domingo, 7 de diciembre de 2008

MELENUDOS, REMENDONES, FALSOS ESPIAS Y BLANCOS OSCUROS

Ripios

DON LUIS, llamado CALVO
pese a su pelo frondoso,
por la intriga traicionera
de un denunciante alevoso,
se vio en Londres entre rejas
preso, malmirado y solo.

Antes de su apresamiento
era Luis Calvo, y lo fue,
el respetable enviado
del madrileño abc
para relatar la guerra
en que combatía el inglés
desde la misma Inglaterra.

La calumnia tendenciosa
de un artero acusador
inculpaba al escritor
de una misión tenebrosa.

En la histeria que las bombas
del bombardeo alemán
esparció en la Gran Bretaña,
se creyó la policía,
aunque fuera una patraña
que Luis era un espía.

Como a un agente enemigo,
sentencian al reportero
al más cruel de los castigos:
morir por arma de fuego
de espaldas a un paredón,
a primera luz del alba
del patio de la prisión.

La noche previa, en capilla,
fué la angustia y el terror
de aquella muerte de espanto
lo que a su pelo causó
que cambiara de color
del oscuro negro al blanco.

Blanco, como es el del pepe,
pero blanco desde niño,
el Pepe del Remendón,
que es el pepe de Pepiño.

¿Fue negro el color del pepe
antes de que el artesano
lo usara como una lezna
en su banqueta sentado?

¿O blanco como el armiño
ha sido siempre el color
de Zapatero, el Pepiño?

Si Pepiño no era blanco
ni era calvo don Luis,
¿quien me garantiza a mi
que sean los gatos pardos?


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