miércoles, 2 de octubre de 2013

DESDE QUE EL HOMBRE APRENDIO A NO ANDAR.-2 EL NACIMIENTO DEL ESTADO


2,-DESDE QUE EL HOMBRE APRENDIÓ A NO ANDAR

EL NACIMIENTO DEL ESTADO 
Hay tanta anécdota incluida en la Historia de la Humanidad que cribar la paja para que quede el grano ha sido el cometido de un estudio multidisciplinar y plurinacional coordinado por el más prestigioso informático japonés.
Destaca entre sus conclusiones que El Paraíso al que se refieren todas las creencias como reino de la inocencia y la felicidad originales no era una especie de finca en la que todo era bueno y nada malo, sino un estado de ánimo que a cada individuo le provoca una particular sensación de felicidad y contento.
Hay plena coincidencia en que el descubrimiento que supuso el primer paso hacia el progreso de la Humanidad se debe el hijo poeta de una de las dos familias asentadas en cuevas al pié de un risco ante el que se abría una llanura orientada al sur.
 El lírico del descubrimiento, que no hacía hasta entonces nada útil, comprobó un día que si dejaba de hacer ruido y concentraba su atención, oía lo que antes no había oído.
Inventó así escuchar, actitud activa del que quiere oír algo que, sin esforzarse, no percibe.
Después perfeccionó ese invento con el de no oír lo que no le conviniera.
Pronto se difundió que se había inventado escuchar y el jefe de una de las dos familias del valle, que era padre del inventor, propuso que entre todos pagaran su alimentación,  vestido, la seguridad social, quinquenios y vacaciones.
Fue un acierto porque, gracias a lo que oía mientras escuchaba, alertó a los demás de la amenaza de merodeadores, por lo que salvaron muchos corderos.
Pero llegó el día en que se dio de baja temporal por stress y el jefe de la otra familia propuso, y se aceptó, que contrataran a un hijo que tenía la rara habilidad de quedarse durante horas sin mover un músculo, como correturnos del vigía titular y en las mismas condiciones sociales y laborales.
A la larga, aquél vino a ser el día más aciago en la Historia de la Humanidad porque fue en el que nació el Estado que, en tan poco tiempo desde  su fundación, ya había aumentado un cien por cien sus gastos de personal.
Como toda calamidad impredecible, la fundación del estado les hizo mucha gracias a todos, hasta que tuvieron que privarse de parte de lo suyo para pagar a los dos funcionarios. A partir sde entonces, los contribuyentes experimentaron dos sensaciones simultáneas: envidia por no tener un trabajo fijo y bien considerado y descontento porque los vigías cobraban hasta en los muchos días en los que no tenían que dar la alarma.
Envidia que, a la larga sería indispensable para el progreso de la Humanidad porque estimula la competencia que exige el esfuerzo necesario para alcanzar el poder.