jueves, 20 de diciembre de 2012

POR QUE FUNCIONA LA DEMOCRACIA EN OTROS PAISES Y EN ESPAÑA NO


Para Juan Calvino, al que se atribuye el fundamento doctrinal del capitalismo, “unas madres tienen los pechos llenos y otras secos, porque Dios quiere que unos hijos se críen en la abundancia y otros en la escasez”. 
Fue uno de los padres de la reforma protestante que predicó desde Ginebra. Sostenía que “si todo acontecimiento favorable es una bendición de Dios y toda desgracia es maldición divina, ni la casualidad ni la suerte tienen nada que ver con lo que les ocurre a los hombres”.
La interpretación que de la Biblia hicieron Calvino y otros teólogos de la reforma protestante acabó con el monopolio que la jerarquía papal se atribuía en la interpretación de las Sagradas Escrituras.
Los de la reforma protestante reivindicaban que era la fé y no las obras de cada u no, lo que decidía la salvación o la condena del alma de los cristianos, negaban la capacidad papal de perdonar pecados a cambio de la compra de bulas y proclamaban el libre examen.
Consistía en que cada creyente tenía derecho a interpretar `por sí mismo, sin la hasta entonces incuestionable gucomoía clerical, las sagradas escrituras, con el contrapeso de su propia responsabilidad por aciertos o errores.
El equilibrio entre libertad y responsabilidad del libre examen preparó para ejercer el autogobierno democrático a los pueblos que aceptaron la reforma protestante.
Los pueblos de la actual Italia, media Francia, Bélgica, Irlanda, y Portugal, a los que España arrastró para defender el Papado y derrotar el protestantismo, tienen mayores dificultades que los que  abrazaron la doctrina reformadora para ejercer el derecho a elegir gobierno, aceptando cada votante como propio el acierto o el error del resultado de la elección.
Calvino, que atendió en sus enseñanzas a la influencia divina en la conducta humana, reconoció la decisión divina en la desgracia, la fortuna o la salvación del alma de los hombres.
En lo que la Iglesia enseñaba—y sigue enseñando—sobre la pobreza como virtud y la riqueza como vicio, Calvino decía que depende de la voluntad divina que unos sean ricos y otros pobres, como depende de la voluntad de Dios que una madre pueda amamantar con abundancia a su hijo y otra lo haga con escasez.
Según Calvino, Dios, desde Su Eternidad, y antes de crear al hombre, ya sabía quienes eran los que se salvarían y quienes se condenarían.
La pobreza o la riqueza de cada ser humano es, por tanto, señal de la predestinación a salvarse o condenarse de quien sea rico o sea pobre.
Todo este latazo que les he dado me lo inspiró escuchar a los católicos. apóstólicos y romanos socialistas y comunistas españoles condenar la gestión privada de parte de la sanidad y de la enseñanza.
Dicen, para oponerse, que todo lo que se haga para ganar dinero es malo.
Retrucando esa idiotez, hay que suponer que a comunistas y socialistas les parece que lo que más cueste será mejor, que ganar por sí mismo lo que se necesita es malo y que, lo que deben hacer los ciudadanos es exigirle al estado que los alimente, vista, cure, aloje, y entretenga expropiando el dinero a quien lo tenga o pidiéndolo prestado sin intención de devolverlo.
Culpa todo, naturalmente de quien mandaba en España en el siglo XVI, Carlos I que, más para defender los intereses familiares de los Habsburgo que los de España, arruinó a los españoles y propició lo que, a largo plazo, ha desembocado en la crisis de identidad, política, económica y de mayoría de edad como pueblo, que es la actual España.