martes, 28 de junio de 2011

¿ESTADO CATASTRÓFICO O ESTADO DESESPERADO?

“El Pais” se queja de que el Partido Popular no haya apoyado al gobierno que tutela el periódico en ninguna de sus medidas para superar la crisis.
En su edición del día señalado para debatir si el Estado de la Nación es desesperado o catastrófico, enumera los proyectos que no apoyó el partido de la oposición: plan de recortes de mayo de 2010, reforma laboral, reforma del sistema financiero, negociación colectiva y reforma de las pensiones.
No hizo falta el apoyo del Partido Popular porque, gracias a los votos de otros partidos en el Congreso, salieron adelante las medidas y el ejecutivo que la troika José Luis Rodríguez Zapatero, Alfredo Pérez Rubalcaba y el País impulsan encaminaron a España a la prosperidad que se vislumbra.
Y, si no necesitó apoyos del Partido Popular, ¿de qué se queja El Pais?
Puede que la situación del Estado no sea tan prometedora como dicen y necesitan culpar del paulatino agravamiento al Partido Popular, cuyas propuestas para enmendar el problema rechazaron.
Seguramente tampoco el Partido Popular cuando gobierne, si alguna vez gobierna, tenga el bálsamo de Fierabrás que cure las dolencias del Estado.
Pero el rechazo de los socialistas a las propuestas de los populares cuando se tramitaron las cinco medidas adoptadas permite abrigar esperanzas de que sean eficaces cuando tengan la mayoría parlamentaria precisa para ponerlas en vigor.
El diario El País, la cadena SER y los demás medios de PRISA son conscientes de que desprestigiar al Partido que pretende desalojar del gobierno al ejecutivo del que son propietarios es la mejor manera de defender lo que es suyo.
Si no fuera por eso, quién sabe si no admitirían que las medidas que el gobierno de Zapatero impulsó para salir de la crisis hubieran sido más eficaces si se hubieran aceptado las sugerencias del Partido Popular.
Pretensión ilusa porque la carga de la culpa que señala a los Populares por no apoyar al Gobierno tendrían que achacarla al Gobierno por no haber admitido las propuestas de los Populares.

miércoles, 15 de junio de 2011

SENECA Y LOS INDIGNADOS

Se aconseja evocar las enseñanzas del pasado para desentrañar los misterios del presente por lo que nadie mejor que Lucius Anneus Séneca, el maestro cordobés de ayer que tanto necesitan los alumnos cordobeses de hoy, para descifrar el enigma de los indignados.
Más incomprensible que el hombre, el mayor de los misterios, es la paulatina evolución a la violencia, la intransigencia y el totalitarismo de un movimiento que, como el de los indignados, nació plural, cándido y tolerante.
Puede que esa mutación en el comportamiento de los indignados, como la que se operó en 1820 en el naranjo del jardín de un monasterio de Brasil y que originó la variedad “navel”, haya sido espontánea y achacable a un capricho de la naturaleza.
Pero sería ingenuo descartar que la inocente efervescencia de la concentración de los indignados no haya sido manipulada para conseguir un efecto que bastardee su pureza original.
¿Qué diría el maestro Séneca? Ya lo hizo hace 20 siglos en su tragedia Medea :”cui prodest scelus, is fecit”. (“Aquel a quien aproveche el crimen es quien lo ha cometido”).
Soy cordobés como el maestro, pero me enveneno lentamente fumando, y no de una vez con cicuta.
Tampoco soy tan listo como Séneca, pero casi tan intuitivo como él porque, desde el primer momento, adiviné que el Partido Popular, que se beneficia de que la cordera se haya vuelto fiera de tanto acariciarla el PSOE, es el culpable del cambio de actitud de los indignados.
Séneca y yo estamos convencidos de que la perfidia del PP ha endemoniado el paradisíaco convivio de amor, paz, hermandad y buena voluntad de aquél botellón sin alcohol que fue la Puerta del Sol hasta transformarlo en la turba airada de Barcelona.
¿Y para qué?
Para justificar a Esperanza Aguirre, que comparó acertadamente el de los indignados con uno más de los fenómenos precursores de los totalitarismos.