miércoles, 29 de abril de 2009

TUFOS MALOLIENTES DE LA GRIPE PORCINA

El licenciado Herrera Beltrán está irritado porque nadie cree, como tozudamente repite, que la peste porcina que tiene atemorizado a todo el mundo se originó en China.
Su teoría, expuesta en un mensaje desde el Palacio de Gobierno de Veracruz, estado mexicano del que Fidel Herrera Beltrán es Gobernador, es que el brote epidémico brotó en China “y de ahí llegó, por pasajeros, a Norteamérica y seguramente al Distrito Federal y al Estado de México.”
Alejandro Valdés, chiapaneco de San Cristóbal de las Casas, sospecha que el licenciado busca culpables tan lejos para eludir la responsabilidad en que podría haber incurrido por no atajar a tiempo la epidemia.
Alejandro Escobar Mesa, subdirector de prevención y control de enfermedades de la Secretaria (Ministerio) de Salud y Asistencia del gobierno federal mexicano, dice que en el poblado La Gloria, del municipio veracruzano de Perote, 500 de sus 2.243 habitantes sufrieron enfermedades respiratorias entre Diciembre y Marzo, de las que dos murieron por neumonía.
En su mensaje, el gobernador de Veracruz desmintió que el primer contagio a humanos de la peste porcina hubiera ocurrido en la explotación ganadera de Perote Granjas Carroll , con instalaciones en los estados de Puebla y Veracruz.
La empresa corroboró que no tiene registrados casos de influenza en ninguno de sus 907 empleados, en sus 60.000 marranas de cría ni en el medio millón de cerdos de sus corralejas.
Aunque parece indudable que Edgar Enrique Hernandez, un niño de cinco años de La Gloria, todavía convaleciente, fue el primer humano al que se confirmó el contagio, el gobernador insiste en que no fue en su Estado donde se inició la epidemia.
Según el diario “El Universal”, son muchos los veracruzanos convencidos de que su gobernador defiende sus propios intereses cuando niega que el brote surgiera en alguna de las pocilgas de Granjas Carroll.
Fidel Herrera Beltrán es, por lo menos, un personaje discutido. Sus partidarios pronostican que será el candidato de su Partido, el Revolucionario Institucional,(PRI) para las elecciones presidenciales de 2012, cuando finalice el sexenio de Felipe Calderón, del Partido Acción Nacional (PAN).
Los que lo acusan, sin embargo, dicen que debe su actual posición política a intereses tan turbios como la connivencia con “Los Zetas”, sicarios del cártel narcotraficante del Golfo, infiltrados en el aparato burocrático, policial y militar en varios estados mexicanos y responsables de centenares de asesinatos y secuestros
Periódicos mexicanos aseguran que un informe del Mando Conjunto de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos (USJFCOM) incluye el nombre de Herrera entre una lista de políticos mexicanos que amparan el tráfico de drogas a Estados Unidos.
Puede que el reciente arresto por el ejército de Germán Torres, uno de los fundadores y “z-25” de Los Zetas, prófugo de sus compinches que lo perseguían por temor a que hablara, aclare el supuesto padrinazgo político de la banda.
Si es que su captura tiene por objeto hacerlo hablar y no, como temen algunos, sellarle la boca.

