martes, 29 de enero de 2013

SI HAY MAFIA EN ESPAÑA, ES OTRA CLASE DE MAFIA


                            
   ¿Puede esperarse que obedezcan la ley los ciudadanos a los que, en lugar de alentarlos a cumplirla,  se les aconseja contratar abogados que los libren del pago de las sanciones?
   Pues pagar una iguala para que un bufete de abogados evite las multas de tráfico es el anuncio publicitario que repiten las emisoras españolas de radio.
   Todo el mundo sabe que, aunque la ley sea igual para todos, el acusado que tenga dinero para contratar un abogado prestigioso e influyente sale mejor librado que el defendido por un letrado de oficio.
   Sustitúyase la palabra dinero por la más abstracta de influencia y tendremos la respuesta al misterio de que ningún político sospechoso de apropiarse de lo que no le pertenece tenga que comparecer ante la ley y, si lo hace, lo absuelvan.
   Gobernantes arcangélicos, maleantes de alto copete indultados por los gobernantes y sanciones de gravedad inversa a la influencia y la cuenta corriente de los condenados es el retrato a brocha gorda de la administración de la justicia en España.
   Menudean tanto los casos denunciados de corrupción política y es tan desalentadora su traducción en condenas que la impunidad se achaca a connivencias mafiosas.
   Es peor.    
   Porque la mafia de las películas norteamericanas con que se compara la benevolencia española para con los delincuentes poderosos tuvo un origen radicalmente distinto del mal que España padece.
   La mafia norteamericana fue siempre una actividad ajena al norteamericano de pura cepa, el WASP (blanco, anglosajón y protestante).
   La delincuencia organizada inicial la controlaban en la costa este de los estados unidos emigrantes, sobre todo judíos e irlandeses.
   Puede considerarse el viaje de Johnny Torrio de Nueva York a Chicago, para apoyar las actividades delictivas de su tio Jim Colosimo el principio de la mafia popularizada por el cine, y que se basa sobre todo en las declaraciones ante un comité del senado de Joe Valacchi.
   Al tinglado de delincuencia organizada que en el momento de la declaración de Valachi controlaban los italoamericanos, la conocían por “la cosa Nostra”, lo nuestro, se subdividía en varios grupos o “familias” y la estructura de todas ellas era rígidamente jerárquica para que, en caso de que interviniera la justicia, la responsabilidad recayera en los escalones inferiores de la organización.
   En todos los casos, los grupos mafiosos de Estados Unidos surgieron por iniciativa personal de malhechores que ampliaban a otros delincuentes. 
   Sobornaban a policías, jueces y políticos para conseguir la impunidad de la justicia o, si eran juzgados y condenados, para reducir o paliar la condena.
    Nada tiene que ver, pues, la delincuencia organizada de los Estados Unidos con la de España, en la que gran parte de los delincuentes implicados en casos de corrupción son gobernantes o miembros destacados de los partidos políticos gobernantes.
   Se parecen en que, como en los Estados Unidos la mafia se dividía en familias que se repartían entre ellas territorios o actividades delictivas, mientras que en España se organiza en torno a los partidos políticos.
    Partidos o familias mafiosas tienen una estructura jerárquica similar, ideada para alejar lo más posible de la acción de la justicia a los secretarios generales o al capo di tutti capi.
     En esencia, la diferencia fundamental entre la delincuencia organizada de las películas de mafiosos y la situación en España es que la mafia es iniciativa privada que contagia al estado para conseguir impunidad y que, en España, la corrupción nace en las administraciones estatales y contamina a la sociedad.

jueves, 24 de enero de 2013

TAN INDISPENSABLE ES LA CORRUPCIÓN COMO LA LLUVIA




Se habla tanto de la corrupción en estos tiempos en los que de tantas otras cosas se podría hablar como, cuando no hay nada que decir,se habla de la lluvia o de la falta que hace.
La lluvia y la corrupción tienen en común, además de servir como pretexto para conversaciones intrascendentes, su utilidad práctica para el bienestar del ser humano la primera, y su capacidad lubricante para humanizar la aplicación de la ley la segunda.
Una sociedad compleja necesita la corrupción para adecuar la implacabilidad de la ley a las cambiantes circunstancias vitales del hombre,  y una economía solvente requiere un régimen pluvial adecuado.
La corrupción es útil si es democrática: debe extenderse a todas las capas de la sociedad y, si fuera posible, homogeneizar tarifas para eludir las sanciones por violar las leyes.
Mi buen amigo Antonio Navarro Zarazúa, de El Heraldo de México, quiso establecer normas para el pago y cobro del chayote o embute, nombre que en México se daba al donativo económico con que cada organismo gubernamental  estimulaba la labor de los reporteros acreditados para informar de sus actividades.
Parodiando “La carta de deberes y derechos de los Estados” que el entonces presidente mexicano Luis Echeverria impulsaba en las Naciones Unidas, Antonio Navarro elaboró un borrador de lo que no llegó a plasmar en una “carta de deberes y derechos del chayote, o embute”
La sociedad mexicana basa su envidiable funcionamiento y la sabia aplicación, aceptación y ejercicio de las mordidas, chayotes o embutes en tres principios firmes: su proporcionalidad,su universalidad y su obligatoriedad.
Uno de los conflictos de esa práctica,  afectó a la Presidencia de la Republica en tiempos de Don Gustavo Díaz Ordaz: se corrió la voz de que el nuevo presidente había decretado que se anulara la práctica de repartir en sobres personales a los reporteros acreditados el donativo mensual.
Se nombró una comisión de los afectados que solicitaron y obtuvieron una entrevista con el jefe de prensa del Presidente de la República, entraron en su despacho y, mientras negociaban, los demás aguardaban en el antedespacho el resultado de la gestión.
Cuando por fin salieron los comisionados, aplacaron el murmullo de los impacientes y los informaron del resultado de su gestión. Estalló un aplauso entusiasta.
La frase que aplaudieron ha quedado para la historia del periodismo nacional mexicano: “Compañeros, en cuestión de embutes, ni un paso atrás”.

