un motivo serio de preocupación.
Suponiendo que lo logre, y que acepte que merece que se estudie con circunspección la influencia del factor RH en la conducta de quienes lo tengan positivo o negativo, hay otra duda que me inquieta:
La de si es suficiente pertenecer a la tribu Quraish, la del profeta Mahoma, o es además imprescindible descender de Alí, el abuelo de sus nietos, para reclamar la legitimidad de su herencia y su poder.
Lo del factor RH y lo de la legitimidad de la sucesión de Mahoma deben ser motivos serios de preocupación porque el primero de ellos dicen que fundamenta el terrorismo de ETA y, el segundo, la escisión del islamismo en chiitas y sunnitas.
Puede que no sean trascendentales esas preocupaciones, pero las consecuencias de las disputas a que han dado pié han sido trágicas, y amenazan seguir costando al mundo víctimas y sangre.
¿Qué es lo que determina que las inquietudes del ser humano se encomien por sensatas o se menosprecien por frívolas?
Si todos los hombres somos iguales, ¿no debería tener una jerarquía similar todo lo que al hombre inquiete?
O no somos tan iguales como dicen o el baremo para diferenciar lo trascendental de lo frívolo no es el hombre, sino las consecuencias de sus inquietudes.
Sospecho que debe ser lo segundo porque, últimamente, pocos asuntos obsesionan con tanta asiduidad a tantos seres humanos como los vaivenes del fútbol, las simpatías por un determinado club de balompié, la fortuna con que la suerte lo favorezca o castigue en los partidos o el baile permanente de fichajes en su nómina.
No hay que alarmarse. Por mucha que haya sido la conmoción que el despido de Bernd Schuster haya provocado en la hinchada del Madrid, y para mayor INRI, en vísperas del encuentro decisivo de éste año, la sangre no llegará al río.
Porque, afortunadamente, la del fútbol sigue siendo una preocupación frívola y no, como para ellos lo son, las inquietudes de separatistas o de legitimistas musulmanes.
Que no cunda el pánico entre los madridistas porque cada cual se enajena con lo que quiere, o con la obsesión con que la fatalidad los castiga.

martes, 9 de diciembre de 2008

SIEMPRE VIVE DE ILUSIONES...

Los que escogen la actividad política como medio de vida y, gracias a su ejercicio, viven de forma opípara, están obligados a ser modelo de comportamiento cívico para los que les permiten vivir tan bien.
Esa es una servidumbre, no del oficio de político, sino del de político honesto.
Por lo tanto, el que se propone como modelo a sus conciudadanos y no es capaz de una conducta modélica, debería renunciar a sus privilegios de elegido y conformarse con los de elector.
Si su honestidad para hacerlo fuera menos acuciante que la conveniencia de mantener su prebenda, los responsables de proponerlo para el cargo público que ocupe deberían obligarlo, por coherencia, a que renunciara.
Si ni él se aparta de la vida pública ni sus jefes lo inducen a que lo haga, cualquier mal pensado podría sospechar que la inconveniencia por la que los que se sienten ofendidos piden su dimisión expresaba, por encargo de su partido, lo que le recriminan.
Naturalmente, estoy aludiendo a la marejadilla que en el vaso de agua de la politiquilla nacional ha originado el alcalde de Getafe, el socialista Pedro Crespo, al llamar “tontos de los cojones” a los votantes de derechas.
Algo hay que agradecerle al alcalde: que los del Partido Popular se hayan dado por aludidos, gracias a lo cual se han sacudido el inexplicable complejo que sufrían hasta ahora cuando se les consideraba de derechas.
Por lo demás, ¿le extraña a alguien que sea esa la opinión que los del PSOE tienen de quienes no los votan? Porque, hasta ahora, eso es lo menos que se deduce que piensan de los del partido adversario.
¿Por qué se sorprenden entonces, cuando el alcalde de Getafe dice en voz alta lo que saben que piensan de ellos sus contrincantes socialistas?
Mucha hipocresía se reparten, como los votos, los del PP y los del PSOE.
Hemos venido a descubrirlo gracias a que, además de antipatriotas, fascistas, enemigos de los trabajadores, nostálgicos de la dictadura y otros piropos del mismo jaez, los han llamado “tontos de los cojones”.
Comparativamente, o merecía la pena haberse enfadado antes, o no la merecía enfadarse ahora.