lunes, 27 de abril de 2009

AGENCIA EFE: PELIGRO DE DESGUACE

Acabar con la fragmentación de España, de la que culpaba a la República, fue la excusa de Franco para alzarse en armas y desencadenar la guerra civil.
Para Franco, como para sus colegas totalitarios de la época, lo que su mano no controlaba suponía para la Patria un peligro suicida de desintegración.
La diversidad era, para Stalin, Mussolini, Hitler o Franco, una amenaza para la unidad, por lo que impusieron a las sociedades de sus países el partido único, un sindicato único, una raza única y combatieron las creencias religiosas o favorecieron un culto único.
En 1939, recién derrotada la República y en congruencia con ese intento totalitario de unidad, Franco impulsó la fusión de las agencias de noticias FARO, FABRA Y FEBUS, que en la zona republicana habían representado la diversidad ahora proscrita, para fundar EFE.
La nueva Agencia de Prensa, además, tenía como misión patriótica cohesionar la España fragmentada en dos mitades beligerantes, para impulsar la Imperial España Una, Grande y Libre que resurgiera de las ruinas de la guerra.
Los responsables que se sucedieron al frente de la Agencia pusieron su mejor voluntad, con resultados dispares, en dignificar el trabajo de EFE, y siempre intentaron que la asepsia que se exige de una agencia de prensa fuera la vacuna profesional contra su manipulación política.
Carlos Mendo Baos, como Director General, sacó a EFE de las fronteras nacionales en 1965 y, gracias a su expansión por Hispanoamérica, obligó a la Agencia española a profesionalizar los servicios informativos que ofrecía a sus clientes para que fueran aceptados por periódicos latinoamericanos de todas las ideologías.
Desde el castrista Bohemia, el izquierdista mexicano Excelsior, el también mexicano El Heraldo, activamente conservador o el anticastrista “El Diario de las Américas”, de Miami, recibían y publicaban los mismos textos de EFE, asépticamente desprovistos de opiniones ideológicas para que la pureza de la información la aceptaran todos.
Ha sufrido la Agencia, a lo largo de su historia, errores de sus responsables que amenazaron su existencia: la administración que se hizo cargo de EFE y de sus 647 trabajadores en 1986, decidió comprometer la empresa en el lanzamiento de Telemadrid y, cuando fue cesada en 1996, la plantilla ascendía a 1.300 empleados.
El inevitable Expediente de Regulación de Empleo privó a la Agencia de sus más experimentados profesionales que, equivocadamente, la Dirección nombrada por el Partido Popular creía afines al Partido Socialista.
Es facultad de los gobiernos nombrar a los máximos responsables de la Agencia y algunos adoptaron medidas que amenazaron su supervivencia aunque la que sucedió a la del ERE, socialista ahora, puede que lo consiga.
Aduciendo la necesidad de adecuarse a la Ley de Autónomos, se ha quedado sin los corresponsales locales que, como colaboradores, surtían de noticias desde más de 4.000 pueblos de España al servicio informativo de EFE.
Sin información local, y con la nacional e internacional al alcance de todos gracias al desarrollo tecnológico, EFE deja de ser lo que, hasta ahora, le permitió sobrevivir.

domingo, 26 de abril de 2009

PSOE: ALMUNIA POR ZAPATERO

Son tantas las ocasiones en las que su actuación posterior desmintió sus afirmaciones previas, que hay que ser muy cándido para no sospechar que, cuando dice que algo es verdad, está mintiendo.
Pero, por una vez al menos, estoy dispuesto a creer que es cierto, como lo oí decir el otro día en televisión, que “le resbalan” los consejos de que cambie el enfoque de su lucha suicida para sacar a España de la crisis económica.
Ojalá se equivoquen quienes creen que sus medidas, más que resolver el problema, lo agravan.
Si José Luis Rodríguez Zapatero acierta y sus críticos se equivocan, todos ganaremos y no solamente el Presidente del Gobierno.
De las predicciones de sus críticos, nadie se acordará pasado mañana, en éste país de amnésicos.
Pero, ¿y si son sus críticos los que aciertan y el Presidente se equivoca? Dios no lo quiera porque perderemos todos y, cuando llegue el momento de buscar responsables del fracaso, el dedo acusador apuntará a Zapatero y a los dirigentes de su Partido que compartieron la ceguera de su tozudez.
Zapatero pagará su error al perder su cargo pero, para que algún socialista vuelva a La Moncloa en un futuro previsible, muy escandalosamente mala tendrá que ser la gestión de los adversarios políticos que sucedan a los socialistas.
Si no le resbalaran las advertencias de los que le avisan que va por mal camino y admitiera que podría estar equivocado, no sería el primer caso en el que un político deja paso a otro dispuesto a seguir los consejos de quienes aconsejan un camino diferente.
Winston Churchill, como primer lord del Almirantazgo, formaba parte del gabinete de Neville Chamberlain y lo sucedió cuando la tragedia de la guerra convenció al Primer Ministro inglés del fracaso de su política de apaciguamiento con Adolf Hitler.
En el partido de Zapatero, un prestigioso economista que lo antecedió en la secretaría general del partido y es ahora comisario de Economía de la Comisión Europea, ha aconsejado medidas diferentes de las que José Luis Rodríguez Zapatero se niega a poner en vigor porque, en un gesto de soberbia barriobajera, dice que “le resbalan”.
No todos servimos para todo, nadie es infalible y la persistencia en el error, aunque moralmente justificado por la mejor de las intenciones, está causando mucho daño a muchas personas.
Por la confianza que sus electores depositaron al elegirlo, no se merecen que se niegue a escuchar los consejos que le dan. Si no se fía de sus adversarios políticos, que confíe en sus camaradas y, si sus escrúpulos ideológicos le impiden cambiar su política, que llame a Joaquín Almunia.

