miércoles, 30 de septiembre de 2009

INOPORTUNA CORAZONADA OLIMPICA

La corazonada que la megalomanía de su alcalde ha inspirado a los madrileños arruinará la ciudad, si le conceden organizar los Juegos Olímpicos de 2016.
El cuento ideado por Alberto Ruiz Gallardón tiene un final tan feliz como improbable: Madrid obtendrá 404 millones de beneficios, diferencia entre los 2.127 millones de ingresos y los 1.723 de gastos de los Juegos.
Las partidas de ingresos presupuestados incluyen 540 millones que aportará el COI, 524 de patrocinadores, 404 por venta de entradas y 19 de loterías.
Entre los gastos destacan los 973 para instalaciones no destinadas a competición (Villa, Olímpica, Centro multiconfesional de cultos, restaurantes, policlínica, reforma del Estadio Olímpico y Centro acuático.
Del presupuesto para la celebración de los juegos—el chocolate del loro del total—se excluyen las inversiones más onerosas y que se costearán con dinero público: 14.761 millones para infraestructuras y 550 millones para garantizar la seguridad.
Al Estado, a través de sus administraciones nacional, comunitaria y municipal, corresponde pagar esos gastos y el Consejo de Ministros destinó el 16 de Enero 15.345 millones de euros para respaldar la candidatura olímpica de Madrid.
Podría decirse que esos gastos se traducirán en beneficios futuros para España y para Madrid pero, exceptuando los juegos de Atlanta y Los Angeles todos los demás se saldaron con cuantiosas pérdidas.
Emplear los escasos fondos del Estado para organizar los juegos en situación de menos penuria que la actual no habría chocado pero ahora es, por lo menos, una frivolidad inoportuna.
Medio millón de madrileños se juntaron en la plaza de Cibeles la semana pasada, contagiados de la corazonada de su alcalde, que esos días les estaba notificando un incremento de impuestos municipales del 50 por ciento, por el cobro de la tasa de recogida de basuras.
Ese canon, hasta ahora subsumido en el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) y que Gallardón ha decidido cobrar adicionalmente, ayudara al alcalde a pagar el derroche de su corazonada. Y los madrileños, tan felices.

martes, 29 de septiembre de 2009

INMIGRACION Y DELINCUENCIA

La policía ha detenido en Madrid a una ciudadana letona acusada de matar a una rusa y de apuñalar a un peruano.
Se dice que fue un sórdido asunto de celos el que desencadenó la tragedia, en un parque donde habitualmente duermen indigentes.
La policía tramitó el año pasado 1.337 expedientes por muertes violentas en España, un 16,46 por ciento más que el año anterior.
El pudor hipócrita del periodista que informa y del medio que publica las noticias, hace que se omita la nacionalidad de los implicados en delitos de sangre cometidos en España, para que no se les tache de xenófobos.
Puede que descartar ese dato contribuya a la creciente sensación de que el número de delitos cometidos en España por extranjeros es proporcionalmente mayor que el de no españoles respecto a la población total.
Si esa sensación tuviera fundamento, confirmarla con datos no agravaría el problema. Si la proporción de delitos cometidos por no españoles fuera equiparable a los que implican a nativos, solo los datos pueden disolver la sospecha.
Convendría, aunque solamente fuera por una vez, aplicar la sentencia de que “la verdad os hará libres”, que en el versículo 32 del capítulo octavo de su Evangelio recomendaba San Juan.
Aunque se demostrara que la delincuencia ha aumentado escandalosamente en España desde que la endogámica población española se ha enriquecido con la llegada de los nuevos españoles, sería un precio irrisorio por el beneficio que han aportado.
El impulso a la economía de los inmigrantes es lo de menos. Lo más importante ha sido el providencial incremento de la tasa de natalidad, que ha espantado el peligro de desertización en España y su aportación para refrescar la ya mustia sangre española.
La de los últimos diez años ha sido la avalancha extranjera más notable en toda la Historia de España y, además, los que han optado por convertirse en nuevos españoles al afincarse aquí, no han sido exclusivamente varones, como en invasiones anteriores.

domingo, 27 de septiembre de 2009

ZAPATERO Y YO

José Luis Rodríguez Zapatero y yo somos los únicos españoles que sabemos que el voto de un delincuente vale lo mismo que el del juez que lo condena y que, por cada juez, hay millares de malhechores.

Por eso Zapatero procura el respaldo de los más, sin preocuparse de que lo rechacen los mejores.

Zapatero rentabiliza el conocimiento que compartimos ganando elecciones y yo lo malgasto aullando contra la actual kakistocracia, el gobierno de los peores, y abogando por la aristocracia, el de los mejores.

(Que no me muerdan los progresistas de diseño. Me avalan ejecutorias de peón y artesano y haber sido el primero de mi familia que se ganó el pan sin que el esfuerzo físico lo hiciera sudar).

El gobierno de los mejores que reclamo es el de los que por su esfuerzo, talento y honradez merezcan el reconocimiento de su autoridad por quienes prefirieron no esforzarse, cultivarse ni respetar la ley.

Los que más ganarían si el voto de los mejores tuviera más valor serían los ciudadanos comunes, a los que esta democracia responsabiliza de que decidan lo que no saben si les conviene, con la misma suficiencia que los expertos.

¿Qué a qué viene esta soflama filosófíco- política?

Viene a cuento de una de las envidiablemente brillantes “Crónicas Bárbaras” (http://cronicasbarbaras.blogs.com), de Manuel Molares en la que, con la maestría de mi optimista amigo, vaticina que la fotografía de las niñas de Zapatero podría marcar su declive electoral.

Como hubiera hecho Plutarco, traza el paralelismo entre las niñas góticas de Zapatero y la sobreexposición de lujo ostentoso en El Escorial, cuando la boda de la niña de José María Aznar, al que Zapatero sucedió.

Me temo que el actual Presidente conoce mejor que su antecesor lo que mueve a los electores al depositar su papeleta.

Rechazaron a Aznar por el derroche pretencioso que los escandalizó porque no podrían nunca imitarlo y seguirán respaldando a Zapatero porque la fotografía de Nueva York demuestra que se enfrenta y cede ante los mismos problemas a los que ellos tienen que enfrentarse y ceder.

