sábado, 26 de octubre de 2013

ESPIAS


          El gobierno de los Estados Unidos espía sistemáticamente las conversaciones telefónicas de dirigentes de sus países amigos.
Los espiados y sus gobiernos se extrañan y protestan por esa intromisión en su intimidad por parte de un gobierno aliado y amigo.
¿Es hipocresía o ignorancia lo que despierta sus protestas?
Mejor sería lo primero que lo segundo porque, en los gobernantes, es mejor la picardía del hipócrita que la torpeza del ignorante.
Todos los diplomáticos acreditados ante gobiernos extranjeros son espías a los que los se trata con cortesía y sonrisas.
Como las informaciones que interesan a los espías son sobre todo las que no son públicas, los espías tolerados que son los diplomáticos suelen contratar agentes locales para que los tengan al tanto de lo que ocultan sus gobiernos.
No hay que extrañarse de que espíen a gobiernos de países aliados y amigos con tanto o mayor interés que a los de naciones enemigas.
Los gobiernos de países enemigos ya se sabe que lo son, pero la vigilancia a gobiernos de países aliados es aconsejable para asegurarse de que no cambien alianzas y se conviertan en  adversarios.
Un gobierno sensato y precavido debe vigilar más al gobierno que se declara amigo que al que se proclama enemigo.
En definitiva, que las protestas de los aliados de los Estados Unidos  de que los espían es, ante todo, pura envidia porque los norteamericanos tienen más medios y son más eficaces que ellos para estar prevenidos de un siempre posible cambio de alianzas.