viernes, 24 de abril de 2009

ZAPATERO, INADECUADO EN MOMENTO INOPORTUNO

Sería una vileza suponer falta de patriotismo a José Luis Rodríguez Zapatero porque hay que dar por descontada la honestidad del Presidente del Gobierno de España, elegido por los españoles.
Tanto como la nobleza de sus intenciones hay que admitir la sinceridad de sus tribulaciones cada vez que un nuevo dato contradice las previsiones alentadoras sobre el final de la crisis económica que previamente había adelantado.
Como la buena voluntad de José Luis Rodríguez Zapatero y su patriotismo no ofrecen dudas, hay que compadecerlo por la amarga angustia que debió acongojarlo al saber que el número de parados ya ha rebasado los cuatro millones y que, en lugar de disminuir, parece que va a aumentar.
Como patriota honesto, el Presidente del Gobierno se habrá preguntado más de una vez si está capacitado para pilotar a España y salvarla del naufragio, cada vez más amenazante, de su economía.
Es posible que José Luis Rodríguez Zapatero tuviera la mala suerte de que lo reeligieran, cuando España requería un gobernante que gestionara la penuria que se empecinó en no ver, mientras administraba todavía la prosperidad.
La labor de Zapatero en su primer mandato fue, por lo menos, discutible. En su segundo está claro que es el presidente menos adecuado en el momento más inoportuno.
Salvando las distancias, el de Zapatero es un caso parecido al de Neville Chamberlain, el primer ministro británico que, a pesar de todas las advertencias, persistió en su candidez de que sería capaz de apaciguar a Hitler, hasta que se convenció de su error y tuvo el buen juicio de dimitir.
La Historia demostró que Winston Churchill, su sucesor, era el hombre que Inglaterra necesitaba.
Es posible que José Luis Rodríguez Zapatero tenga virtudes excepcionales para dirigir el gobierno de España en momentos menos turbulentos, pero está claro que no es el Presidente adecuado para los actuales.
Por la ineficacia de sus esfuerzos y su contumacia en rechazar el cambio de rumbo que le aconsejan, está perdiendo el respeto de los españoles.
Si, en un gesto de grandeza, admitiera sus escrúpulos para adoptar las medidas que los expertos recomiendan, dimitiera y facilitara que lo suceda quien esté dispuesto a ponerlas en vigor, demostraría su patriotismo y su talla de estadista.
Y recuperaría el respeto de los españoles.

miércoles, 22 de abril de 2009

POR QUE REMENDO ZAPATERO SU GOBIERNO

Aunque en estos tiempos de crisis debería evitarse el despilfarro, parece que el responsable de conducirnos de vuelta a la prosperidad perdida no se ha enterado.
Barak Obama, el amigo del gobernante español con apellido de artesano de la lezna y la chaveta, debería haberle avisado de que “time is money” y de que, como el tiempo es oro, no debería desperdiciarlo.
Si hubiera tenido el instinto frugal que los tiempos exigen, Zapatero se habría ahorrado el 99 por ciento del tiempo y las palabras que ayer gastó en el Congreso de los Diputados, porque solamente el uno por de lo que dijo y del tiempo que empleó en decirlo merecían, si acaso, la pena.
“…la competencia de proponer al rey cambios en las personas de los ministros, así como la de configurar la estructura del gobierno, se la otorgan en exclusiva a su presidente la constitución y las leyes”, advirtió Zapatero en el segundo párrafo de su discurso, con lo que le dijo a la Cámara que los cambios en su gabinete los había hecho porque le había dado la gana.
No hubiera necesitado la conceptuosa verborrea justificativa subsiguiente, achacando a un mejor cumplimiento de lo acordado en la reunión que los países miembros del G-20 celebraron en Londres el 2 de Abril el remiendo que le hizo a su gobierno.
Por si acaso se me hubiera escapado algún matiz que justificara la justificación para el cambio aducida por Zapatero, repasé minuciosamente el texto de los 29 puntos de la declaración londinense.
O he perdido la pericia de los tiempos en que informaba sobre las Asambleas del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, cuando me ganaba la vida en esos menesteres en Washington, o Zapatero no se enteró de lo que acordó con sus colegas del g20 en Londres.
Porque Zapatero y sus compañeros de reunión en la capital inglesa, por lo que dicen en su declaración final, no apuntan nada que pueda hacer recomendable una reestructuración del Gabinete español.
Si la ha hecho Zapatero ha sido porque ha querido y porque tenía derecho a hacerla. Seguramente confía en que los nuevos ministros cumplan mejor que los sustituidos lo que de ellos espera.
Nadie le discute su derecho, pero que no haga perder el tiempo con explicaciones peregrinas a los que, en vez de ganarse las cigalas en sus ocupaciones diarias, desperdiciaron oyéndolo decir banalidades una mañana tan placentera como la del 22 de Abril, que hubieran aprovechado mejor paseando por el Retiro.