lunes, 8 de diciembre de 2008

EL NOSTALGICO ILUSTRADO

A mi prima Rogelita, la de mi tía Gertrudis, su hijo Lorencito le ha salido indolente, abúlico y taciturno.
Ella ha intentado enmendarlo desde que le notó los primeros síntomas.
Pero Lorencito hace ya años que dejó de ser niño, pronto superará la adolescencia y, en un parpadeo, será hombre, sin que el inexorable paso del tiempo haya modificado su condición.
Mi prima Rogelita, o ha terminado por admitir la singularidad del muchacho, o su instinto protector de madre le aconseja minimizar a “las cosas de Lorencito” las rarezas de su hijo.
El que no se resigna es Sebastián, marido de Rogelita y padre de Lorencito.
Naturalmente culpa a la madre, aunque retóricamente se autoinculpa por permitírselo, de la indomable abulia de Lorencito.
“Si no te hubiera hecho caso y lo hubiera deslomado a palos”—amonesta con frecuencia Sebastián a Rogelita—“tu hijo sería una persona normal”.
Sebastián siempre dice “tu” y no “nuestro” hijo, cuando habla a Rogelita de Lorencito.
El niño, que este año debería entrar en caja si el servicio militar hubiera seguido siendo obligatorio, come, oye música, sale de marcha, y esparce la ropa sucia sin recogerla. Como todos los de su edad.
Como los otros, arrastra asignaturas pendientes de tres cursos atrás, no echa una mano ni en una pelea y no le da un palo al agua.
Lo que lo hace diferente es que, cuando le afean que no se esfuerza, no culpa a los profesores por su fracaso académico ni asume en silencio la queja de su madre porque no recoge su cuarto.
La singularidad de Lorencito es la excusa con la que explica su apatía: “es que no me motiva”.
Accedí al desesperado ruego de mi prima Rogelita y me llevé a Lorencito para sondearlo e intentar comprender las causas de su desidia.
Me costó un dineral porque bebía con avidez y sin pausa las cañas de cerveza y devoraba con la inverecundia de un hospiciano el jamón, los calamares fritos y los boquerones en vinagre.
La determinación de Lorencito para engullir de borla contrastaba con su apocamiento para estudiar o trabajar.
Lorencito me confesó que no lo motivaba estudiar para acabar coleccionando masters que abultaran un currículo que rechazarían al solicitar un empleo, ni presentarse a Gran Hermano para hacer el ganso, ni fatigarse corriendo para llegar antes que otros a la cinta de una meta, ni trabajar en el polvero de su padre para ampliar interminablemente el negocio.
--A mí me motivaría esforzarme para ser Sátrapa de Galilea, Procónsul de las Galias, Archimandrita de Antioquía, Elector de Sajonia o, incluso, Menomotapa de Zimbabwe. Por algo así no tendrían mis padres que animarme pero, ¿programador informático, jefe de departamento de ventas? Mejor sigo como estoy.
Le di un disgusto a mi prima, pero peor hubiera sido alentarle falsas esperanzas.
--Lo malo de Lorencito—le advertí—no es que sea indolente, abúlico y taciturno sino que, y eso es peor, es un nostálgico ilustrado.

domingo, 7 de diciembre de 2008

MELENUDOS, REMENDONES, FALSOS ESPIAS Y BLANCOS OSCUROS

Ripios

DON LUIS, llamado CALVO
pese a su pelo frondoso,
por la intriga traicionera
de un denunciante alevoso,
se vio en Londres entre rejas
preso, malmirado y solo.

Antes de su apresamiento
era Luis Calvo, y lo fue,
el respetable enviado
del madrileño abc
para relatar la guerra
en que combatía el inglés
desde la misma Inglaterra.

La calumnia tendenciosa
de un artero acusador
inculpaba al escritor
de una misión tenebrosa.

En la histeria que las bombas
del bombardeo alemán
esparció en la Gran Bretaña,
se creyó la policía,
aunque fuera una patraña
que Luis era un espía.

Como a un agente enemigo,
sentencian al reportero
al más cruel de los castigos:
morir por arma de fuego
de espaldas a un paredón,
a primera luz del alba
del patio de la prisión.