¿Qué padres españoles no tienen que resignarse a que sus hijos vistan de manera estrafalaria por mucho que les disguste?

¿Qué hijo o hija que con su atuendo extravagante reclama su derecho a una identidad propia y distinta de la de sus padres, no agradecerá la comprensión de Zapatero al aceptar el look de sus hijas?.

jueves, 24 de septiembre de 2009

MEJOR LA ESTETICA QUE LA ETICA

La publicación de una fotografía en la que aparecen junto a Barak Obama y su esposa José Luis Rodríguez Zapatero con su mujer y sus dos hijas está levantando una polémica que, por el cargo de los dos varones fotografiados, trasciende el interés social para encuadrarse en la discusión política.
Como en casos precedentes, tampoco en éste será fácil determinar si, en la decisión de difundir la fotografía, debe prevalecer el derecho de información sobre el de salvaguarda de la privacidad.
Si las hijas del matrimonio Zapatero no aparecieran en la foto no habría discusión, ya que los cuatro personajes restantes aparecen reunidos exclusivamente por la importancia pública de los dos presidentes.
Si la fotografía no la hubiera difundido un medio oficial del gobierno norteamericano y no hubiera tenido como escenario la recepción oficial que el Presidente de los Estados Unidos ofrecía a las personalidades políticas reunidas en Nueva York, podría argumentarse contra el derecho a publicarla.
Pero no es el caso. Los seis personajes que en ella aparecen—incluyendo a las hijas de Zapatero—tienen cabida en el documento por su significación pública y no por su identidad privada.
El riesgo de los padres al hacerse acompañar por sus hijas en la recepción oficial del Metropolitan Museum de Nueva York fue que las privaba de la discreción que les hubiera garantizado la privacidad.
Ha ocurrido muchas veces y ocurrirá muchas más. Es arduo conciliar dos derechos opuestos con argumentos éticos porque la ética es la ciencia que estudia la conducta humana, a la luz de las costumbres en cada época o región.
Como consejo a los responsables de la difusión de fotografías en medios de comunicación, les sugiero que descarten los ambiguos conceptos éticos y, para tomar una decisión, recurran a la estética.
Evidentemente, la valoración estética es todavía más sujetiva que la ética. Ni los santos, que todo lo saben, se ponen de acuerdo porque, si para Santo Tomás de Aquino “pulchra sunt quae visa placent” (es bello lo que agrada al contemplarlo), su colega San Agustín hace dudar: no se sabe si es bello lo que agrada o algo nos agrada porque es bello.
Sin embargo, pocos encontrarán bella o estética la fotografía de una anciana aristócrata en bikini ni la de una política a la que estamos acostumbrados a ver elegantemente vestida, sorprendida en exiguo traje de baño en una playa.
Como mal menor, que sea la estética, y no la ética, la vara de medir fotografías conflictivas.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

AFGANISTAN:LA POBLACION NOS ODIA

“Nos paraliza el miedo a irritar a una población que, hagamos lo que hagamos, nos odia”.
Lo asegura el sargento retirado del cuerpo de Marines de los Estados Unidos John Bernard, en carta a la senadora por Maine Susan Collins, para la que las nuevas normas de combate incrementan las bajas de los soldados norteamericanos en Afganistán .
El supremo comandante de las fuerzas norteamericanas y de la OTAN en Afganistán, Stanley McChrystal, restringió el recurso a los bombardeos aéreos y al apoyo artillero para limitar bajas de no combatientes entre los que se escudan los talibanes.
Con las nuevas normas, 96 soldados norteamericanos murieron en combate los pasados Julio y Agosto, por 42 en los mismos meses del año pasado. El número de no combatientes afganos muertos pasó de 151 a 19.
Poco después de escribirle a la senadora, el sargento Bernard supo que su hijo, el cabo Joshua Bernard, había muerto en una emboscada con lanzagranadas de los talibán a su pelotón en la que pidieron para repelerla, sin éxito, apoyo artillero.
El lunes pasado, The Washington Post reveló un informe del general McChrystal evaluando las consecuencias de la aplicación de sus propias reglas de combate y en el que instaba a sus superiores a “incrementar de forma radical” operaciones conjuntas con el ejército afgano contra los taliban.
Esas operaciones, advirtió el general, supondrán a corto plazo un peligro mayor para nuestras fuerzas, “pero a la larga salvarán vidas”.
“Me preocupa”—dijo Susan Collins en la comisión del senado de servicios armados de la que forma parte—“que aumenten nuestras bajas para evitar bajas afganas”.
El Presidente Barak Obama ya ha avisado que no enviará a Afganistan “ni un soldado más” hasta que se concierte una estrategia adecuada para la intervención.
Ya en Febrero, Henry Kissinger había advertido contra el más grave error de la implicación militar extranjera en el conflicto afgano.
Señalaba que, como en intervenciones anteriores en países extranjeros, también en Afganistan los Estados Unidos pretenden crear un gobierno central y respaldarlo para que extienda su control al resto del país.
Si ni en Vietnam ni en Irak lo consiguieron, todavía menos posibilidades de éxito tienen en Afganistán, apuntaba Kissinger, porque el poder del gobierno de Kabul nunca se extendió de forma eficaz a los jerifaltes tribales y religiosos.
Pero el error imperdonable de los Estados Unidos lo cometió al ayudar a los mujahidines a derrotar al ejército soviético que había invadido Afganistan para que cambiaran sus formas tribales de vida y adopten sistemas de organización de la sociedad que rechazan.
Los Estados Unidos ayudaron a los mujahidines—predecesores de los taliban a los que ahora se enfrentan--para que Afganistan no cayera en el comunismo, sin percatarse de que el comunismo puede evolucionar hacia la democracia, pero el integrismo islámico no.