martes, 21 de abril de 2009

COSLADA: EL OESTE AL ESTE DE MADRID

Esta es la historia de dos ciudades,aunque no la relatada por Charles Dickens.
Los vecinos de la primera son imaginados. Los de la segunda, de carne y hueso.
La primera es un polvoriento lugar de casas de madera alrededor de un saloon donde malencarados vaqueros beben whisky mientras petrimetres tramposos desvalijan a los incautos, jugando al poker.
La segunda, situada cerca del aeropuerto de Barajas donde muchos de sus 90.000 habitantes trabajan, esperaba hace un año haberse librado para siempre de la tiranía de un déspota fullero .
El perdido lugar sin nombre de las películas del oeste y la bulliciosa ciudad de Coslada,al este de Madrid, en casi nada se asemejan, pero tienen un mismo problema: ha regresado el sheriff al que nadie quiere.
En la primera, ya lo sabemos porque muchas veces lo hemos presenciado, el bonachón aparentemente indefenso que parecía incapaz de romper un plato se ve empujado a enfrentarse al matón, es inesperadamente más rápido y más certero con el colt, se carga al indeseable, el poblado recupera la paz y el justiciero se casa con la chica de alterne regenerada.
Lo de Coslada parece que va a ser más difícil porque, dicen, las leyes permiten que el sheriff recupere su estrella y, a su amparo, siga jodiendo al personal.
Las Escrituras sentencian que no se hizo el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre lo que, traducido a nuestros días, quiere decir que las leyes se aprueban para servir a los ciudadanos y no son los ciudadanos los que tienen que someterse a leyes injustas e ineficaces.
¿Qué ley es esa ley que impide a la justicia evitar lo que todos creen que es injusto?
Muy fino tienen que hilar para justificarse quienes permiten que, en un sistema en el que gobierna el pueblo, las leyes que se elaboran para servir a los ciudadanos se vuelvan en su contra.
Sobre todo porque no es el de Coslada el primer caso en el que, en España, las leyes benefician al delincuente y penalizan a su víctima.
Tiempo sobrado han tenido los responsables para adecuar las leyes a lo que los ciudadanos exigen. Demorar su enmienda para hacerlas garantistas de los derechos del que sufre las agresiones y no del que las comete es una torpeza inexplicable.
Si siguen beneficiando al transgresor, el caso de Coslada, el de los terroristas libres, el de los atracadores reincidentes o el de los violadores pertinaces puede acabar como el del pueblo sin nombre del polvoriento oeste.
Y eso no solamente sería malo, sino evitable.

