martes, 3 de marzo de 2009

ECONOMIA MELANCOLICA

Equivocados estaban quienes tachaban de materialistas a los que parecían obsesionados con los bienes materiales, sobre todo con la economía y el dinero, porque se ha diagnosticado, por fin, que la enfermedad que tiene postrada a la economía mundial no se debe a una dolencia del cuerpo sino del alma.
“The Wall Street Jorunal”, el vademecum de consulta obligada para quienes quieran saber lo que ocurre en el mundo de los negocios, culpa hoy al “profundo sentimiento de melancolía entre los inversores” del batacazo que ayer se dieron las bolsas de todo el mundo.
Adam Shell coincide en “USA Today” en la ausencia de razones económicas para explicar que la Bolsa de Nueva York se desplomara ayer, lunes, a niveles anteriores a Abril de 1997.
“Las cotizaciones caen sin freno. Los inversores han entrado en pánico. Los numerosos intentos de operaciones de rescate gubernamentales fracasan en su pretensión de restablecer la confianza”, dice Shell.
Puede que lo que afecte a la economía mundial sea ese trastorno llamado melancolía pero ese estado de ánimo puede obedecer a alguna carencia física, como la que en el ser humano desencadena a veces la anemia.
Scott Black, presidente de Delphi, cree que la caída de las cotizaciones traducía la desconfianza en los planes de rescate de la economía puestos en marcha por Barak Obama y un varapalo personal al presidente.
Debe ser un sentimiento extendido porque “Los Angeles Times” se queja de que “cada día hay un nuevo plan de reactivación y cada día se anuncia la necesidad de un plan nuevo de rescate de alguna empresa o sector en quiebra. Los mercados están paralizados”.
Todavía no ha entrado en funcionamiento el que Obama apadrinó por valor de medio billón de euros y “The Washington Post” revela hoy planes para uno nuevo: la creación por parte del gobierno de varios fondos de inversión para comprar a los bancos los créditos contaminados y de difícil recuperación que están paralizando la reanudación de su actividad crediticia.
Dice el periódico que Obama estima que sería necesario dotar esos fondos con alrededor de un billón de dólares, el equivalente a la suma del plan de reactivación de George Bush y del que el propio Obama impulsó nada más acceder a la presidencia.
Un billón de dólares es, peseta más o menos, el 80 por ciento del Producto Interior Bruto de España, es decir lo que produce este país durante un año.
Qué vista le dio Santa Lucía al gobernante con apellido de remendón (1) que dirige nuestros destinos y que, hasta hace pocos meses, no veía crisis económica por más que mirara.

(1) Por supersticioso, me resisto a escribir el apellido del Presidente del Gobierno. Solo pensarlo me obliga a formular, como antídoto, una jaculatoria a mi Santo Patrón, el único capaz de meterle las cabras en el corral a Lucifer, Satanás o El Demonio, que a cualquiera de esos nombres está siempre atento.