martes, 22 de septiembre de 2009

LAS BASURAS DE GALLARDON

Si el Partido Popular consiente que Alberto Ruiz Gallardón cobre en Madrid la tasa por recogida de basuras, su cruzada contra la subida de impuestos que pretenden los socialistas de José Luis Rodríguez Zapatero habrá sido un timo a los ciudadanos.
Con la llegada a los buzones de correos del aviso de cobro ya ha quedado claro que, por mucho que alardee de coherencia Mariano Rajoy, para su partido no es lo mismo predicar que dar trigo.
El daño a la credibilidad del Partido Popular ya lo ha hecho Gallardón.
Para que no perjudique fatalmente las favorables perspectivas electorales que la campaña de descrédito contra Zapatero les estaba reportando, Rajoy y la dirección del PP deberían frenar en seco, y cuanto antes, al alcalde de Madrid.
Si no lo hicieran, que dejen de criticar al Presidente del Gobierno y cambien su discurso de que el aumento de impuestos frena la recuperación de la economía.
Son contradicciones como la de la tasa de basura de Madrid las que alimentan la suspicacia de los votantes respecto a la idoneidad de éste Partido Popular como alternativa al socialismo de Zapatero.
Si el alcalde de Madrid va por libre y no acata la filosofía sobre impuestos en que el Partido Popular basa su batalla contra el gobierno, Rajoy y la dirección de su partido deberían alentarlo a que cambie de bando.
La pregresía de diseño del alcalde de Madrid, que tanto encandila a los del PSOE, tendría buena acogida entre los socialistas.
Los populares perderían un político insatisfecho porque solo es alcalde de la ciudad y, a cambio, no tendrían que costear las inacabables obras ornamentales con las que pretende auparse hasta la presidencia del Consejo de Ministros.
Como el armatoste de madera que los troyanos metieron entre sus murallas, Gallardón sería el más preciado Caballo de Troya para los populares, si persuadieran a los socialistas para que se lo queden.
Si Gallardón se fuera al PSOE y la Olimpíada se la dieran a Río de Janeiro, los madrileños estarían de suerte y Madrid podría volver a ser una ciudad cómoda, alegre, acogedora y habitable.

lunes, 21 de septiembre de 2009

ZAPATERO PUEDE GOBERNAR TRANQUILO

En esta España nuestra de adhesiones que solo quebranta la muerte, el ladino Juan Carlos Rodríguez Ibarra quiere absolver al presidente del gobierno del culto a la personalidad de que se le acusa culpando a los que lo idolatran.
Es una hábil manera de adorar al santo por la peana.
Al ex presidente de Extremadura, aunque ya no ejerza cargo político ejecutivo, le pasa como a los matadores de toros: es torero hasta la muerte y hasta su muerte, que ojalá tarde mucho en llegarle, hablará como político.
Ibarra está entrenado para adular al votante y encauzar su voluntad sin que se percate de que lo manipulan.
Si no fuera por eso, puede que se hubiera atrevido a decir que los españoles, como pueblo, tenemos una aversión patológica a derribar ídolos a los que hayamos encumbrado, aunque suframos su falsa divinidad.
Y lo que es peor, en las raras ocasiones en que los españoles se han sublevado, lo hicieron empujados por el corazón y no por la razón. Ejemplos:
En 1766 en Madrid y otras ciudades se amotinan en protesta contra el decreto que los obliga a cambiar la capa larga por la corta y el chambergo por el sombrero de tres picos. El motín logra la deportación del marqués de Esquilache, inspirador del decreto.
El dos de Mayo de 1808, los madrileños se insurgen contra la tentativa de llevarse al Infante Francisco de Paula—el mozo de 14 años de edad y evidente parecido con el favorito Manuel de Godoy—para que se reuniera en Bayona con el resto de la familia real.
Lo que Esquilache pretendía y lo que los franceses contra los que cargaron los madrileños intentaban era objetivamente bueno para el pueblo español: el primero modernizar el atuendo y estorbar el anonimato de los delincuentes embozados.
Los franceses traían la transferencia al pueblo de la soberanía de la nación, que Carlos IV había cedido a Napoleón como el que enajena un cortijo, con ganado incluido.
El más reciente levantamiento, que todavía persiste, es el de la desfranquización de España, que los españoles no emprendieron hasta después de muerto Franco.
La lealtad al Caudillo sólo la quebrantó su muerte.
Que José Luis Rodríguez Zapatero gobierne tranquilo. Los españoles no le darán la espalda hasta después de que haya dejado de mandar.

viernes, 18 de septiembre de 2009

¿QUE ZAPATERO NO AHORRA?

A los que tanta palabrería vana han derrochado culpándolo de que no ahorra en los gastos de su gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero los ha desmentido con hechos: ha viajado a Bruselas sin Miguel Ángel Moratinos.
Lo demuestran las imágenes que la noche del jueves mostró la televisión, y la televisión no miente.
Con la prestancia de Gary Cooper en High Noon, la película que los cines españoles exhibieron como “Sólo ante el peligro”, Zapatero subió a pecho descubierto los escalones de entrada del edificio donde los dirigentes europeos se reunieron a coordinar, mientras cenaban, su posición en la reunión del G-20 de Pittsburg.
Subíó Zapatero sin una vacilación, digno, sereno y sonriente. Acentuó el gesto jovial de su rostro cuando tendió la mano al anfitrión, el prime r ministro sueco Fedrick Reinfeldt y, extremando su cordialidad, le palmeó la espalda.
La modestia habitual de Zapatero y su recato al vanagloriarse de sus éxitos impiden calibrar el que, sin la menor duda, habrá cosechado también en la cena de Bruselas.
Sin miedo a la exageración, los españoles pueden estar seguros de que el Presidente de su gobierno habrá sonreído a todos sus colegas con la misma expresiva efusión que en reuniones en las que lo acompañaba el ministro de Asuntos Exteriores Miguel Angel Moratinos.
Pero, ¿ha merecido la pena ahorrar al estado el costo adicional del desplazamiento del ministro?
No está claro porque Moratinos hubiera cenado gratis y, con su ausencia, no ha podido efectuarse la cumbre que en cada reunión internacional celebran mano a mano ministro y presidente, que si no es con el único, es con el que con más asiduidad habla Zapatero en esos guateques internacionales.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