lunes, 20 de abril de 2009

MEJOR SONRISAS QUE LAGRIMAS

En estos días primaverales de tiempo tan voluble como una mocita enamoradiza, obsesionarse con los nubarrones que los profetas vaticinan para el futuro previsible es, además de una perturbación anímica, una ordinariez.
Porque, aunque no lo pareciera en los sombríos días del ya pasado invierno,aparte de crisis económicas, gobiernos incompetentes y políticos corruptos, hay razones suficientes como para agradecer cada día la dicha de vivir.
Solamente los que no conocieron tiempos peores podrían lamentar el presente y temer al futuro y, si fueran perspicaces, se alegrarían de la suerte que tuvieron en lugar de amedrentarse por el futuro que temen.
No tiene destreza el hombre para modificar acontecimientos pretéritos ni fijar los venideros. Solamente para los dioses es eternamente presente.
¿Para qué llorar, además, si no tenemos quien nos oiga?
A los que hasta bastante después de tenernos que afeitar no supimos lo que eran las vacaciones, las estadísticas que lamentan la reducción del número de pernoctaciones en hoteles, como medida de la gravedad de la crisis económica, nos suena a sarcasmo.
Bendito Dios que, gracias a que trabajamos durante muchos años como inmigrantes en nuestra propia tierra, los españoles vivimos ahora peor que hace dos años, pero mucho mejor que hace cuarenta. ¿Para qué echar la memoria atrás solo 24 meses en lugar de hacerla retroceder cuatro décadas?
¿Y por qué nos engañamos culpando a otros de nuestras actuales dificultades, si son consecuencia de nuestro capricho?
Con dos millones de españoles en paro atábamos los perros con longanizas hasta hace poco, y el trabajo que no nos gustaba vinieron millones de extranjeros suspirando por hacerlo.
¿Qué el gobierno es ineficaz? Todo lo ineficaz que se quiera, pero fueron los españoles que ahora se quejan de su inepcia los que lo encumbraron.
Será consuelo de tontos, pero los españoles todavía no tenemos que abandonar nuestra tierra para encontrar en una extraña lo que donde nacimos no teníamos, como nos pasó no hace tanto y, aunque insuficiente, el amparo al desamparado no está sujeto a la caridad, sino al derecho.
Tenemos razonablemente garantizada la atención a nuestra salud, por debajo de los 25 años todo el que quiera instruirse tiene plazas en escuelas y centros de instrucción, tenemos vivienda aunque hipotecada y el pan, por lo general, no nos falta.
Si eso es conformarse con poco, con menos nos teníamos que aguantar hasta hace poco y, si el gobierno no nos gusta, con cambiarlo dentro de tres años está resuelto el problema.
Si, a pesar de todas estas recomendaciones para el optimismo seguimos obsesionados por las penurias que nos acongojan, miremos al cielo.
Después de los inesperados turbiones descargados por inoportunas nubes, en primavera suele salir el sol, las ramas desnudas de los árboles se abultan con los botones que romperán en flores y el sol, que en invierno nos parecía imposible que volviera a brillar, resplandecerá en el cielo y su calor vivificará la tierra.
La vida, aunque parezca ahora mentira, volverá a ser bella y merecerá la pena vivirla todavía más que ahora.

domingo, 19 de abril de 2009

EL PRETENCIOSO CINE ESPAÑOL

Los que se dedican al cine en España, y viven más de las subvenciones que de las entradas que venden sus películas, buscan y no encuentran culpables de su fracaso.
Les bastaría, para descubrirlos, con mirarse al espejo.
Es verdad que las películas extranjeras, sobre todo las norteamericanas, tienen presupuestos más cuantiosos, las favorece una más amplia distribución y, en su promoción, gastan más que las nacionales.
Pero siendo verdad todo eso, no son esas las únicas razones por las que los españoles hacen colas para verlas y huyen de las salas que exhiben películas españolas.
Que los cineastas españoles busquen en la semántica el motivo de su penuria y el de la opulencia de sus colegas de Estados Unidos:
Los que se dedican al cine en Hollywood se consideran a sí mismos, simplemente, trabajadores del show business, gente del espectáculo, mientras que sus engreídos colegas españoles se proclaman impulsores de la cultura.
Hasta el más inexperto de los actores españoles, aunque solo preste el sonido de su voz a las palabras del argumentista y se limite a acomodar sus gestos a lo que el director le ordene, se considera protagonista cultural.
Ese engreimiento semántico, por el que pretenciosamente han pasado del oficio de cómicos al de creadores de cultura, puede que tenga que ver con el cambio de fortuna de los cineastas españoles y con el creciente distanciamiento de los espectadores de lo que les ofrecen.
Porque, como intelectuales y agentes culturales, los cineastas españoles derivaron hacia la tentación de modular y dirigir los gustos de los espectadores en vez de ofrecerles, simplemente, lo que los espectadores quieren y les gusta.
La misión que se han impuesto, sin que nadie se lo pida, es la de elevar el nivel intelectual de los españoles, sacándolos del error complaciente con el que la dictadura fascista los había embrutecido. Quieren que el cine adoctrine a los espectadores para que miren a la realidad como ellos quieren que sea.
Los cineastas españoles desmontan el mundo artificial y mojigato de las películas intrascendentes propiciadas por la Dictadura, para lo que convierten en victoria la derrota que sufrieron las ideas republicanas en la guerra civil.
Quieren hacer un cine diferente, que forme conciencias comprometidas , acepte su visión de la realidad social y abra brecha para que en la vida española irrumpa una sociedad nueva y progresista.
Se les contagió la pretensión de todos los déspotas—Stalin, Hitler, Mussolini, Franco, Mao, Fidel Castro o Pol Pot—de crear un “hombre nuevo” a su capricho, para reemplazar al hombre común que acudía a ver a Sara Montiel, Manolo Escobar, Alfredo Landa o Joselito.
Los autonombrados agentes culturales quieren que los espectadores vayan a sus películas para sufrir la angustia del fracaso de sus ideales utópicos, pero los españoles se empecinan en acudir al cine como simple pasatiempo.
Por eso prefieren las películas que les sirve la gente del show business, el negocio del espectáculo, y los ahuyentan los sucedáneos de angustias progresistas que atormentan a los cultos actores, directores y guionistas de cine español.
Es un capricho que la cinematografía española puede permitirse, mientras lo pague el gobierno que los apadrina con el dinero que saca a los que prefieren un cine que entretenga.
Si quieren realmente que el público español vaya a ver sus películas, que recuerden que “Los otros”, “La gran aventura de Mortadelo y Filemón”, “Torrente, misión en Marbella” y “El Orfanato” han sido, hasta ahora, las que más dinero han recaudado.
Para que las salas se llenaran, ninguna tuvo que justificar la derrota republicana en la guerra civil ni promocionar un hombre nuevo, afín a la progresía que profesan los cultos cineastas españoles..

