sábado, 28 de marzo de 2009

PEOR LA SOLUCION QUE LA CRISIS

Si tan virulenta es la crisis como dicen, más vale echar cuentas de los gastos superfluos de que deberemos prescindir en España para sacar adelante el país.
Si exceptuamos a los que perderían sus enchufes, no habrá muchos que se opongan seriamente a suprimir el derroche improductivo de las Comunidades Autónomas.
Hasta ahora, que se sepa, para lo único que han servido es para dar empleos a cambio de votos.
Fuera, pues, las comunidades autónomas.
Con la única excepción de la de Bailén, las fuerzas armadas españolas (Tierra, Mar y Aire), llevan 350 años sin ganarle una batalla a ningún otro ejército regular extranjero.
Fuera del Presupuesto, pues, la partida de Fuerzas Armadas.
Si hubiera que enviar españoles al extranjero representantes en Misiones de Paz, se mandarán futbolistas de prestigio, cantantes, bailaores, enfermeras, practicantes y médicos, siempre que pueda prescindirse de sus servicios en territorio nacional.
Y quieren decirme de verdad, de verdad, ¿para qué sirve el Ministerio de Asuntos Exteriores y su Cuerpo Diplomático? ¿Hay mayor sarcasmo que lo de “fuentes diplomáticas bien informadas?”.
Nunca se enteran de nada y, cuando se enteran e informan a su Ministerio, no los creen. Suprimido pues de los presupuestos, Asuntos Exteriores, colaboración, cooperación internacional y otros caprichos.
El Instituto Nacional de Empleo (INEM) solo recoloca al cinco por ciento de los parados. El resto lo gestionan empresas privadas. Fuera el INEM.
La gestión de la Enseñanza Pública es un desastre carísimo. Se mantendrá la gratuidad de la enseñanza, pero con gestión concertada.
Fuera el Ministerio de Educación que, con el nombre de Inspección de Instrucción Pública, se limitará a fiscalizar el cumplimiento de los contratos con las organizaciones con las que el Estado haya concertado toda la Enseñanza.
¿Cómo es eso de que las empresas de mensajería y seguridad privadas sean de las más florecientes? Es una prueba de que las públicas, por las que el Estado nos cobra impuestos, no funcionan.
Fuera, por lo tanto, las partidas asignadas en los Presupuestos a Fuerzas de Seguridad y Correos. El Estado seguirá prestando a los ciudadanos esos servicios, pero gestionados por empresas capaces, eficaces y que no derrochen.
El cascarrabias de turno, que ya no puede más, chilla:
--Alto ahí, usted es un fascista que pretende acabar con el Estado.
--No señor, el Estado no necesita que acaben con él, porque su ineficacia ha sido su suicidio. Y lo de fascista, ni me ofende ni me halaga. Mientras no me llame sevillista…Si me deja, sigo proponiendo ahorros en gastos superfluos.
--Ni hablar, porque ya lo veo suprimiendo las procesiones de Semana Santa, con lo que me gustan.
--Suprimirlas no, pero cobraría un canon carísimo por la ocupación de calles, que son de todos. Y las cofradías, si quieren, que reviertan el costo de ese canon en los espectadores. ¿Sigo?
--No, no, prefiero la crisis.