EL PAIS SE CAYÓ DEL GUINDO

El cristianismo empezó cuando San Pablo se cayó de un caballo y el zapaterismo terminó cuando El Pais se cayó de un guindo.
Los dos fenómenos se asemejan en la caída y difieren en las causas del batacazo. En la de San Pablo, aunque fuera intervención divina para que no llegara a Damasco, debió influir su fanatismo por acabar cuanto antes con la herética secta de los seguidores de Cristo.
El guindo del que se cayó El País es un árbol cargado de la apetitosa fruta conocida por televisión digital de pago que el grupo de presión política PRISA, dueño del periódico, confiaba guindar en exclusiva.
Pero José Luis Rodríguez Zapatero, usufructuario del huerto en el que crece el guindo, ha defraudado a PRISA entregándoselo a otro.
El otro es Jaime Roures, dueño de la productora Mediapro, del diario Público, de GOL TV, de los derechos para transmitir casi todos los partidos de fútbol, y rival de PRISA en el galanteo a Zapatero.
Roures carece de canales de televisión digital terrestre de cobertura nacional, pero el decreto de Zapatero le permite vender a otras plataformas sus derechos para que emitan sus partidos de fútbol.
Las plataformas cobran a sus abonados y pagan a Mediapro por el derecho a emitir los partidos. Digital +, de PRISA, y con la mitad de los más de dos millones de abonados a la televisión de pago, ha quedado a merced de un acuerdo con Roures para difundir el fútbol, médula de su negocio.
Digital + y su propietaria se sienten engañadas por la veleidad de Zapatero y su desasosiego,(no por perder el cariño del gobernante sino el dinero que esperaban ganar), les ha arrancado la venda que les impedía ver lo que para los demás era evidente: que el presidente del gobierno es un desastre.
Desde que hace un mes anunció el decreto de la televisión, el zapaterismo ha perdido a su principal valedor y la gestión política de José Luis Rodríguez Zapatero, hasta entonces encomiable, le parece a PRISA detestable.
El acta del divorcio de PRISA y Zapatero es el editorial de El Pais “En la pendiente” del 16 de septiembre, en que denuncia “el imprevisible contorsionismo” del presidente, lo acusa de “puentear y desautorizar” a sus ministros, de “impulsar políticas que no se sabe en qué consisten” y diagnostica que se está “precipitando por una pendiente”.
PRISA se cayó del guindo y, como a San Pablo cuando lo desmontó su caballo, la ha deslumbrado una luz que los demás, desde hacía años, percibían.

martes, 15 de septiembre de 2009

AFGANISTAN PARA LOS AFGANOS

Aunque precipitada y sin la mano izquierda que habría sido aconsejable para no enojar al aliado norteamericano, la retirada de las tropas españolas de Irak fue un acierto del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Acertó porque los habían enviado para que impusieran a los habitantes de Irak un sistema de gobierno ajeno a los irakíes, que se resisten a adoptar modos culturales derivados del enciclopedismo cristiano, rechazados por su tradición.
Argumentar que los soldados españoles se retiraron para no intervenir en una guerra injusta es tan simplista como calificar de legal la intervención de tropas extranjeras porque la apadrine la ONU.
Todas las guerras son injustas y la única legalidad admisible es la de rechazar con las armas al ejército extranjero invasor, como los españoles hicieron en su Guerra de la Independencia.
Hizo bien el gobierno en traer de Irak a los españoles y haría todavía mejor si repatriara cuanto antes a los que tiene en Afganistan.
Desde hace 25 siglos,los afganos defiende a su país de intromisiones externas que pretendan hacerles cambiar su forma de manejar Afganistan.
Si los irakies son reacios a amoldarse a una modernización política según el concepto que de modernización tienen los Estados Unidos y sus aliados, los afganos combaten siempre con éxito a los que pretenden que dejen de ser como son para transformarse en lo que no quieren ser.
Por Afganistan pasó Alejandro, Gengis Khan, el ejército imperial inglés, el 40 cuerpo de ejército soviético y todos ellos se retiraron derrotados, dejando a los afganos tan apegados a su forma de vida como antes de que los invadieran.
Rusia desplegó nueve divisiones motorizadas o blindadas, una brigada aerotransportada, 650 helicópteros, tres escuadrones aéreos , destinó 620.000 soldados a Afaganistán en sus nueve años de guerra, perdió 15.000 hombres, y 53.753 resultaron heridos, de ellos 10.571 permanentemente mutilados.
La intervención le costó 451 aviones (333 helicópteros), 147 tanques, 1314 vehículos blindados, 11.369 camiones y la derrota aceleró el hundimiento de la Unión Soviética.
El ruso fue el intento que más cerca estuvo de sacar a Afganistán de sus hábitos ancestrales para integrarlo en la modernidad.
Lo hubiera conseguido si el congresista texano Charlie Wilson no hubiera empujado a los Estados Unidos a ayudar decisivamente a los mujahidines antisoviéticos.
El pago de los guerrilleros islamistas por la ayuda norteamericana fue inspirar el atentado de hace ocho años contra las torres del World Trade Center neoyorquinos, pretexto del gobierno de Washington para capitanear a sus aliados en la actual guerra afgana.

lunes, 14 de septiembre de 2009

EMPEZO EN ARENYS DE MUNT

Se detecta un sospechoso interés en desdeñar la consulta independentista de Arenys de Munt porque su resultado carece de traducción legal.
Saben los interesados en quitarle importancia que los cambios políticos radicales, por lo general, se anticipan a su encuadramiento en un marco jurídico que los consolide.
Confían en que cuando el proceso iniciado en Arenys se complete con resultados similares en los otros 60 municipios previstos, los catalanes se toparán inesperadamente con un hecho consumado: su voluntad plebiscitada de separarse de España.
Es una apuesta tortuosa y no exenta de dificultades, la principal de ellas que los catalanes opuestos a la independencia lo descubran, sacudan la pasividad que los dejó en casa en Arenys y voten contra la desmembración.
Si siguen confiados en que la casi folclórica consulta inicial no ha sido más que un exabrupto romántico, cuando reaccionen será tarde porque habrán dejado de ser españoles de Cataluña y serán únicamente catalanes.
Puede que el instinto separatista de algunos catalanes se haya extendido a una mayoría de aquella región y que, tarde o temprano, Cataluña se constituya en estado independiente de España.
Las dos partes perderían algo con la modificación del mapa político actual pero ni sería una catástrofe ni a los habitantes de los dos estados les cambiaría radicalmente su vida personal.
Pero, si la separación llegara a consumarse, ya sería tarde para lamentar no haber frenado a tiempo el capricho de los políticos que alentaron en Cataluña la independencia y propiciaron en España la desmembración.
Cuando todavía están a tiempo los españoles de evitar una modificación del mapa de España, hay un hecho evidente: son más insistentes las voces que alertan en castellano de los inconvenientes de la separación que las de los que hacen la advertencia en catalán.

