domingo, 6 de abril de 2014

POR QUÉ A ESPERANZA AGUIRRE LE PASO LO QUE LE PASÓ

Si Esperanza Aguirre hubiera seguido el curso por correspondencia “The power and how to get it” (El poder y cómo conseguirlo), que imparte el Political Sciences Institute de Brookside (Delaware), habría evitado los dos tropiezos que frenaron su carrera política.
El primero fue su inadecuada reacción tras el accidente de helicóptero en el que volaba con su ya jefe Mariano Rajoy.
Mientras Rajoy era atendido en el hospital, Esperanza salió del aparato, se sacudió la falda y, sin retocarse siquiera el maquillaje”, se puso a trabajar como si no hubiera pasado nada.
Es natural que Mariano Rajoy, su jefe, hubiera preferido que Esperanza se hubiera hecho también hospitalizar y que rechazara que le dieran el alta, por lo menos, hasta dos días después de que se la dieran a su jefe.
El segundo error de Esperanza fue no mandar a su asesor  o a alguna secretaria a que le sacaran dinero del banco.
En vez de esa conducta normal en políticos de su rango, fue al cajero automático personalmente, estacionó como todos los españoles en sitio prohibido y, lo peor de todo, era ella la que conducía el automóvil y no el chófer oficial pagado por los contribuyentes, como hacen los políticos de igual o inferior categoría que ella.
Esperanza reaccionó adecuadamente a la retención de su vehículo que habían intentado ilegalmente los agentes de movilidad, al impedir con su moto que Esperanza siguiera adelante en su coche Esperanza. (Una sentencia de 2008 del Tribunal Superior de Madrid obligó a pagar 1,500 euros de indemnización a un taxista que sufrió un abuso similar).
En el curso por correspondencia que Esperanza debería haber seguido, y que no siguió, se hacen dos advertencias tajantes a quienes aspiran a vivir del Presupuesto Nacional:
1.-Nunca digas lo que piensas, sino lo que los demás esperan que digas.
2.-Nunca hagas lo que quieras, sino lo que los demás esperan que hagas.
Aconsejan los autores del curso que los aspirantes a cargos oficiales tienen que seguir al pié de la letra esas dos advertencias, aunque algunos ingenuos las tachen de “hypocritical way of life”.
Otro aviso que hacen los autores del Instituto al definir el poder al que los alumnos aspiran señala:
1.- Para ser real, el poder tiene que ser absoluto.
2.-Compartir el poder es renunciar a una parte del poder.
3.-El que comparta el poder con otro debe tener en cuenta que intentará arrebatarle la parte del poder que no tiene.
4-Si otro u otros comparten contigo el poder, eliminarlos, (preferible, pero no necesariamente de forma física) es el único modo de conseguir todo el poder.
5.-Es imprescindible que digas que el poder que controlas lo ejerces por delegación (Parlamento, votantes, consejo de ministros, la Historia, etc).
6.-Es importante controlar la voluntad de los diputados (obligándolos a abandonar su escaño) votantes (con el manejo adecuado de la información que reciben), ministros (cesando a los díscolos para sustituirlos por otros más manejables) y falsificando la realidad histórica.

Por no seguir esas sensatas normas, a Esperanza Aguirre le pasó lo que le pasó y, si sigue por el equivocado camino de ser como es y de decir lo que piensa, más le valdría olvidarse de la política, ocupación reservada a  quienes siguen la hypocritical way of life (la manera hipócrita de vivir).