jueves, 28 de noviembre de 2013

INFORMACION Y OPINION




   Esas son las dos herramientas, separadas y sin mezclarlas, imprescindibles para que cualquier medio de comunicación pueda ofrecer el servicio que justifica su difusión: darle elementos neutrales de información para que, libremente, el que lo oiga, vea o lea pueda llegar a una opinión personal.
   Si la información y la opinión caben en un medio editado de buena fé, mezclar opinión e información en un solo texto, sin advertir claramente qué es información y qué opinión, solo sirve para torcer la libertad  de opinión.
   Deja de disfrazarse de medio de comunicación para transformarse en una herramienta de propaganda política, social, religiosa, cultural o ideológica del responsable de su edición y difusión.
   Todos los periódicos, revistas, emisoras de radio y televisión y cualquier otro instrumento para acceder a la opinión pública pueden degenerar en instrumentos de propaganda.
   En España siempre lo han sido, lo siguen siendo y no hay ni uno que pueda proclamarse inocente de no tender esa trampa a quienes acceden a esos medios.
   Sobrarían ejemplos para demostrarlo pero baste con el que acaba de inspirarme este comentario: una información que aparece en la edición digital de El Pais de este jueves, 28 de noviembre:  
“Un autobús con desagradables mensajes contrarios al aborto recorre Madrid”. 
 Evidentemente, desde su libre interpretación de lo horrible y lo sublime, el que ha titulado la noticia, sin mencionar a quiénes de los que vieron los mensajes les parecía horrible y a quienes, no o no tanto, decidió por su cuenta prejuzgar en nombre de los lectores, lo que los mensajes le sugerían.
    Consecuencia, predispone al lector a que los mensajes, que no le han llegado ni ha podido apreciar, les parezcan dignos de no ser vistos. 
  Se llama objetividad y respeto a la libertad individual a esas insignificantes minucias. Pero, sin ellas, ni se respeta a los demás ni se les concede el derecho de opinar por su cuenta.