domingo, 13 de septiembre de 2009

AUMENTO DEL IVA A LOS FASCISTAS

Los que siempre culpan al gobierno de engañar lo acusan ahora de mentir cuando asegura que el dinero adicional para los parados lo sacará subiendo los impuestos a los españoles más ricos.
Dicen que, al aumentar como pretende el gravamen del Impuesto al Valor Añadido (IVA), los pobres pagarán lo mismo que los ricos en términos absolutos, y relativamente más que los adinerados porque les quitarán una parte proporcionalmente mayor de sus escasos recursos económicos.
No quieren enterarse de que, en una democracia como la española, los que gobiernan nunca mienten y saben más que la oposición, son más honrados y más inteligentes.
En ésta ocasión también, se han precipitado los enemigos del gobierno al acusarlo de torpe y mentiroso, sin saber cómo piensa aplicar esa subida del IVA.
El gobierno de España no solo demostrará que es más listo que la oposición nacional, sino que supera en inteligencia a los sabihondos del Banco Central Europeo porque, al aumentar el IVA, devaluará el euro sin que se lo puedan impedir.
El gobierno ya se había percatado de que subir el IVA perjudica más a los pobres que a los ricos, por lo que conjuntó a los más sagaces miembros del ejecutivo y a sus más lúcidos asesores en un grupo de trabajo—lo llaman think tank o brain storming group, que queda más moderno—para que aporte soluciones.
Ya han llegado a la conclusión de que la subida del IVA no puede afectar a los parados (sería como quitarles con el IVA lo que les dan con los subsidios) ni a quien acredite su condición de pobre. Todavía no hay acuerdo sobre la forma de demostrar esa pobreza.
Coinciden en que sería al Ministerio de Igualdad al que correspondería certificar la desigualdad que amerite la no aplicación y sugieren que, si el ministerio no tiene tiempo de emitir los certificados de pobreza que eximan del pago, se acepten como válidos otros documentos:
--Carné de afiliación al partido socialista o comunista, ya que organizaciones que acogen a “los pobres del mundo” no aceptarían a ricos en sus filas.
--Pruebas evidentes de homosexualídad, lesbianismo, drogadicción, reincidencia delictiva, no fumar, ser lector de El Pais o Público, oyente de la SER y/ o espectador de CNN, la sexta, la cuarta y las autonómicas de Andalucía y Cataluña.
El rompepelotas discrepante, que nunca está de acuerdo con nada, se irrita:
--“Oiga, que muchos de esos son ricos, o por lo menos no son pobres”.
El jefe del brain storming group lo tranquiliza;
--“Pero son demócratas y de lo que se trata”—lo ilustra—“es de que el impuesto adicional lo paguen los fascistas”.

jueves, 10 de septiembre de 2009

VOTAN A LOS QUE ENVIDIAN

En La Maddalena, población e isla del mismo nombre al norte de Cerdeña, han coincidido dos políticos que, gracias a que sus votantes se ven en ellos cuando se miran al espejo, ganan elecciones.
Silvio Berlusconi, que alardea de ser el mejor primer ministro en los 150 años de historia de Italia, no oculta el secreto de su éxito: “Los italianos”—asegura—“quieren ser como yo”.
José Luis Rodríguez Zapatero, menos franco o más ladino sabe, aunque no lo admita, que lo votan porque encarna la máscara de progresía candorosa tras la que los españoles quisieran ocultar sus depreciados fervores pretéritos.
Zapatero y Berlusconi son políticos de mérito porque, por intuición o cálculo, han sabido conectar con la mayoría de sus conciudadanos.
Pero a ninguno de los dos corresponde la gloria del descubrimiento de esa piedra filosofal que transmuta en seguidores a la masa amorfa de votantes.
Son discípulos de un genio que, además de persuadir a sus conciudadanos para que lo respaldaran, los condujo de desastre en desastre hasta la derrota final en una guerra catastrófica: Benito Musolini.
Dicen que El Duce, cuando uno más de sus aduladores lo ensalzaba por su acierto al crear el fascismo, lo corrigió:
“El fascismo”—cuentan que le dijo—“no lo inventé yo. Lo encontré en los más profundo del alma de los italianos”.
Nemesio Rodríguez, un entrañable amigo y lúcido periodista que durante años fue corresponsal en Roma, me explicó: “ los italianos votan a Berlusconi porque les gustaría ser ricos, influyentes, astutos, tener queridas como él y burlar la ley sin que los metan en la cárcel”.
En el alma italiana de entreguerras había delirios imperiales y, en la de hoy, ansia de drogas, sexo, vacaciones y rock and roll.
En el alma de los españoles actuales, botellón, subsidios, misiones de paz y aborto libre.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