La noche previa, en capilla,
fué la angustia y el terror
de aquella muerte de espanto
lo que a su pelo causó
que cambiara de color
del oscuro negro al blanco.

Blanco, como es el del pepe,
pero blanco desde niño,
el Pepe del Remendón,
que es el pepe de Pepiño.

¿Fue negro el color del pepe
antes de que el artesano
lo usara como una lezna
en su banqueta sentado?

¿O blanco como el armiño
ha sido siempre el color
de Zapatero, el Pepiño?

Si Pepiño no era blanco
ni era calvo don Luis,
¿quien me garantiza a mi
que sean los gatos pardos?


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sábado, 6 de diciembre de 2008

PABLO Y SU ANGEL DE LA GUARDA

En los primeros quince meses de su vida, Pablo ha aprendido a meter los dedos en todos los enchufes, a apoderarse de los juguetes de su hermano Juan (cuatro años), a acariciar sin hacerle daño a su hermano Andrés (un mes), a emborronar paredes y papeles, a emboscarse donde nadie lo encuentre… y a reírse hasta cuando llora.
Pablo es, pues, un niño modelo y un modelo de niño.

Querubines ceñudos
cantan fandangos
cuando en suerte les toca
velar por Pablo.
Se ofrecen voluntarios
los querubines
y quieren que a su guarda
se les destine.
Pero un ángel novicio
muy apocado
pide que lo releven
de su cuidado.
Y es que cuando su turno
con Pablo acaba
vacaciones precisa
de campo y playa.
Dice que es un diablo,
esa criatura
porque nunca terminan
sus travesuras.
A San Pedro le exige
un sobresueldo
y que cien más lo ayuden
a protegerlo.

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viernes, 5 de diciembre de 2008

MAULLIDOS DE GATOS

Aunque parezca mentira, queda entre Andorra y Gibraltar algún que otro ciudadano que no vota al PP, al PSOE, ni a nadie.
Hay quien, sencillamente, no vota.
No se le debe considerar un irresponsable, porque presenta anualmente la Declaración de la Renta desde que la hizo aprobar el voluble Paco Fernandez Ordóñez, al que durante todo un vuelo entre Madrid y Nueva York lo oyó criticar la inepcia de su antecesor en el Ministerio de Asuntos Exteriores.
Cumple, pues, con la obligación que más interesa al Estado, la de pagarle.
Ese ciudadano, que no vota porque no quiere, ha tenido ocasión de tratar a bastantes políticos nacionales y extranjeros y, porque los conoció, a pocos de ellos le compraría lo que le ofrecieran como una ganga.
Alguno que ha renunciado gustosamente al placer de votar llegó a lo que un redicho llamaría “la cúspide de su carrera” en una empresa del estado con un gobierno del PSOE, de la que lo echaron con uno del PP.
Ni por agradecimiento se ha sentido nunca inducido a votar al PSOE ni, por despecho, lo ha hecho contra el PP.
Además de porque no le da la gana, no vota porque los políticos logran su condición de candidatos por lealtad a la burocracia de sus partidos y no porque sean los mejores para los votantes.
Y no los vota, además, porque seguimos, de hecho, en un régimen dictatorial, aunque no de dictadura personal.
A la muerte del Dictador, el poder que la muerte le arrebató y al que se había aupado por la fortuna con que lo favoreció la guerra, la mayor parte de los ciudadanos se creyeron que recuperarían el poder que el Dictador usurpó al pueblo.
Hay quien no vota porque el Poder del Dictador lo monopolizan ahora, compartiéndolo entre ellas, las burocracias de los partidos, que ni siquiera tuvieron que ganar una guerra para quedárselo.
Y, además, porque no confiaría ni en sí mismo, que es a quien mejor conoce, si le prometiera que va a resolver los problemas de otros.
Tan reacio a dar consejos suele ser el no votante como a votar, así que si a alguien le entretiene, que vote cada vez que pueda. De nada sirve, pero tampoco cuesta mucho.
Pero que tenga en cuenta que su participación en una elección, aunque sea blanco el voto que deposite, implica su aceptación de todo el proceso y de su resultado, aunque el electo no haya sido el candidato al que dio su voto.
Quejarse del gobernante en cuya elección se tomó parte es mayor trivialidad que extrañarse de que los gatos maullen, en enero, en los tejados.

jueves, 4 de diciembre de 2008

ETA: VICTIMARIOS Y VICTIMAS

Miran desafiantes a los policías que ocultan su identidad tras una capucha.
Insultan y amenazan a los jueces que los condenan.
Celebran en la cárcel los asesinatos que cometen los que siguen sueltos.
Exigen la libertad de asesinos encarcelados.
Proclaman su respaldo a organizaciones que amparan a los asesinos.
Rotulan con el de asesinos el nombre de las calles.
Comparten con los asesinos el objetivo por el que dicen que asesinan.
Son los terroristas de ETA y sus cómplices.