viernes, 18 de enero de 2013

LA CORRUPCIÓN HERMANA A LA NUEVA Y A LA VIEJA ESPAÑA




Los que vivimos la primera mitad de los 70 en la Nueva España, nos sentimos rejuvenecidos en ésta España vieja, tan encenagada en la corrupción política como el México de entonces.
Para llegar al México de aquél tiempo falta un  trecho en el camino evolutivo del sistema implantado a la muerte de Franco porque, en la España actual, la sinvergonzonería política todavía es  noticia. En el México de entonces no lo era.
Es una pena que Enrique Tierno Galván, uno de los muñidores de lo que han venido a resultar las esperanzas cortesanas de los demócratas postfranquistas, no haya vivido para ver que sus expectativas se han cumplido.
En los primeros días de 1976 hizo Tierno el peregrinaje que otros políticos emprendieron para recabar ayuda y recibir el marchamo de antifranquistas que otorgaba el presidente Luis Echeverría, que en Septiembre anterior había roto las relaciones que  nunca tuvo con el régimen de Franco.
Tierno, en aquella visita y sin duda para ganarse el aliento moral y material de los pródigos mexicanos, les doró la píldora al asegurar que aspiraba a que, después de Franco, en España se estableciera un sistema político como el mexicano.
Su ilusión se ha visto cumplida: no hay político en la España actual, como decía de los generales mexicanos el Presidente Alvaro Obregón, capaz de aguantar un cañonazo de 50.000 pesos.

domingo, 13 de enero de 2013

DURÁN LÉRIDA ¿CARCAJADAS O LÁGRIMAS?


El hombre dijo hace unos años, cuando todavía no había dejado de ser serio para transformarse en el chisgarabís que ahora es, que si el partido Unión Democrática del que es y era mandamás, hubiera trincado dinero , dimitiría.
Ahora que ha admitido que se ha quedado con parte de lo que lo acusaban, para que dejaran de acusarlo por cantidades mayores distraídas, Durán dice que de lo dicho no hay nada y que, de dimitir, menos todavía.
Aduce el epítome catalán de la virtud política (virtud política y catalán han pasado a ser términos antitéticos) que no se había enterado de que metían la mano sus subordinados.
Será de lo único que no se enteraba porque sabía hasta que los parados andaluces pagaban sus copas en las tabernas de sus pueblos con dinero al que Durán Lérida y su partido hubieran dado mejor empleo: gastándoselo en cava y no en montilla.
En esta nación vieja y en permanente transformación que es España, la honestidad y la maleancia parecían estar delimitadas por la geografía.
El sensato, formal e irreprochable Durán Lérida localizaba la honradez en Cataluña y la truhanería en el extrarradio catalán, el Estado Español, sobre todo en Andalucía.
Eso era hasta que el partido del catalanismo honesto, serio y formal del señor Durán Lérida admitiera ante el juez que eran tan trincones como los trincones de otras partes, al confesar que habían trincado una parte de lo que los acusaban, para eludir un condena por la totalidad de lo que habían trincado.   
Los cándidos catalanes, de pronto, han pasado a tener más marcas de chorizos (Pujoles, Montilla, Durán Lérida, etc) que Andalucía ´(Chaves, Griñán, Jesus Gil, que ni siquiera eran andaluces). 
La representación de bonhomía, sensatez, honestidad y clarividencia  de Durán Lérida en su próxima representación en el Congreso de los Diputados se espera con enorme interés. ¿Provocará oleadas de risas o riadas de lágrimas?

jueves, 10 de enero de 2013

TODOS POBRES, TODOS IGUALES.



