viernes, 21 de septiembre de 2012

ESPAÑA Y CATALUÑA: ¿DIVORCIO O SEPARACION DE BIENES?


Hay quien llama vino al vino y quienes, más ilustrados, lo llaman bebida obtenida de la fermentación alcohólica del zumo de uvas.

Los primeros proponen que el Gobierno de Mariano Rajoy envíe la tropa a Cataluña para persuadir a los catalanes de que les conviene seguir siendo españoles.

Los segundos, más sutiles, se inclinan por alentar a los catalanes a que proclamen la independencia por la que suspiran, para levantar después un infranqueable telón de acero en la frontera del nuevo estado independiente con el resto de España.

Unos y otros coinciden, .sin embargo, en que, si el presidente del gobierno español hubiera accedido al pacto fiscal que el presidente de la Generalitat catalana exigía, no hubiera frenado las demandas catalanes, sino que habría estimulado la exigencia de nuevas pretensiones..

El pacto fiscal lo habrían interpretado como un soborno español para que los catalanes renunciaran a sus ansias independentistas, lo que induciría a los nacionalistas a acelerar sus pretensiones de mutilar el actual mapa de España.

Si hubieran logrado el pacto fiscal que pedían, el dinero adicional habría anestesiado por un tiempo la pretensión independentista de los catalanes nacionalistas pero la exigencia a España de un estado independiente se reavivaría cuando necesitaran más dinero, porque sabrían de donde y cómo conseguirlo.

El venerable Mas, que no da puntada sin hilo, ha dejado entrever que no aspira al divorcio que suponga una separación radical de intereses y afectos con España.

Eso de que el nuevo estado no tendría que ser necesariamente republicano y la sugerencia de alguno de sus afines de que el Barcelona seguiría jugando la liga española de fútbol apuntan que los catalanes no quieren el divorcio, sino cambiar el régimen económico del matrimonio para transformar la actual unión de bienes gananciales por la de separación de bienes..

En definitiva, que Cataluña seguiría en la misma alcoba que España y compartiría lecho con el otro ocupante del dormitorio si no tiene a mano otra alternativa pero, si tuviera una opción más tentadora, colocaría un aislante biombo insalvable.

Puede que no sea la promiscuidad del presente lo que a Cataluña tiente, sino un pasado remoto idealizado por la nostalgia.

Desde el siglo XIII hasta principios del XVIII, el reino catalanoaragones y el de Castilla constituían una confederación de estados unidos políticamente por la misma Corona y por el tribunal de la Santa Inquisición.

Las leyes, los tribunales no eclesiásticos, la división administrativa de sus territorios, el régimen fiscal y las lenguas eran diferentes. Como en los matrimonios en régiman de separación de bienes, aportaba cada uno lo que acordaran para los gastos comunes, pero tenían libertad para disponer a su antojo de su ganancia y su hacienda.

Los territorios de la corona catalano- aragones eran el Rosellón, Conflent,Vallespir y parte de la Cerdaña, que España cedió a Francia en la Paz de los Pirineos, que puso fin en 1659 al conflicto provocado por el apoyo francés a la sublevación de Cataluña de 1640.

En su mayor esplendor, la Corona de Aragón abarcaba además Aragón, Cataluña, los reinos de Valencia, Mallorca, Sicilia, Córcega, Nápoles, Cerdeña, parte de la Provenza y los ducados de Atenas y Neopatria

La definitiva supresión de la confederación (unión de estados soberanos) castellano-aragonesa, la propició la paz de Utrecht que puso fin al conflicto europeo provocado por la disputa de los pretendientes austríaco y francés a la corona de España.

Cataluña quedó reducida a lo que todavía es por el cuarto decreto de Nueva Planta del Rey Felipe V del 16 de enero de 1716, cuya finalidad declarada era “castigar” la fidelidad al pretendiente austríaco a la corona de España, en la que salió victorioso el pretendiente francés..

En el cuarto decreto de Nueva Planta, que se refería exclusivamente a Cataluña, el rey Felipe V de España::

1.-Suprimió las Cortes de Cataluña, y el Consejo de Ciento, un organismo autónomo que gobernaba el ayuntamiento de Barcelona.

2.-Reemplazó como máxima autoridad catalana al tradicional virrey por un capitán general..

3.-Abolíó los somatenes, la milicia tradicional de Cataluña y Aragón.

4.-Estableció los nuevos impuestos del Catastro, para gravar las propiedades rurales y urbanas e implantó otros para los rendimientos del trabajo, del comercio y de la industria.

5.-Decretó la obligatoriedad de emplear el idioma castellano en escuelas y juzgados y prohibió el catalán en actos públicos..

6.- Suprimió la división territorial tradicional de Cataluña en veguerías, y las sustituyó por las castellanas corregidurías.

Si los catalanes y su venerable quieren realmente que la historia retroceda 300 años para ser la excepción en la creciente integración europea, tienen derecho a darse gusto..

Pero puede que no les haga gracia a los que pretenden que pague su capricho. Porque, a quien algo quiere, algo le cuesta.