Titubean cuando les preguntan si son vascos o españoles.
Titubean cuando se les pide que condenen a los terroristas.
Titubean cuando se les propone acabar, sin negociar, con ETA.
Titubean cuando se les plantea tratar con el mayor rigor a los asesinos.
Titubean cuando se les advierte que, si no los denuncian, son cómplices de asesinos.
Titubean cuando se les anima a aislar a los asesinos y a quienes los amparan.
Titubean ante la injusta consecuencia de ser allegado de asesino o de víctima.
Son los que estorban la erradicación de ETA.

Lo más cómodo para los enemigos contra los que ETA ha proclamado su guerra ha sido ignorar esa declaración bélica. Excepto para los asesinados.
Aguantar la embestida inmisericorde de los terroristas, como proponía en el funeral del último asesinado uno de los más esclarecidos panegiristas de los objetivos de los asesinos, es colaborar con ellos.
A fuerza de aguantar caerán víctimas de sus balas y de sus bombas todos los que cree ETA que le estorban.
Si ETA tuviera con el panegirista de sus fines la cortesía de dejar que su nombre cierre la nómina de sus víctimas, puede que se percate de su error, cuando ya sea demasiado tarde.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

ELEGIR SIN SABER O SABER ELEGIR

Antes de otorgarle su confianza al que quieran que los gobierne, los votantes deberían determinar la virtud que esperan que destaque en su acción de gobierno.
Quejarse de lo que el gobernante haga después de electo para, en algunos casos volverlo a elegir, es como cantar en la ducha: solo sirve para comprobar que careces del arte del canto y de la capacidad de acertar en la elección.
Ocupación, en fin, de holgazanes ociosos que descargan en el elegido la responsabilidad de su equivocada preferencia.
Para evitar la decepción de una elección errónea, conviene simplificar, aunque la simplificación implique el riesgo del sofisma. Simplifiquemos:
Hay dos grandes grupos de gobernados: los que precian la honestidad como indispensable en un gobernante y accesorias sus otras posibles virtudes. Son los buenistas.
Otra parte de los gobernados exigen a sus gobernantes, ante todo, eficacia, y los vicios que puedan evidenciar no pasan, para ellos, de pecadillos veniales. Son los cínicos.
Los buenistas, evidentemente, son los que ven la coquetería en la ratita presumida e ignoran que es un roedor inmundo, peligrosamente prolífico e insaciable, que difunde enfermedades contagiosas.
Los cínicos son los que, siguiendo las enseñanzas de Arístines, rechazan los convencionalismos sociales y defienden una vida austera.
Imaginemos que, siempre fieles a las exigencias de la democracia, nos echamos un referéndum y que más de la mitad de los que voten se pronuncian por un gobernante fundamentalmente honrado.
Los buenistas triunfantes no tendrían más que acudir a un convento de mendicantes y forzar al lego hortelano o al hermano tornero a que acepte la presidencia del gobierno.
Seguro que no encuentran a nadie tan honesto y desprendido.
Pero, ¿y si son mayoría los que optan por la solución cínica? Estaríamos perdidos porque nos encontraríamos con un Aznar en el puesto que ahora ocupa el político con apellido de artesano de la lezna y la chaveta.
Otro riesgo: que el elegido buenista sea realmente tan mentiroso como el cínico o que el cínico resulte tan cándido como el buenista.
Era mejor la dictadura. Como no nos permitían escoger, teníamos razón al quejarnos del que mandaba.

