jueves, 18 de septiembre de 2014

LA SECEASION DE ESCOCIA, ESPERANZA DE EUROPA

Un día aciago de 1951 se firmó en París el tratado CECA, que comprometía a Francia, Italia, Alemania, Holanda, Bélgica y Luxemburgo a intercambiar libre y pacíficamente el carbón y el acero.
Originó la Comunidad Económica Europea, una modalidad de relación entre tradicionales enemigos en permanente guerra civil, que impulsó a las potencias europeas a civilizar el mundo.
Antes de ese tratado de 1951, la guerra en campos de batalla o en lechos nupciales era el mecanismo habitual para alianzas transitorias entre naciones europeas, enemigas entre sí por naturaleza.
Seis años antes de que firmaran el tratado sobre el carbón y el acero, una Europa a medias derrotada y en conjunto arruinada había cedido a los Estados Unidos y Rusia el control sobre paises y riquezas mundiales que había monopolizado.
Una nueva potencia mundial, China, ha desplazado también a Europa de la influencia global tradicionalmente europea cuando sus naciones cimentaban su relación en la guerra y no en el comercio.
El referéndum de secesión de Escocia, 63 años después de haber cambiado la espada por la calculadora, podría abrir hoy una puerta a la esperanza en una Europa naturalmente fratricida y belicosa.
Al fin y al cabo, siempre fue la guerra el más eficaz motor para el desarrollo tecnológico, médico y social del hombre.

Sin la guerra de secesión americana hubiera continuado la esclavitud, las mujeres se  independizaron del hombre gracias a la primera guerra mundial y, por la escasez de mano de obra blanca en las regiones industriales, los negros pudieron emigrar del campo a las ciudades.