LA MANIA DE MODERNIZAR AFGANISTAN

Por muy sabio que fuera, Sócrates se equivocó al afirmar que el hombre es el mayor de los misterios porque no hay misterio más incomprensible que la manía de los extranjeros de que Afaganistan se modernice.
Un siglo después de que Socrates muriera Alejandro Magno quiso llevar al dominio persa que era entonces Afganistán la cultura griega. Su ejército ocupó la zona, pero no modernizó a los afganos. Lo mismo le pasó después a Gengis Khan.
Budismo, hinduismo y zoroastrismo lo tiñeron de modernidad coyuntural hasta que el islamismo se asentó el año 636 en el país y es, desde entonces, el principal aglutinante de sus 30 millones de habitantes, pertenecientes a dos docenas de etnias distintas y casi siempre enfrentadas.
Hindúes, chinos o rusos han pretendido influir en Afganistán esporádicamente y los ingleses intentaron incorporarlo a la modernidad en una larga y desastrosa guerra. Hasta los alemanes fracasaron cuando el primer ministro Hashim Khan los llamó para equilibrar la influencia que se disputaban rusos e ingleses.
(Uno de los ingenieros de la alemana Organización Todt cuenta que, cuando planteaba la construcción de puentes, los afganos se negaban a obedecerlo y lo hacían de mala gana. Tiempo después, cuando regresó para comprobar el estado de sus obras, descubrió que el cauce de los ríos, modificado cada año según la intensidad del deshielo, discurría lejos de los puentes que había construido).
Además del Islam que practicaban, unía a los afganos la monarquía, que toleraban hasta que el general Mohamed Daud Kan, primo, cuñado y ex primer ministro del rey Mohamed Zahir, lo destronó, dicen que con la aquiescencia del soberano, de vacaciones en Roma.
Daud fue víctima de un sangriento golpe cinco años más tarde y, finalmente, el comunista Babrak Karmal se hizo con el poder,que le disputaban los mujahidines islámicos en una feroz guerra santa.
En la nochebuena de 1979 el ejército soviético acudió en su auxilio e invadió Afganistan.
Diez años después, y tras 14.453 muertos y 53.753 heridos—según datos oficiales—las tropas rusas se retiraron y la derrota aceleró el derrumbe de la Unión Soviética.
La ayuda encubierta de los Estados Unidos a los guerrilleros islámicos fue decisiva para la derrota soviética.
Los integristas musulmanes pagaron la ayuda norteamericana inspirando los atentados de las Torres Gemelas, que los norteamericanos pretextan para la modernización de Afaganistán que capitanean secundados, entre otros paises, por España.

martes, 8 de septiembre de 2009

A LA CHUSMA, MANO DURA Y OIDOS SORDOS

Alardea de que “fue la más divertida del año” la noche en que su patulea hirió en Pozuelo de Alarcón a diez policías, provocó 13 incendios, asaltó una comisaría y agredió a 23 incautos. Hay que poner pie en pared.
O nos integramos en la chusma o hacemos que los chusmetas dejen de en paz a los que no lo sean.
No sé si serán los polvos de la permisividad garantista del delincuente los que han traído estos lodos del desamparo de las víctimas, pero lo sospecho.
Cuando en la prehistoria franquista había delincuentes y se castigaba el delito sin perder el tiempo en las musarañas de las causas que los hubieran inducido a la delincuencia, los policías andaban por las calles a cara descubierta y los delincuentes se ocultaban.
La gente que respetaba la ley—la gente de orden, decían despectivamente los progresistas embrionarios—salían de sus casas a cualquier hora del día o de la noche por todas las ciudades y pueblos de España.
Ahora, en este estado de derecho que los progresistas ya talluditos nos han implantado, la gente de orden no puede ni encerrarse en sus casas porque hasta en ellas los cazan los delincuentes cuyos derechos garantiza el Estado de Derecho.
Que nadie se equivoque. Creo firmemente en la libertad de cada uno para exponer sus ideas con la palabra, intentar convencer a los que disientan, manifestar en público su queja o su opinión.
Defiendo con la misma firmeza que quien ejerza esas libertades no limite la del que no quiera secundarlo.
Los límites para la libertad del que no quiera sentirse parte de la masa lo abarcan todo: desde el botellón que rompe la paz de los que prefieren la sobriedad a la embriaguez, a los transeúntes que tienen que alterar su rutina por una manifestación callejera que ni les va ni les viene.
En el término manifestación incluyo la reclamación tumultuaria de reivindicaciones salariales, la protesta por crímenes salvajes, las procesiones religiosas o los desfiles militares.
Que hagan manifestódromos –naturalmente gestionados por empresarios privados que los alquilen, emplazados en lugares cuyo acceso no estorbe al tráfico habitual—y que todo el que quiera (naturalmente previo pago por los organizadores) se manifieste libremente, hasta contra el uso del presente de indicativo.
Pero al que cometa el delito de incomodar al que tiene derecho a que no lo incomoden, que lo pague.
Y para los que saben que los detendrán, los interrogarán, sus papas depositarán una fianza, y un abogado caro los defenderá para que los condenen a dos horas y cuarto de prisión, se recomienda el remedio que tan eficaz era hace años: no maniatar a la policía.
Si a algún agente se le va la mano y el progre inevitable no es capaz de hacer la vista gorda, a las necias palabras de la progresía, el oído sordo de la sensatez.

lunes, 7 de septiembre de 2009

PACTAR POR PACTAR, UN TIMO

En el acto litúrgico de Rodiezmo y rodeado de concelebrantes con el ritual pañuelo rojo al cuello, el demagogo José Luis Rodríguez Zapatero entusiasmó a sus devotos cuando responsabilizó a la oposición de los fracasos de su gobierno.
El Presidente del Gobierno sabía que emplazar al Partido Popular a que, “por una vez” acepte un pacto de estado sobre energía y educación era solo un recurso dialéctico para neutralizar a la oposición.
No debería ignorar Zapatero que es al gobierno al que corresponde la iniciativa de proponer iniciativas articuladas y negociar su aprobación en el Parlamento.
También sabe que proponer un pacto sobre energía y educación, en abstracto, es tanto como pedirle a quien no haya visto un cuadro que lo declare bello porque su interlocutor diga que le ha gustado.
A la oposición le incumbe fiscalizar al gobierno, sugerir alternativas y vigilar el cumplimiento del pacto al que se llegue tras conciliar medidas discrepantes. Si la oposición accediera a pactos cuyo alcance ignora se sometería al gobierno y dejaría de ser oposición.
¿Qué debería hacer el Presidente del Gobierno de España si, de verdad, quisiera pactar con la oposición?
Ante todo, presentar un texto escrito que contenga las medidas concretas que propone, encomendar a su grupo parlamentario que las concilie con las que, sobre el mismo asunto defienda la oposición y, tras una negociación en la que ambas partes acuerden un texto comúnmente aceptable, lograr su aprobación.
Hasta que el Presidente del Gobierno demuestre su buena fe al proponer un pacto sobre un texto concreto y no sobre vaguedades abstractas, la oposición no debería ni molestarse en contestarle.
Pero el Partido Popular debería replicar a la propuesta de Zapatero, aunque no es al presidente del Gobierno al que debe dirigirse, sino a los votantes.
Además de que le conviene, el Partido Popular tiene la obligación cívica de ilustrar a los ciudadanos y alertarlos sobre la trampa política que volvió a tenderles Zapatero en Rodiezmo y desenmascarar su pretendida oferta de pacto sin concretar lo que quiere pactar.
Los pactos que Zapatero pide, y la forma en que los exige, son teatrales brindis al sol, que solo buscan el aplauso gratuito de los aficionados de los tendidos de la solanera, antes de citar al toro con la muleta para empezar la faena.

