martes, 30 de diciembre de 2014

CORRUPCION-CORRUCION



Si se pondera desapasionadamente, hay españoles que tenemos problemas  con la corrupción y necesitamos la benevolencia de otros hispanohablantes para resolverlos.
Aclaro: no se trata de acabar con el hábito instintivo de apoderarse de lo que no le pertenece al que se encuentre en situación favorable para hacerlo. Mientras el ser humano exista, caerá en la tentación de quedarse con lo que no es suyo.
Se trata de evitarnos sonrojos a los hispanoamericanos, gallegos y andaluces, los pueblos que menos maltratamos el castellano, por la manera de pronunciar la palabra corrupción.
Gallegos, andaluces e hispanoamericanos somos los que mejor usamos en castellano porque jamás caemos en laismos o leismos ya que, instintivamente, identificamos si un verbo es transitivo o intransitivo y, en consecuencia, requiere complemento directo o indirecto.
Los que maltratan el idioma usando leismos o laismos, como el cocinero loco emplea la sal, coinciden con los que lo pronuncian de una manera que está de moda y se ríen de los que usamos más correctamente que ellos el idioma, aunque pronunciándolo a nuestra manera.
Propuesta para acabar con el conflicto: que ellos usen el castellano tan bien como nosotros si quieren que nosotros lo pronunciemos como ellos o, todavía mejor, que cada cual haga lo que quiera. Cada uno en su casa, y Dios en la de todos.
Para eso, se propone que se acepte la pronunciación que los gallegos aplican naturalmente a las palabras que contengan dos consonantes seguidas, una barbaridad que requiere un esfuerzo excesivo.
Así, corrupción podría ser corrucion, instar, istar, coaccionar, coacionar y abyecto, ayecto.
No por ello conseguiremos subir el PIB el año que viene, pero en 2015 podría iniciarse una era de tolerancia y concordia entre los que pronunciamos de distinta forma un mismo idioma.
Y los corrutos o corruptos que no se preocupen porque la solución propuesta para no meter la pata al hablar les permitirá seguir metiendo la mano al robar.