miércoles, 22 de mayo de 2013

LO DE AZNAR




   Poca confianza en su futuro tiene el que busca en el pasado remedio a sus problemas.
Aznar, que sugiere la posibilidad de intentar suceder al que lo sucedió, es el futuro del pasado, una aberración gramatical y política.
 Porque dejarnos en manos del que nos dejó fue el error más trascendental de Aznar y echar atrás la historia, si se pudiera, no impediría que quisiera volver a entrometerse y  equivocarse adulterando una sucesión que no le correspondía.
Ese  fue el más grave de los errores de Aznar, pero no el único.
España sufrió durante Aznar el más sanguinario atentado terrorista de su historia, del que ni se enteraron los responsables políticos ni las policías a sus órdenes y tan mal gestionaron la custodia de las pruebas que todavía se ignora quienes fueron sus autores.
El atentado de Atocha fue el colofón de una segunda legislatura de Aznar, la de la mayoría absoluta, marcada por síntomas inequívocos de un desmesurado complejo de superioridad: solo recibía a los políticos regionales que lo adulaban, compraba recibimientos imperiales en la capital del imperio y montaba bodas de cuentos de hadas pagadas por mafiosos.
Fue una época la de Aznar de brillantes resultados económicos, pero pasajeros por la fugaz naturaleza en que se apoyaban: la construcción que pronto saturó la geografía española de viviendas sin comprador y las privatizaciones.
Aparte de su efecto sobre el dinamismo económico, la privatización de más de 60 empresas públicas (SEAT, Iberia, Endesa,Tabacalera, Repsol y Argentaria entre ellas) marcó el final de un largo período en que los gobiernos españoles competían en el mismo mercado con empresas a las que cobraba, además, impuestos.
En política exterior también se anotó Aznar notables éxitos que no supo explicar: apoyar a los Estados Unidos e Inglaterra con declaraciones, gestos y fotos  contra Irak, pero sin intervenir militarmente en la guerra.
   Con lo de Irak, Aznar metió a España, sin movilizar ni un soldado, entre los países que mandan y se separó de los europeos que obedecen.
En la teatral oportunidad del islote Perejil, Aznar marcó a Marruecos la frontera infranqueable a sus reivindicaciones.
Logros y fracasos de Aznar que pertenecen a la historia, en la que deben quedar. Si los españoles  empiezan a resucitar cadáveres de la historia corren el peligro de recuperar para el presente al antiestético Wilfredo el Velloso.