domingo, 6 de septiembre de 2009

ZAPATERO, GEMIO, ALHAKEN

La empalagosa conversación del hombre y la mujer que se arrullaban en la radio sugería que se habían abismado en un idilio galante, preludio de la inevitable conjunción de sus cuerpos y culminación de la complicidad de sus almas.
Más que la entrevista de la presentadora de un programa de radio al presidente del gobierno para que oyentes ávidos encontraran respuesta a sus tribulaciones, parecía el secreteo cómplice de dos enamorados en los prolegómenos de la intimidad acuciantemente deseada.
Hablaban de lo que les debería interesar a todos, pero el arrullo de sus palabras sonaba al de amantes fogosos que hubieran olvidado cerrar el micrófono, traicionados su impaciencia.
Lo que los oyentes de Onda Cero escucharon la plácida mañana del sábado cinco de Septiembre, en la que las otras emisoras decían que el gobierno incrementará la capacidad de fuego de los militares españoles en Afganistán enviando más soldados, era una entrevista de Isabel Gemio a José Luis Rodriguez Zapatero.
Los que oyeron la entrevista al político se quedaron sin saber por qué el mismo hombre que retiró de Irak a españoles que los irakíes atacaban como a invasores,quiere mandar a Afganistán más soldados para que los afganos los tiroteen por haberlos invadido.
No habría hecho falta entrevistadora si Onda Cero hubiera querido que sus oyentes escucharan lo que en sus receptores captaron porque se asemejaba al recitado de las preguntas rituales del catecismo Ripalda, con las respuestas previamente establecidas para esas preguntas.
La Gemio consultaba obsequiosamente a Zapatero y el presidente del gobierno, como alumno aplicado, repetía todo lo que ha hecho y amenaza hacer para que España remonte como un cóndor los efectos de la crisis económica, que se empeña en perpetuarse.
Hubo, sin embargo, un punto en que se rompió la cantinela del monótono guión: fue cuando Rodríguez Zapatero, pavoneándose de la Ley de Dependencia que su gobierno hizo aprobar, ilustró una de las carencias que los españoles padecían antes de que lo hicieran presidente:
--“Cuando llegué a La Moncloa”—reveló—“no había rampas de acceso para minusválidos”.
--“No me lo puedo creer”—se escandalizó justamente indignada la Gemio—“no me diga que en La Moncloa no había rampas”.
Las rampas de La Moncloa son, para Zapatero, lo que para los mordaces cordobeses del califato representó “la añadidura de Al Haken II”, el indolente, culto y sodomita heredero de Abderraman III, que añadió un agujero a la jabeba, la flauta morisca,como aportación personal al espelndor del imperio que forjó su padre.

jueves, 3 de septiembre de 2009

PRICIPE DE ASTURIAS A UN DEPORTE ESPAÑOL

El Premio Príncipe de Asturias del Deporte se le ha concedido a una modalidad racialmente española, después de recompensar año tras año a deportistas que lo ganaron por su habilidad en tenis, baloncesto, golf y otros inventos anglosajones.
Ya era hora porque, por muy rusa que sea Yelena Isinbayeba—que afortunadamente en nada se parece a los rusos torvos y malencarados que retrataba la propaganda franquista—su galardón lo ha obtenido por sublimar una práctica tradicional española.
El salto con pértiga, la modalidad deportiva que le ha valido el Príncipe de Asturias a la apetitosa rusa, se dice que lo practicó por primera vez en circunstancias extremas un conquistador español al que los aztecas, por su melena bermeja, apodaron Tonathiu, el dios Sol.
Hay dudas sobre esa proeza, que Francisco López de Gómara, en su historia de la conquista de México,atribuye a Alvarado. Pero López de Gómara ni siquiera estuvo en las Indias.
Por rumores de terceros o por afán laudatorio, dice que el Tonathiu conquistador, cuando en la noche triste huía hacia Tacuba de los aztecas que acosaban a los españoles, salvó un canal haciendo palanca con su lanza y conservó la vida.
Bernal Díaz del Castillo, que sí participó en la conquista de México y que escapó de la ira vengativa de los aztecas, desmiente esa hazaña de Alvarado en su “Verdadera Historia de la conquista de la Nueva España” y Hernán Cortes no la menciona en sus “Cartas de Relación”.
Como son dos testimonios de testigos presenciales contra el de uno que no estaba allí, es justo descartar a Pedro de Alvarado como inventos del salto con pértiga.
Pero sobran pruebas documentales de que el salto de la garrocha, como debería conocerse en español lo que con tanto garbo hace la Isinbayeba, es patrimonio de la imaginación, el arrojo y la destreza de un pueblo elegido por Dios: el pueblo español.
Hasta finales del siglo diecinueve era suerte ejecutada con asiduidad y aplaudida con entusiasmo nada menos que en los espectáculos taurinos, el rito definitorio de lo español.
Fue el matador de toros José Luis Chicorro un ilustre antecesor de la deportista rusa que, haciendo palanca con su pértiga apoyada en el ruedo, salvaba con galanura no el listón, sino las amenazantes astas de los toros a los que se enfrentaba.
Manuel Lagares y Hermengildo Ruiz “Chaval”, colegas de Chicorro, sufrieron cornadas graves al ejecutar el salto de la garrocha y Don Francisco de Goya y Lucientes inmortalizó en uno de sus aguafuertes a Juan Apañani, en el momento en que burlaba la embestida del toro apoyándose en su pértiga.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

