viernes, 30 de noviembre de 2012

CARRANZA, OBREGÓN Y EL JUEZ AMNÉSICO


Si hubo algún hombre nacido para ser leyenda fue Álvaro Obregón: se alzó con Francisco Madero para acabar con el régimen de Porfirio Díaz nueve veces presidente de México entre 1876 y 1910.
Apoyó después a Venustiano Carranza contra Victoriano Huerta, que había derrocado a Madero y, antes de acceder a la presidencia del país en 1920, tuvo tiempo de enfrentarse a Emiliano Zapata y Pancho Villa, al que derrotó en Celaya, en una batalla que le costó un brazo.
Quien participó en revoluciones y cuartelazos toda su vida murió de un tiro disparado en un restaurante de la capital, por un pistolero de la última revolución mexicana, la de los cristeros, alzados contra el laicismo del sucesor de Obregón, Plutarco Elías Calles.
Nadie hubiera podido imaginar que el presidente y general mexicano Alvaro Obregón sea menos recordado por los miles de escaramuzas, batallas e intrigas en que participó que por una frase con que pasó a la historia: “no hay general, que resista un cañonazo de 50.000 pesos”.
Hay asociaciones de ideas que carecen de ilación plausible entre la preocupación del pensante en un momento determinado y el recuerdo de algo hasta entonces olvidado y que, sin motivo aparente, la memoria recupera.
Cuando recordé la historia del manco Obregón y de su antecesor Venustiano Carranza, cuyo asesinato causó tanto impacto que, para decir que mataron alevosamente a alguien se dice que “lo carrancearon”, mi pensamiento nada tenía que ver con la revolución mexicana.
A lo que en ese momento le daba vueltas mi mente, y ya estaba dispuesto a admitir que soy animal racional solo porque tengo apariencia de ser humano, era a la prometedora historia de la mafia china desarticulada y la prisión y puesta en libertad posterior de su influyente jefe.
Me preguntaba, y no encontraba respuesta satisfactoria, qué preocupación tan profunda afectaría al juez para que confundiera horas y fechas con tan mala fortuna que su amnesia desencadenó la liberación del millonario chino. 
Nada, como se ve, tiene que ver la historia del juez amnésico, el chino encarcelado y la puerta cerrada que se abre con la revolución mexicana, Venustiano Carranza, al que "carrancearon"  ni con el manco Obregón, que derrotó a Pancho Villa y lo recuerda la Historia por decir que "no hay general que resista un cañonazo de 50.000 pesos".

martes, 6 de noviembre de 2012

EL PP GOBIERNA COMO LA IZQUIERDA PORQUE ES DE IZQUIERDAS




Los del Partido Popular, cuando les dicen que son de derechas,  bufan, se les erizan los pelos del cogote y, con el ansia de deshacer un malentendido vergonzante, proclaman que son de centro.
Seguramente querrán decir que su ideología se sitúa en algún punto  entre la izquierda y la derecha del arco geométrico pero, ¿exacta e invariablemente equidista de esos dos puntos extremos?
¿Por qué temen los del Partido Popular que los califiquen  de derechas?
Puede que sea porque temen que derechista podría tomarse por sinónimo de franquista.
Para evitarlo y adquirir la libertad de decir que son lo que sienten, no tendrían más que admitir que Franco mantuvo el orden social y político en España suprimiendo las libertades cívicas, lo que lo cataloga como tirano.
El régimen de Franco según los eminentes politólogos Norberto Bobbio y Danielle Allen, fue de izquierdas porque impuso la igualdad religiosa, política, sindical, de pensamiento y cultural, para lo que suprimió las libertades cívicas.
También se definiría como de izquierdas según los baremos de Eric Hoffer y David Nolan por el control estatal de la economía, la educación, los medios de difusión, y hasta la manera de vestir de los ciudadanos.
Otro síntoma que  los politólogos achacan a los regimenes de izquierda y que caracterizó al franquismo fue el empleo de su monopolio legislativo para modelar a su gusto la sociedad que gobernaba.
El gobierno del Partido Popular ha dado prioridad durante el año que está a punto de cumplir Mariano Rajoy como presidente, a salir de la   crisis que sufre la economía.
Ha optado por medidas que cualquier gobierno de izquierdas habría impulsado: recaudar más impuestos de los ciudadanos, reducir los servicios que el Estado prestaba y mantener o incrementar la burocracia política.
El enrevesado tramado burocrático, que llega a triplicar responsabilidades por el mismo servicio, es un freno para el progreso de la sociedad y, como en los más ortodoxos regímenes de izquierda, su función es servir al poder para controlar a la sociedad.
Puede que el repelús de los del Partido Popular cuando los llaman derechistas tenga una explicación más simple que la de los complejos y el miedo de que los llamen franquistas.
Les molesta que los definan como de derechas porque el Partido Popular, si gobierna como la inquierda, es porque es de izquierdas.

viernes, 2 de noviembre de 2012

LA FUERZA DEL DESEO

La muerte de tres muchachas en la estampida de los que huían de la multitudinaria fiesta del Madrid Arena ha conmovido tanto y tan hondamente como episodios similares anteriores.

