viernes, 9 de abril de 2010

NO TE VAYAS, WILLY TOLEDO

España superó la oprobiosa dictadura, la interminable felipocracia y el nefasto aznarato. Puede que sobreviva a la patológica infección zapatérica que desde hace seis años la tiene postrada.
Pero se detectan síntomas de una dolencia que podría serle fatal: la expatriación de Willy Toledo.
En declaraciones a la Televisión Cubana, el eximio actor ha dado a entender que el entorno vital de España lo desagrada y que donde se sentiría feliz sería en el de Cuba.
Si se lo propusiera, intentaría, y sin duda lograría, transformar la España que tanto le desagrada en la Cuba que tanto añora.
Pero podría también, en un comprensible gesto de comodidad, disfrutar de las venturas que el castrismo ha forjado en Cuba, sin tener que esforzarse por reproducirlas en España para que beneficien a los demás españoles.
Si Willy Toledo cayera en la tentación de irse a Cuba, España sufriría el mayor contratiempo de su Historia.
Nimiedades serían, en comparación, la invasión musulmana, el descubrimiento de América, la cruzada contra el protestantismo, la derrota de la Invencible, el levantamiento del dos de Mayo y hasta la conspiración judeomasónica.
Pero la pérdida de Willy Toledo, aunque España la sufriera, aprovecharía a Cuba, la más querida y añorada de sus hijas emancipadas.
Como no hay mal que por bien no venga, la expatriación de Willy Toledo sería el mejor regalo de España a Cuba, el país cuya pérdida compendia en el lenguaje popular español el más grave menoscabo patrimonial que se puede sufrir.
Si Willy Toledo, como se teme, decide cambiar de residencia e irse a Cuba, los españoles tendrán que resignarse. Y que les aproveche a los cubanos.