LO QUE QUIERE ZAPATERO, Y NO NOS EXPLICA

¿“Hasta cuando”—se pregunta un español desesperado—“ desdeñaremos lo que ignoramos?
¿“Por qué”—se lamenta deprimido—“rechazamos lo que no comprendemos”?
El abatimiento de este Catilina contemporáneo está justificado: no se explica que todos critiquen los esfuerzos del Presidente del Gobierno para que España remonte la crisis económica.
El observador imparcial, que como Beltran Duguesclin ni pone ni quita rey, tiene que darle la razón a Catilina sin, por ello, eximir a José Luis Rodríguez Zapatero de parte de la culpa.
La excelsa capacidad con que la naturaleza lo dotó para gestionar la justicia social, la política, las relaciones internacionales, el baloncesto y la economía lo inducen a creer que todos tenemos su mismo talento.
Es ese disculpable error, y no la malicia, lo que le ha impedido percatarse de que, como sus gobernados somos más torpes, precisamos que nos explique el objetivo aparentemente inconexo de sus medidas económicas.
Zapatero sabe que, por separado, sus decisiones pueden parecer contradictorias, aunque sean maniobras tácticas ideadas para que confluyan en un objetivo estratégico común: recuperar la opulencia perdida.
Tendría que haberlo explicado como un padre le revela a su hijo, para que entienda el misterio de la perpetuación de la raza humana, que a los niños los traen las cigüeñas.
Ayudemos a Zapatero:
Para no repetir la época de despilfarro económico anterior a la crisis, hay que limitar la capacidad de gasto de los españoles, que son unos manirrotos.
Es un axiona que el individuo no sabe el valor de lo que gana ni de lo que gasta por lo que es obligación del Estado, que todo lo sabe, fijarle sus ingresos mediante subsidios y administrarle sus ahorros con impuestos crecientes, para que no se le ocurra gastarlos en viajar a Disneylandia.
Al regular el gasto se sujeta el consumo, lo que abarata los precios. Mientras más gente viva del subsidio, más bajará el Indice de Precios Al Consumo y menos gravará la inflación a los ciudadanos.
Como el individuo es incapaz de decidir por sí mismo y es el Estado el que mejor sabe lo que a cada uno le conviene, se regulará el peso, la talla, los gustos, el pensamiento y la religión de todos los ciudadanos.
Se garantizará la libertad aunque, como los dimmies en la añorada época califal, los trasgresores tendrán que pagar multas por fumar, correr en su coche, ser heterosexual, ir a misa, oir otra emisora que no sea la SER, leer periódicos distintos de El Pais o Público y ver canales que no sean la sexta, la cuarta, Plus o CNN.
Lo que se recaude con las multas financiará nuevos subsidios de paro, hasta que se logre el objetivo final: todos parados.

martes, 1 de septiembre de 2009

LA BELLEZA DE LA GUERRA

En el aniversario del inicio del colosal espectáculo montado por Adolf Hitler y Josef Stalin, conocido después por segunda guerra mundial, permítase a un belicista descartado por inútil total del ejército acaudillado por el temerario comandante de batallón Francisco Franco, abogar por la guerra.
Aunque sin saberlo, más de media humanidad comparte el arrebato emocional y estético de este guerrero frustrado: son los millones de espectadores que pagan por asistir cada semana al simulacro bélico que es un partido de fútbol.
Se resignan a disfrutar del espectáculo deportivo, que es un simulacro de guerra, como los diabéticos nos contentamos con la sacarina, sucedáneo del azúcar.
No me resisto a citar al prusiano Karl Von Clausewitz, ilustre antecesor de Josep Guardiola, que definió la guerra como continuidad de la política por otros medios.
¿No es el madridismo antibarcelonismo y el barcelonismo antimadridismo? ¿no hay una contienda feroz y latente entre esas dos ciudades, que se expresa en la rivalidad de sus clubes?
Ese simulacro de guerra es casi siempre menos sangriento que el conflicto armado, pero no mucho más barato.
¿Cuántos esclavos recién importados de África habrían podido comprar en el mercado de Richmond hace 160 años los dueños de las plantaciones del Camp Nou y del Bernabeu si se hubieran presentado con los 450 millones de dólares que se han gastado este año en el mercado de futbolistas?
El más fornido y sano esclavo no costaba en Richmond más de 1.200 dólares, equivalente al precio de una finca de 400 hectáreas al este del Mississipi.
Guerra y deporte comercial son espectáculos parecidos pero no iguales, porque al segundo le falta la grandiosidad épica con que lo cantan quienes lo relatan y los cronistas deportivos no se parecen nada a Mijail Koltsov o Edward Murrow.
Puede que, además, ya no se fabriquen corresponsales de guerra como los de antes. Vean: “Nos despertaron unas explosiones y disparos. Nos levantamos rápidamente y tomamos los fusiles. En la calle, Jiménez y yo avanzamos a saltos”
El narrador es un periodista comprometido, de los que les gustan a los de izquierda. Jiménez se llamaba realmente Orge-Glinoedski, naturalmente militar ruso. El periodista comprometido no era otro que Mijail Koltzov, nacido Mijail Friedliand, que bajo la cobertura de enviado especial de Pravda, entró en España de matute en uno de los aviones que el camarada Malraux despachaba para ayudar a los republicanos.
Koltzov sí que era un corresponsal de guerra, y no los de ahora: en sus primeros diez días lo recibieron y aconsejó a los jefes políticos y militares de Barcelona, al presidente Giral, a la Pasionaria, a Durruti, y tuvo tiempo de evaluar la amenaza que para Stalin eran los trotskistas españoles, pegó unos tiros y envió una docena de crónicas.
Que aprendan y no lo imiten los corresponsales de guerra de ahora porque, como casi la mitad de los rusos destacados de su época, Koltzov fue detenido en 1938 y fusilado por orden de Stalin en 1942.
Se escapó de las pérfidas balas fascistas en España, pero al clarividente Stalin no le dio gato por liebre y pago con la vida su actividad antipartido