sábado, 21 de noviembre de 2009

EL MUNDO NECESITA A ZAPATERO

Si alguna vez deja de ser Pesidente, una España sin José Luis Rodríguez será un país mejor gobernado, pero mucho menos divertido.
Y no serán solo los españoles los privados de la sonrisa que las ocurrencias de Zapatero les tienen garantizadas, porque el mundo entero caerá en un estado de melancolía, si su troupe de Chavez, Ortegas, Zelayas o Morales abandonan también el show business.
¿Quién alegrará la sórdida existencia de los piratas somalíes sin un Zapatero que les arranque la carcajada y mitigue su pobreza?
¿Y qué derecho tienen los españoles a privar a los circunspectos ingleses de la sonrisa sarcástica con que le dieron la razón cuando el presidente del gobierno de un país, que en tiempos les disputó el mundo, confundió la señal internacional usada en prácticas de tiro con la bandera de España?
Una vez más, España está marcada por el Destino.
Durante ocho siglos sirvió España de trinchera contra la morisma, sus barcos surcaron mares nunca antes navegados, sus descubridores ensancharon el horizonte hasta demostrar la redondez de la tierra, sus misioneros iluminaron con la Fe las tinieblas del paganismo y combatieron con la palabra y con las armas la herejía protestante.
Más recientemente, los españoles lograron que las cadenas del integrismo prevalecieran sobre las disolutas ideas de la razón que pretendían imponer las armas napoleónicas, y derrotaron a la tenebrosa conspiración de liberalismo, capitalismo, comunismo, judaísmo y masonería.
Eran tareas épicas en momentos heroicos que los españoles desempeñaron con estoicismo y generosidad.
El servicio que España debe rendir a la comedida Humanidad de hoy es hacerla olvidar sus obsesiones utilitarias encendiendo una sonrisa en su mirada cejijunta.
Como un servicio más a la Humanidad, España debe conservar a José Luis Rodríguez Zapatero en la Presidencia de su Gobierno.
Es la misión que el Destino ha asignado en éstos momentos a España.