jueves, 16 de abril de 2009

SARKOZY Y LA DEMOCRACIA

Como lo dijo en francés y los que oyeron lo que dijo lo han relatado en el mismo idioma, la traducción al español de lo que Nicolás Sarkozy opina sobre si José Luis Rodríguez Zapatero es tonto o listo ha enmarañado las dudas, en vez de despejarlas.
Cotejando las versiones que han llegado de lo que, amparándose en la reserva de la conversación que mantenía con sus contertulios dijo del presidente español, parece que el Jefe del Estado de Francia discrepó del comentario aparentemente despectivo de uno de ellos, señalando que Zapatero “no será muy listo, pero gana elecciones”.
Si así hubiera ocurrido el lance, caben algunas consideraciones:
a) Que Sarkozy es tan ingenuo que creyó que su comentario no trascendería.
b) Que dijo lo que dijo consciente de que sus interlocutores lo pregonarían.
c) Que, de hecho, rebatía a quienes menosprecian al Presidente del Gobierno español.

Es una pena que el resto de la conversación no trascendiera porque la afirmación de Sarkozy origina una duda corrosiva:
¿Cree el Presidente de Francia que solamente los listos ganan elecciones?
¿Ganar elecciones equivale a la concesión del certificado de listo?
Pirotecnia verbal aparte, en la reseña de la comida con sus parlamentarios hay una frase del Presidente francés que lo retrata como político sincero y cínico, según las enseñanzas de Antístenes de rechazar los convencionalismos sociales.
“Lo importante en una democracia”—dicen que dijo el Presidente de Francia—“es ser reelegido”.
En el alboroto del chismorreo que la alusión a Zapatero despertó, esa afirmación de Sarkozy pasó desapercibida aunque signifique la negación de todas las virtudes con que han querido adornar el sistema democrático de gobierno todos los que han ensalzado su supremacía moral.
Si lo que importa en una democracia es la reelección, como dice Sarkozy, es que la democracia solo interesa a los que de ella se benefician para conseguir el poder y mantenerlo.
¿Y el pueblo? ¿En qué beneficia la democracia al pueblo?
Que Sarkozy me lo aclare porque, si no lo hace, tendré que confirmar mis temores de que, para lo único que la democracia sirve a quien no se sirva de ella para conseguir un puesto que le permita vivir, es para dejarse convencer resignadamente de que ha dado su voto a un listo. .

