domingo, 26 de abril de 2009

PSOE: ALMUNIA POR ZAPATERO

Son tantas las ocasiones en las que su actuación posterior desmintió sus afirmaciones previas, que hay que ser muy cándido para no sospechar que, cuando dice que algo es verdad, está mintiendo.
Pero, por una vez al menos, estoy dispuesto a creer que es cierto, como lo oí decir el otro día en televisión, que “le resbalan” los consejos de que cambie el enfoque de su lucha suicida para sacar a España de la crisis económica.
Ojalá se equivoquen quienes creen que sus medidas, más que resolver el problema, lo agravan.
Si José Luis Rodríguez Zapatero acierta y sus críticos se equivocan, todos ganaremos y no solamente el Presidente del Gobierno.
De las predicciones de sus críticos, nadie se acordará pasado mañana, en éste país de amnésicos.
Pero, ¿y si son sus críticos los que aciertan y el Presidente se equivoca? Dios no lo quiera porque perderemos todos y, cuando llegue el momento de buscar responsables del fracaso, el dedo acusador apuntará a Zapatero y a los dirigentes de su Partido que compartieron la ceguera de su tozudez.
Zapatero pagará su error al perder su cargo pero, para que algún socialista vuelva a La Moncloa en un futuro previsible, muy escandalosamente mala tendrá que ser la gestión de los adversarios políticos que sucedan a los socialistas.
Si no le resbalaran las advertencias de los que le avisan que va por mal camino y admitiera que podría estar equivocado, no sería el primer caso en el que un político deja paso a otro dispuesto a seguir los consejos de quienes aconsejan un camino diferente.
Winston Churchill, como primer lord del Almirantazgo, formaba parte del gabinete de Neville Chamberlain y lo sucedió cuando la tragedia de la guerra convenció al Primer Ministro inglés del fracaso de su política de apaciguamiento con Adolf Hitler.
En el partido de Zapatero, un prestigioso economista que lo antecedió en la secretaría general del partido y es ahora comisario de Economía de la Comisión Europea, ha aconsejado medidas diferentes de las que José Luis Rodríguez Zapatero se niega a poner en vigor porque, en un gesto de soberbia barriobajera, dice que “le resbalan”.
No todos servimos para todo, nadie es infalible y la persistencia en el error, aunque moralmente justificado por la mejor de las intenciones, está causando mucho daño a muchas personas.
Por la confianza que sus electores depositaron al elegirlo, no se merecen que se niegue a escuchar los consejos que le dan. Si no se fía de sus adversarios políticos, que confíe en sus camaradas y, si sus escrúpulos ideológicos le impiden cambiar su política, que llame a Joaquín Almunia.