domingo, 2 de noviembre de 2014

DE LO MALO CONOCIDO A LO PEOR POR CONOCER



   No siempre ha gozado uno de la condición de aldeano cateto, que permite  una vida tan placentera y relajante como si acabara su segunda pipa de opio.
En los tiempos desasosegados y bulliciosos en los que uno hacía méritos para conseguir éstos privilegios de la vejez, resida en Manhattan, corazón de la moderna Babilonia, desenfrenada y pagana.
Como el Lot de aquella lasciva Gomorra, el ahora feliz aldeano ´fue testigo del origen del tsunasmi de desenfreno lujurioso que ha arrasado a la siempre púdica sociedad cristiana.
El desencadenante del maremoto fue un reajuste en las capas tectónicas de la dinámica sociedad norteamericana: un grupo de intelectuales lúbricas incitó a las demás de su género a quitarse el sostén.
Nació así el movimiento bra-less que convirtió una práctica para perpetuar la especie  en un hábito entretenido para que dos personas desconocidas se conozcan mejor.
En aquellos tiempos tumultuosos del mayor y más rápido cambio de costumbres de la historia de la humanidad, se estrenó una película, “Malditos perdedores”.
En ella, se pronunciaba una frase: “Si la violación es inevitable, relájate y disfrútala”.
El consejo de esa película puede aplicarse para recobrar la calma ciudadana, tras la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas  de que “Podemos” puede ganar las próximas elecciones generales.
Y es que, como el desenfreno que desencadenaron los hippies en los 60s puede que se pasara de rosca al acabar con la hipócrita pudibundez anterior, el desastre posible de “Podemos” acabará con el desastre comprobado actual. 
Para mejor o para peor. Dios dirá.
¿Es peor el mal posible que el  mal ya  comprobado?