viernes, 10 de abril de 2009

OBAMA, RAZON DE SER DE ESPAÑA

Una veleidosa argucia del azar fue la culpable de que la historia del territorio comprendido entre Andorra y Gibraltar conocido como España haya sido una Historia plagada de enfrentamientos fratricidas, guerras y lágrimas.
Porque la hermosa y trágica Historia de España hubiera sido un ejemplo de concordia, fraternidad y armonía para toda la humanidad si uno de sus más ilustres hijos hubiera nacido veinte siglos antes.
El trasfondo de las contiendas civiles que con tanta pertinacia enfrentaron a unos españoles contra otros durante su agitada historia fue la discrepancia sobre lo qué es España y su misión en el mundo.
Ya en los albores de los tiempos, los nativos españoles se mataron entre ellos defendiendo la idea y el destino de España según los intereses de sus aliados romanos o cartagineses.
El Conde Don Julian y el Obispo Don Opas veían una España distinta de la que contemplaba su Rey Don Rodrigo, y por eso trajeron a los musulmanes, para que los librara del concepto visigodo imperante.
El zaragozano obispo Braulio ensalzó a San Isidoro como al rompeolas que se opuso a la marejada islámica y los Abderramanes, tan españoles como los condes cristianos de los que eran enemigos, creían que era islámico el destino de España.
¿Fue la razón de ser de España descubrir nuevos mundos, demostrar la redondez de la tierra y facilitar el acceso a la Vida Eterna a los paganos de Ultramar?
Hubo quien argumentó a sangre y fuego la esencia y la misión de España como defensora de la fe, contra luteranos, moriscos y judíos.
La mitad de los españoles defendieron, y la otra mitad se opusieron, a las ideas de la Ilustración, que flameaban en las bayonetas napoleónicas.
Tan españoles eran quienes dieron, como quienes quitaron vidas por una ley sucesoria a favor o en contra de Isabel segúnda.
El Glorioso Caudillo de la Cruzada cifró la misión de España en la derrota de la siniestra alianza comunista-capitalista-judeomasónica-liberal y, sus contrincantes, se erigieron en paladines de la derrota del fascismo-imperialismo-capitalismo.
Ha sido, pues, la de España, una trágica historia de discrepancias que los españoles se empecinaron machaconamente en dilucidar matándose unos a otros .
Tarde ha llegado la definición del ser y de la misión de España pero, al fín, llegó a principios de éste venturoso mes de Abril del año 2009.
Gracias al magisterio y la prudencia de uno de los españoles más ilustres, José Luis Rodríguez Zapatero, sabemos que la misión de España, su justificación como nación y su objetivo como pueblo es ayudar a Obama.
Su definición de la misión a la que los dioses han convocado a España augura una perpetua ventura para ésta tierra tan necesitada de sosiego. Corresponde a los españoles ayudar a Zapatero para que pueda ayudar a Obama, y se cumpla así el Destino de España..

martes, 7 de abril de 2009

ZAPATERO Y LOS 17 BIBIANITOS

Trágico hubiera sido el final de Blancanieves si, abandonada en el bosque por el compasivo sicario de su madrastra, no se hubiera topado con la cabaña en la que la acogieron los siete enanitos.
Que nadie diga que el de Blancanieves es simplemente un cuento sin reflejo en la dura realidad de la vida hasta que el tiempo desentrañe el misterio del final de otro atribulado personaje, tan irreal que parece nacido de la fantasía: el de José Luís Rodríguez Zapatero.
Atormentado por el inesperado revés de la economía, desahuciado por los electores gallegos, repudiado por sus aliados vascos y catalanes, parecía sin otro amparo que el de un poderoso príncipe negro del que se confesaba embelesado.
Pero, cuando hasta esas esperanzas parecían esfumarse por haber defraudado a su valedor con una inoportuna retirada de tropas de un lejano rincón llamado Kosovo, el príncipe negro acudió en su ayuda llamándolo “amigo”.
Fue el feliz augurio de un cambio de fortuna porque, en el inhóspito bosque en el que hasta entonces parecía perdido, José Luís Rodríguez Zapatero se topó con la oportunidad de refugiarse en una crisis ministerial de la que surgieron no siete, sino diecisiete enanitos compasivos, todos con la misma cara: los diecisiete bibianitos.
Se les conocía así porque todos se parecían a Bibiana Aido, la reina de la igualdad. Todos eran cándidos, inocentes, inexpertos, leales.
Ninguno de ellos sabía hacer nada útil como cocinar, barrer, buscar alimentos, defender la vivienda de las alimañas del bosque, tejer vestidos, distinguir los frutos venenosos o cazar.
Todos ellos, sin embargo, entonaban bellas melodías, danzaban descalzos sobre los prados, se extasiaban contemplando las algodonosas nubes sobre el añil del cielo y se transfiguraban con los melodiosos trinos de las gráciles avecillas.
Sentados en torno a la hoguera, rivalizaban los diecisiete bibianitos en sus halagos y piropos a Zapatero que, consciente de lo merecido de los elogios, se sentía en la humilde cabaña tan dichoso como en el más suntuoso de los palacios.
¿Y cómo terminó el cuento, de qué vivían, quien les daba de comer, fueron felices siempre Zapatero y los diecisiete bibianitos?
Nunca se supo. Pero años más tarde, cuando un furtivo pasó por allí, se encontró con la cabaña derruida, hierbajos punzantes que brotaban de las ruinas y, de sus moradores, no halló más que algunos huesos roídos, abandonados por las fieras.

