jueves, 27 de noviembre de 2014

LOS DIPUTADOS ENGRUPEN



De modo que, para acabar con la acción corruptora de los políticos que ha degenerado en ésta España corrupta, se encarga a esos políticos de buscar y proponer remedios.
Lo prudente sería que quedaran radicalmente excluidos de debatir y acordar soluciones a los problemas todos aquellos que los hubieran provocado.
Así, esa tenida del congreso sobre corrupción, en la que los sospechosos de generarla y extenderla dicen que van a proponer medidas para atajarla, es como un akelarre (akel=macho cabrío) en que las brujas invocaran al diablo para combatir el pecado.
Dejando mixtificaciones, hipocresías y embustes al margen, los reunidos en la sesión del congreso de los diputados españoles éste jueves 27 de noviembre deberían estar celebrando lo bien que les ha salido la trapisonda que empezaron a urdir hace 39 años.
Entonces se confabularon para repartirse las mieles del poder de las que los había privado uno más listo y más implacable que ellos.
Lo consiguieron  y, en paz y consenso, desde entonces se repartieron el botín que dejó el dictador hasta que, desbocadas las ambiciones de cada uno, se han dado en acusarse entre sí de que unos roban más que los otros.
El plenario anticorrupción del Congreso de los Diputados no es más que una sesión de terapia de grupo, con la peculiaridad de que, en vez de que cada paciente admita en voz alta sus dolencias, proclame las del adversario.
De lo que tratan los diputados en esa sesión no es de encontrar soluciones eficaces a la cuestión debatida, sino de engrupir.
Engrupir: en Argentina y Chile, mentir a sabiendas.