No sorprendió a nadie, sin embargo, porque fue un calco de sucesos similares.

Como lo es la secuencia que desencadena cada caso: acusaciones de que el número de asistentes era superior al del aforo permitido, comprobación del funcionamiento de las salidas y medidas de emergencia, demora de los servicios de socorro y depuración de responsabilidades.

Si en el futuro se aplicaran, paliarían las consecuencias del desastre, pero no lo evitarían.

Es imposible, en el modo urbano de vida al que ha evolucionado la población, evitar esa clase dr tragedias y es innecesario alertar a los que asisten a esas fiestas de que, al hacerlo, corren peligros.

Todos los que se dieron cita en el Madrid Arena eran conscientes del riesgo porque seguramente ninguno de ellos ignoraba la gravedad de las tragedias ocurridas en fiestas similares anteriores.

¿Qué les hizo desestimar, entonces, la prudencia que la razón les recomendaba y entrar en el Madrid Arena?

El instinto, un motor más acuciante para el ser humano sobre todo joven, cuando la razón no es freno suficiente para moderar los impulsos.

Los que pagaron entrada para ir a la fiesta sabían lo que encontrarían allí: la oportunidad idónea de aparearse rápidamente y sin contraer compromiso porque sabían que a todos los movía el mismo propósito y era el lugar más rápido y sencillo de lograrlo.

Esa necesidad de los jóvenes es tan vieja como la humanidad. Solo ha cambiado, porque lo ha hecho el entorno en que el hombre vive, el lugar de encuentro.

Antes de que la población se apelotonara en las ciudades, los jóvenes se conocían e intimaban gradualmente en el plácido esparcimiento rural, en celebraciones familiares o en fiestas populares.

El largo paréntesis que solía transcurrir entre el conocimiento y la consumación de la pareja es inconcebible en las anónimas multitudes en que transcurre la actual convivencia humana.

En las grandes ciudades la prisa manda y es imperativo acortar el tiempo que hay que emplear entre formularse un deseo y conseguirlo.

Por eso, y mientras la forma de vivir actual no invierta su dinámica y vuelva a la calma de las pequeñas ciudades, seguirán celebrándose fiestas como la del Madrid Arena en las que los jóvenes estarán dispuestos a correr el riesgo que sea necesario para satisfacer los imperativos de su instinto.

jueves, 1 de noviembre de 2012

MANDAR POR LA RAZON O POR LA FUERZA

En lomas y cañadas de Sierra Morena resuena la bronca brama de los últimos venados en celo, desafiando a los que también quieren aparearse con las ciervas.

Si las bravatas de la berrea no bastaran para que los contendientes abandonen la disputa, pasan de la dialéctica a la acción directa: chocan violentamente sus cornamentas y, el vencedor final será el que se alce con el botín de fecundar a las hembras.

Es el método más primario y eficaz de escoger a los mejores para perpetuar el vigor de la especie.

Y es también el sistema de escoger al mejor de entre los que no lo son para dirigir una comunidad o un grupo.

En los albores de la humanidad, cuando la unidad social básica de familia y tribu todavía no había pasado a las complejidades de jerarquización del clan, la superioridad física determinaba al mejor para mandar.

La interesada sustitución del instinto por la razón para alzarse con el poder dentro del grupo social marcó el inicio del declive de la raza humana.

Con la sustitución de la fuerza por la inteligencia, afloraron en la lucha por el poder la mentira, la murmuración, la traición y el engaño premeditado, artes todas ellas en las que los políticos son expertos.

El sistema por el que se elige al que manda se basa en un principio tan falso que es imposible tomarlo en serio, a menos que quien lo crea no tenga ojos para ver ni oídos para oír: el de que todos somos iguales.

La invención de la igualdad como fundamento de que el mejor es el que más votantes (listos, tontos, expertos o ignorantes) digan que es el mejor, no sería eficaz sin la capacidad de mentir para hacer creer a los electores que el candidato es como ellos quisieran que fuera y no como en realidad es.

Ha nacido y prospera por eso una industria de la que viven opíparamente millones de engañadores profesionales, que presentan una personalidad  maquillada y falsa del candidato que proponen para que mande.

La de la igualdad es una fantasía que a todos conviene: a los que se creen menos porque les halaga que, al menos de palabra, digan que todos somos iguales y, a los que son más, porque tienen un escudo propicio contra quienes los acusen de abusar de su poder.

Y, aunque la falacia de la razón como herramienta para decidir quien manda se ha popularizado, todavía hay ejemplos recientes del uso de la fuerza y la violencia como método de auparse con todo el poder mediante la eliminación o reducción por la fuerza, como los venados, de sus contrincantes.

Recientes en nuestra memoria sigue Stalin, Hitler, Lenin, Franco, Castro, Pol Pot o Mao, todos ellos enemigos de la libertad y, por lo tanto, de ideologías izquierdistas.