martes, 2 de diciembre de 2008

REDENCION DE CAUTIVOS

Se equivocará el gobernante con apellido de artesano de la lezna y la chaveta si se precipita y nombra un ministro de deportes.
Es mucho más urgente el de redención de cautivos.
Porque a nuestros deportistas, por los éxitos con que nos enorgullecen en sus competiciones internacionales, les va divinamente sin intervención gubernamental.
Como en todo lo que mete mano el gobierno acaba metiendo la pata, sería lícito sospechar que parte del bien hacer de los deportistas españoles es consecuencia de la no intromisión del gobierno en sus esfuerzos.
Hay, sin embargo, un creciente clamor de un número cada vez más copioso de españoles que exigen angustiados que el gobierno los saque de atolladeros en los que, sin que nadie se lo pida, les gusta meterse.
Son los intrépidos descendientes de aquellos conquistadores que, en barcos mal ensamblados, desafiaban la furia de los océanos y, atravesando mares nunca antes navegados, descubrían nuevos mundos.
A los nuevos aventureros españoles no los impulsa el afán de extender los horizontes de Castilla, el de brindarle la oportunidad de redimirse a los paganos que los harían mártires al predicarles la fe verdadera, ni siquiera el de obtener oro y honra a cambio de su desinterés civilizador.
Los nuevos descubridores son más modestos, pero tan fisgones como sus antepasados:
Quieren convencerse por sí mismos de las gangas en bazares morunos, de la sensual molicie nativa en playas indochinas y de lo que cunde pagar en euros los blue jeans etiquetados en dólares.
Están dispuestos a sacrificar la relativa comodidad de su moderadamente segura España por los riesgos que podrían acecharlos en tierras lejanas.
No temen al peligro, mientras el peligro no los amenace.
Pero si los planes de viaje por los que pagaron se torcieran, saben que tienen un gobierno responsable de sacarlos de la incomodidad imprevista.
Y el gobierno, con tantos votantes desperdigados por remotos lugares en conflicto, e incapaz de redimirlos a todos simultáneamente, se las ve y se las desea para contentar a todos con la prontitud de su rescate.
Por eso, para que trace y ejecute planes de repatriación de españoles con celeridad y eficacia, el gobernante remendón haría bien en apresurarse a rehacer su gabinete.
Pero que se olvide de crear un ministerio de deportes, que para nada necesitamos.
Lo que cada vez mas españoles precisan es un ministerio para la redención de cautivos.

lunes, 1 de diciembre de 2008

LA TIRANIA DE LA LIBERTAD

Con admiracion a mi maestro Don Antonio y con afecto a Mari Lurdes.


Quien tiene capacidad para dedicar su tiempo a lo que quiera, y no a lo que quieran los demás, es un hombre libre.
Su libertad no solo le permite hacer lo que le guste, sino cambiar de gustos sin que nadie lo fuerce al cambio.
El individuo libre es, pues, caprichoso, voluble, informal, inconstante y tornadizo como un guante de cabritilla.
Si asume obligaciones que ocupen su tiempo, puede y debe incumplirlas sin sonrojarse.
Si se avergüenza de descuidar sus obligaciones, es porque ha dejado de ser libre.
El hombre libre es, pues, un irresponsable, alguien de quien los que se ganan la vida demostrando su responsabilidad ocho horas diarias, harían bien en desconfiar.
Si un hombre libre se compromete a algo, lo cumplirá mientras no descubra algo mejor que hacer.
Quien no sea libre, que no se engañe: conseguir la libertad es menos difícil que conservarla.
La libertad es seductora y artera como una cortesana; descubre los encantos que sabe que nos embelesan con la misma sabiduría con que esconde las taras que podrían repelernos.
La libertad sabe fascinarnos con la mirada de hielo con que la culebra paraliza al ratón, para dejarlo indefenso ante la agresión que maquina.
Es sofista, falaz y perversa. Su astucia nos sugestiona con la entelequia de que hacemos libremente lo que queremos, sin percatarnos de que malgastamos parte de nuestro tiempo en hacerlo.
Sólo los más sagaces, en raros momentos de clarividencia, nos percatamos a veces de que la libertad nos ha quitado parte del tiempo que antes nos pertenecía en su totalidad, como individuos libres que éramos.
El individuo libre, si quiere seguir siéndolo de forma plena y duradera, debería desconfiar de la libertad y hacerse análisis de introspección periódicos, para que el embrujo de la libertad no lo enajene, y la pierda inadvertidamente.