domingo, 24 de mayo de 2009

CONFRONTACION POLITICA DE MENTIRIJILLAS

Es irritante la tozuda negativa de la oposición a acceder a lo que no se cansa de pedirle el gobierno, y enfermiza su manía de criticar todo lo que el gobierno hace o dice que va a hacer.
Y no es que se les pida nada descabellado porque lo único que los del PSOE solicitan es que, si sus contrincantes no los apoyan expresamente, dejen “fuera de la confrontación política” los asuntos en los que discrepen.
Dicen los que conocen los entresijos de la política española que el gobierno y su partido andan desconcertados porque sus adversarios se empeñan en llevarles la contraria.
Bien justificada tienen, sobre todo los del Partido Popular, la deslealtad de que, con razón, los acusa el Partido Socialista Obrero Español.
Se duelen porque, con una oposición tan poco sumisa, no hay quien gobierne con eficacia ni quien resuelva los problemas que, por acción u omisión, origina el gobierno.
Lo peor es que nada consigue una oposición tan poco complaciente porque, por mucho que insistan los discrepantes, el gobierno acabará haciendo siempre lo que desde el primer momento dijo que haría.
¿De qué le ha servido al Partido Popular oponerse a la negociación con ETA, avisar del chaparrón que amenazaba a la economía, advertir de la imparable subida del paro o denunciar la incongruencia de que una niña dependa de sus padres para todo menos para abortar?
A la interminable lista de deslealtades se suma ahora la crítica de la oposición al prudente silencio que, para no sembrar el pánico, se impuso al brote de gripe en un cuartel.
Esa oposición díscola parece que ahora quiere sacar los colores al gobierno en el caso de Marta del Castillo, la niña sevillana supuestamente asesinada y cuyo cadáver, después de la afanosa búsqueda en el río y en el vertedero donde su asesino confeso dijo que lo habían arrojado, sigue sin aparecer.
Mar Moreno, consejera de educación y tapada del presidente Rodríguez para presidir la Junta de Andalucía, quiere que casos como el de Marta “queden fuera de la confrontación política”.
Ese eufemismo, traducido al lenguaje de Pero Grullo, quiere decir que no se mencionen en campañas electorales los asuntos que puedan quitar votos al Partido Socialista.
Los de la oposición siguen en sus trece, nada más que por molestar, porque una campaña electoral de guante blanco es imposible que sea menos eficaz que las que consisten en criticar al gobierno.
Las campañas electorales libres de asuntos desagradables en la confrontación política serían tan estériles como las actuales, pero mucho más placenteras.
Se hablaría del estremecimiento que la brisa provoca en la imagen de la luna reflejada en la quietud de los lagos, del trino melodioso de los jilgueros, de la hermandad de los pueblos gracias a la alianza de chiitas y sunnitas y de la caricia tibia del sol primaveral como preludio del grano en sazón.
Pero los que no se dan cuenta de que España sería la perjudicada, si el PSOE dejara de gobernar, se empecinan en hablar de asuntos soeces, groseros y ordinarios en su campaña electoral, en vez de hacer una oposición de mentirijillas.
Les tiene sin cuidado incomodar a los electores con problemas desagradables.