lunes, 6 de abril de 2009

NOS QUITAN A CHAVES

Puede que la Junta de Andalucía cambie pronto de presidente, pero que no culpen a los andaluces de que el próximo sea peor que el actual, porque a nadie se le ha ocurrido preguntarles si quieren que Manuel Chaves se vaya.
A lo mejor, ni a los propios andaluces les importa que Chaves siga o que lo cambien por otro porque, seguramente, para los gobernados será igual quien los gobierne.
Así ha pasado siempre en esta tierra y, como en ocasiones anteriores en que alguien decidió sin consultarlos cambiarles el mandamás, aceptarán resignados al nuevo Presidente y se limitarán a aguantarlo sin más rebeldía que la de la chanza ocasional.
Así es la vida y así seguirá. ¿Preguntaba el señorito terrateniente a los braceros si querían que les cambiara el encargado? En los viejos tiempos, ¿se conocía el nombre del nuevo gobernador civil antes de que lo nombraran?
Por ahora, el posible traslado del Presidente Chaves no ha provocado en sus todavía súbditos más que una cierta perplejidad, más porque se habían acostumbrado a verlo en Sevilla que por la sorpresa de que pueda hacer algo útil en el Gobierno Central.
Pero perplejidades aparte, el sentimiento por la posible ausencia del ubicuo Chaves se ha acogido sin llantos ni preocupación porque muy malo tendría que ser su sustituto para que se añore al que, al parecer, está ya haciendo las maletas para irse con la música a otra parte.
¿Y qué decir de sus posibles sucesores? Los únicos que podrían opinar, si se atrevieran a expresarse libremente, serían los innumerables funcionarios de la Junta que esperan mejorar su situación con el cambio.
Hay una especie de consenso, sin embargo, en que José Antonio Griñán es persona formal, preparada y nada propensa a excentricidades populistas. Pero en esas virtudes, precisamente, ven también sus carencias porque sería el tuerto en el país de ciegos.
La gente normal, por estas tierras, ha acumulado tanta prudencia a fuerza de desengaños que ven la política como espectáculo de saltimbanquis, y se limitan a jalear a los que hace populares la televisión.
Hay nombres que les suenan, además del de Griñán al que, por su edad, temen que no aguante más que hasta las próximas elecciones.
¿Y para después? Se barajan los nombres de María del Mar Moreno, de la que estiman como virtud principal la de ser mujer y el de Rafael Velasco, el número tres del PSOE de Andalucía, un político tan prometedor que, aunque no se lo pidas, te promete hasta que te van a tocar los euromillones.

domingo, 5 de abril de 2009

PAGANISMO Y SEMANA SANTA

En esta semana de exaltación de la divinidad conceptual e inabarcable de la esencia, el andaluz le da respuesta sensual al misterio incomprensible de la existencia.
Por eso, el dios único e incorpóreo al que desde hace siglos adoran los andaluces como síntesis de sus primitivas divinidades paganas, sufre, padece y muere cada Semana Santa en las calles de Andalucía.
Son fiestas de glorificación del sufrimiento carnal que, como colofón casi meramente episódico, culminan con la resurrección del Dios Redentor.
Una singularidad más de esta Andalucía inmutable, diferente del mundo cristiano en el que la Historia se empeñó en situarla.
Porque, mientras el resto de la Cristiandad se estremece con el misterio de la Resurrección como eje de su creencia, Andalucía lo hace frente a la evidencia del sufrimiento y la muerte del Redentor.
Con sus Cristos agonizantes y sus Vírgenes dolientes los andaluces se empeñan en humanizar la Divinidad porque necesitan dioses que compartan su dolor de morir y su gozo de vivir.
No es petulancia de paganos elevar al hombre a la cúspide jerárquica de la creación, sino tributo al Creador por la perfección de su obra.
Para el andaluz, la Pasión y Muerte del Redentor serían inexplicables si Cristo, además de Hombre, no fuera también Dios porque ningún mortal se resignaría voluntariamente a renunciar al esplendor de la vida en Semana Santa.
Si el Paraíso prometido a los buenos no es como la Andalucía exultante de estas fechas, debe parecerse mucho:
Después de los días mustios del tedioso invierno, un sol benévolo derrama su luz dorada sobre los campos andaluces, una perfumada brisa Atlántica riza los tallos verdes de sus trigos, el empalagoso aroma del azahar excita los ardores adormecidos y el trino estrepitoso de los pájaros modula la paz crepuscular.
Puede que los que por primera vez asistan a ellos se dejen engañar por la tenebrosa teatralidad de los desfiles procesionales, por el lúgubre aspecto de las espectrales filas de encapuchados y el monótono percutir de los tambores.
Pero si, en la incierta hora que preludia el alba, escuchan la voz ronca que silencia a los demás ruidos y los armoniza en el arabesco sonoro de una saeta, nunca olvidarán que, en Andalucía, hasta el lamento por la muerte es un canto a la vida.