sábado, 24 de enero de 2009

ESPIAS Y DIABLOS

Cuando el diablo no sabe qué hacer, con el rabo mata moscas.
Pero, ¿en que pudo distraerse Satanás en vísperas de esta ciclogénesis explosiva en la que los rigores invernales lo privaron de moscas a las que matar?
Lean El Pais, vean la sexta, aprendan del canal Cuatro, déjense arrullar por la SER y lo sabrán: El Diablo se dedica a espiarse a sí mismo.
Pues mira qué bien, así no tendrá tiempo de tentar a los pobres pecadores. Sin tentación no hay pecado, sin pecado no hay condena y sin condena, es segura la redención y la salvación eterna.
¿Quién debería estar más contento de las veleidades de Belcebú? Evidentemente, el enemigo del mal que personifica y, como el principal adversario del Satanás que se espía a si mismo es el Partido Socialista, los socialistas tendrían que aplaudir las frivolidades de Satanás.
El razonamiento parece irrefutable pero indicios hay de que, por lo menos en éste caso, no es toda la verdad lo que verdad parece.
Porque, ¿a qué viene, si no, el genuino rebote que la vistosa Señorita Pajín, doña Leire, se agarró en Valdepeñas, exigiéndole al pastueño señor Rajoy que encause, investigue, depure y castigue al culpable del diabólico espionaje?
Del justiciero fervor de la señorita Pajín se deduce una primera consecuencia: que da por amortizado al señor Rajoy como diablo y, al asumirlo como aliado, identifica como demonios peligrosos a Ruiz Gallardón y a Esperanza Aguirre.
La maledicencia, que es una de las prerrogativas satánicas, sugiere que todo este lío de los autoespionajes políticos no es más que un ardid de los adversarios ideológicos del Partido Popular para ocultar sus propias debilidades.
Esos mal pensados aducen que los socialistas se sacan de las faltriqueras memorias históricas, matrimonios entre maricones o espías de pacotilla para que no se hable de negociación con terroristas, fracaso económico o escándalos en Pinto.
No lo creo. La señorita Pajín y sus socialistas, seguramente, querrán que Gallardón y Aguirre dejen de espiarse para que, en beneficio de sus administrados de Madrid, dediquen su atención a montar otra red subterránea de autopistas en la capital, extiendan más el metro o pongan en marcha nuevos hospitales.
Que hagan caso al clamor polifónico del Grupo Prisa y a su jefa Leire porque, si los diablos Gallardón y Aguirre siguen matando moscas con el rabo, van a parecer gobernantes de Andalucía o Cataluña.