jueves, 15 de abril de 2010

LA CONJURA CONTRA GARZON

Para combatir la conspiración judeomasónica, el fascismo totalitario franquista aprendió las sutiles artimañas de la conjura que ahora emplea de forma insidiosa contra el paladín de la democracia: el juez Baltasar Garzón.
Saben los franquistas que el banquero Botín no pagó sus conferencias de Nueva York.
Al juez le pagó el “King Juan Carlos I of Spain Center” de la New York University y Garzón se limitó a pedir y obtener de Botín el dinero para financiar los cursos por los que cobró.
Que tiempo después archivara un caso en el que Botín estaba implicado fue, como se advierte ritualmente en libros y películas, “simple coincidencia”.
La conjura fascista contra Garzón por lo de la guerra civil también es una maniobra: con el pretexto de que sabía que la jurisdicción correspondía a los juzgados territoriales y que los delitos habían prescrito por la Ley de Amnistía, los franquistas pretenden que queden impunes sus crímenes.
Como en todas las conjuras, también en ésta contra Garzón fracasarán los malandrines en su intento de engañar a los cándidos, en éste caso los demócratas de diseño.
No ha sido necesario que los cabritillos pidIeran al lobo que enseñara la pata para descubrir que no era su madre: los sindicalistas Mendez y Toxo, el fiscal Villariños y otros reputados fascistólogos han desenmascarado a los fascistas y librado a Garzón de la trampa que le habían tendido.
Ni siquiera eso hubiera sido necesario porque, ¿quien sino un fascista malo puede poner en duda que Garzón es bueno?