Están equivocados los que culpan a los timadores del engaño en que hacen caer a sus víctimas porque los timados creen que burlan al burlador y son ellos los que se benefician de la trampa.
Hablando en plata: que los recolectores de naranja del valle del Guadalquivir que hoy iniciaron seis días de huelga no lo hacen porque los haya engañado la Confederación de Trabajadores de Andalucía, sino porque esperan sacar tajada del paro.
El caso es que las condiciones reguladoras de salario y trabajo de los alrededor de diez mil recolectores de naranja del valle del Guadalquivir las fija el convenio trianual de 2009, cuando el gobierno seguía derrochando dinero público para enmascarar la crisis y contener las cifras del paro.
Con casi un 30 por ciento de los andaluces con edad laboral en paro, la demanda de empleo ha subido respecto a hace tres años y, aunque las leyes de la oferta y la demanda afecten también al mercado laboral, trabajadores y sindicatos se niegan a reconocerlo.
A pesar de elloo, y para limitar la oferta de mano de obra, exigen que los empresarios contraten a los nativos y renuncien a aceptar como recolectores de naranja a los foráneos.
Los sindicatos que exigen contratar nativos en lugar de inmigrantes tienen como base ideológica el internacionalismo proletario, y se escindieron del comunismo estalinista porque Stalin dio prioridad al asentamiento del poder soviético en Rusia y exigió que a ese objetivo se plegaran los movimientos comunistas nacionales del resto del mundo.
Pero esos mismos sindicatos xenófobos se movilizan para que el Estado Español, con los impuestos de los contribuyentes españoles, preste ayuda sanitaria y farmacológica a los inmigrantes sin papeles.
Demasiadas contradicciones para no preguntarse si los sindicatos impulsores de la huelga de recolectores de naranja quieren lo que dicen que quieren o solo se conforman con fastidiar al país y a los naranjeros.
La fecha de la huelga es significativa: en cualquier momento puede sobrevenir alguna helada que impida la comercialización de la naranja no recolectada y propicie la quiebra de los empresarios de la naranja. Todos pobres, todos iguales.

  


martes, 8 de enero de 2013

COBRAR SIN GANARLO


     


La figura retórica conocida por sinécdoque se emplea para extender a la totalidad de algo las características de una de sus partes.
PermÍtaseme emplear el caso del telefonista del Samur como sinécdoque ilustrativa del carácter de todos los españoles actuales y de su manera de entender la vida.
Eludió la displicencia con que contestó a la angustiosa petición de ayuda de la amiga de una de las víctimas con la disculpa de que era chófer y no operador telefónico pero no dudó en aceptar el puesto cuando se lo ofrecieron, ni renunció al salario correspondiente.
El del operador del Samur, lejos de ser un caso aislado en España, parece lo habitual: aceptar el salario del empleo, pero sin asumir la responsabilidad por inepcia, descuido o error.
Si algún escrupuloso adujera que una golondrina no hace verano, seamos ornitólogos por un día e identifiquemos a otros pájaros de parecido plumaje:
Angel Acebes, Ministro del Interior, se enteró del atentado terrorista de Atocha que costó 200 vidas  cuando los trenes explotaron, permitió que se destruyeran pruebas e ignoró el robo sistemático de explosivos en una mina asturiana.
Felipe Gonzalez, presidente del gobierno: sus colaboradores montaron, sin que se enterara, una organización antiterrorista ilegal, una trama para financiar ilegalmente a su partido, nombró jefe de la guardia civil al delincuente Luis Roldán al que ayudó a huir con casi once millones de euros el colaborador de interior Francisco Paesa, que  le cobró 1.800.000 euros al ministerio por denunciar el paradero que facilitó la captura.
José Luis Rodríguez Zapatero: a pesar de que todos le avisaban que la crisis económica había estallado, siguió derrochando fondos públicos y endeudando al Estado hasta que instituciones y países acreedores y gobernantes extranjeros lo forzaron a adoptar medidas que, por su capricho, eran las más inadecuadas.
Miguel Angel Fernández Ordóñez cobró desde 2006 a Junio de 2010 un salario de 194.148 euros anuales y, desde entonces hasta su dimisión, 165.026 euros. Dimitió para poder seguir cobrando, durante los dos años que le quedaban de mandato, 11.000 euros mensuales. Si hubiera sido cesado por el gobierno, no los hubiera cobrado.
Salario más que injustificado, por no haber advertido como debería haber hecho, de la irreal tramoya que las cajas de ahorro y algunos bancos presentaban como balances.
Para no aburrir citando aves de plumas parecidas, aunque más lustrosas que las del del telefonista del Samur, sería oportuno mencionar a los presidentes Chaves y Griñan, así como a los consejeros que cobraron por enterarse, y no se enteraron, del latrocinio de los ERE.
Golondrinas veraniegas son  también tantos presidentes y vicepresidentes de Caja de Ahorro nombrados por sus partidos y sindicatos, que cobraban 313.000 euros anuales y, cuando se declaró la quiebra de la caja, adujeron que no devolvían el dinero cobrado porque no se habían enterado de las decisiones que causaron la ruina.


miércoles, 2 de enero de 2013

ESPINELA DEL DEMOCRATA






La democracia conviene
al que, creyéndose menos
porque carece de bienes,
envidia bienes ajenos
y a conseguirlos se atiene.
Quiere ingresos de oculista
Sin esforzar  ni la vista
y a su colega operario,
si pide que sea solidario
lo condena por fascista.