jueves, 30 de abril de 2015

PRESUNCION DE INOCENCIA



Como cantaba Don Hilarión en “La verbena de la Paloma” refiriéndose a Don Sebastián, “tiene razón el ministro Catalá, tiene muchísima razón”, al proponer que se castigue al que revele lo que debería permanecer secreto, y así garantizar la presunción de inocencia.
Pero se equivoca el ministro porque el castigado debería ser el juez o funcionario judicial que cobra por garantizar la confidencialidad y no el periodista, que cobra por divulgarla.
Si castigara a la prensa sancionaría a quien cumple su obligación y eximiría a los que la incumplen.
Porque la filtración que señala como culpable ante la opinión pública al que todavía solo es sospechoso no es obra del periodista, sino de esas “fuentes” que tan celosamente mantienen su anonimato para no perder su empleo.
Si el sistema judicial y policial se limitaran a cumplir con su obligada discreción al investigar delitos, los periodistas tendrían que esperar a que se enjuicie y dicte sentencia para difundir los pormenores del caso.
Porque es obligación de policías y jueces preservar el secreto de lo que investiguen, mientras que la de los periodistas es satisfacer la curiosidad de sus lectores adelantándose, si pueden, a lo que se revelará en el juicio.
Es obligación del ministro Catalá, por su parte, hacer todo lo posible para que un enjuiciado reciba una sentencia justa, al final de un proceso en el que su presenta inocencia se haya respetado.
Y, si a alguien tiene que sancionar para conseguirlo, que sea al funcionario que no supo guardar el secreto y no al periodista, que cumplió su obligación de difundirlo.

miércoles, 29 de abril de 2015

ALIANZA PSOE-A CON PODEMOS



Que no panda el cúnico ni nadie pida cita urgente al psicoloco.
¿Que el partido anticasta va a apoyar al partido de la casta por antonomasia, el Partido Socialista andaluz?
No sería nada descabellado ni inédito.
La casta de los señores feudales del medievo, el ejemplo paradigmático (que dirían los finos) de castas dominantes, enriquecía de vez en cuando su decaído vigor resultante de la cosanguinidad, incorporando la sangre nueva de bastardos.
También sería de lógica política esa alianza, aunque los bienpensantes crean que un partido político es una agrupación de ciudadanos que sacrifican su comodidad para ayudar al bien común.
En realidad, los partidos políticos nacen como la confabulación de unos cuantos para manejar en su propio beneficio los honores y responsabilidades públicas que pongan en sus manos los electores.
Son esos partidos políticos egoístas en sus fines y tolerantes en sus medios: si hay que pactar con otros para acceder al poder, lo hacen hasta que se presente la oportunidad de romper la transitoria alianza que los obliga a compartir el botín.
¿Renunciaría Podemos a quedarse como administrador único del Estado si, en una primera fase, solo pueden meter cuchara en la olla que sigue sirviendo el PSOE-A?
En absoluto, porque poco es más que nada y, si un descuido del otro comensal les permitiera quedarse con toda la cazuela, mejor es estar sentado a la mesa que ver como simple espectador cómo otros comen.
Así que, si los de Podemos pactan con el PSOE para que siga gobernando en Andalucía, no significaría que renuncian a implantar su régimen de control absoluto del Estado, sus pesadas responsabilidades y sus amenos placeres.
Es porque saben que no se ganó Zamora en una hora.

martes, 28 de abril de 2015

TRIBULACIONES DE UN EXTREMEÑO EN NEPAL





    Relata  hoy “El Mundo” los sufrimientos en Nepal de Jonathan Hernández, un joven nacido en la misma Extremadura de la que sus antepasados atravesaron  a pié selvas y llanuras plagadas de nativos que mataban y se comían a los que capturaban hace cinco siglos. Cuando lo sorprendió el terremoto que ha matado a cuatro mil nativos nepalíes, Jonathan llevaba en el país 19 días en la arriesgada ocupación del turismo.
“El joven asegura, según el periódico,  que "psicológicamente" no se encuentra bien, pero no solo por el seísmo sino por la situación vivida en horas posteriores: "50 horas hemos permanecido en las pistas del aeropuerto, al aire libre, sin agua, sin higiene, con lluvia y con mucho frío. Cobraban a diez dólares la botella de agua, nos robaron a mí y a todos y no podíamos salir del recinto porque nos exigían pagar de nuevo la visa", ha relatado, para sentenciar: "Mi experiencia es que nos han tratado como a perros. El Gobierno de Nepal es la peor escoria del mundo". También ha insistido en que se "siente orgulloso de ser español y del Gobierno de España, pese a que también nos ha costado luchar para que nos sacasen".
    Comentario: Es menester ver lo desconsiderados que son los nepalíes: en vez de preocuparse de garantizar las comodidades que los turistas extranjeros se merecían, se dedicaron a sacar de los escombros a los nativos, seguramente ya muertos.
Y, por si fuera poco, a los rescatados nativos les ofrecían agua gratis mientras que a Jonatan y sus colegas turistas extranjeros les cobraban diez dólares por botella.

lunes, 27 de abril de 2015

40 NUEVAS LEYES NOS AMENAZAN



Hay días primaverales que, en vez de alegres y esperanzadores como el calendario indica, parecen del más turbio otoño o del más tenebroso invierno.
Y lo peor es que la preocupación que se ha sobrepuesto al desenfado de la riente primavera no se debe a una súbita inversión estacional, sino a la ocurrencia de escuchar la radio, un aparato para que los solitarios se sientan acompañados y los taciturnos optimistas.
Y es que la radio ha dicho esta mañana que el Gobierno de Mariano Rajoy se propone, antes de disolverse en Septiembre para intentar que le prorroguen el doloroso privilegio de mandar cuatro años más, aprobar 40 nuevas leyes.
Y ¿qué es una ley sino un texto legal para prohibir a los que obedecemos el ejercicio de algún derecho esencial y muchos otros secundarios?
Y es que, para estos que tanto disfrutan mandando, gobernar es aprobar leyes que limiten libertades y amplíen prohibiciones.
Eso sí, como el que hace la ley sabe de antemano cómo recurrir a la trampa para eludirla, cada día son menos los del gobierno que van a la cárcel y más los obligados a cumplirlas a los que se castiga.
Con lo conveniente que sería para las inevitables y numerosas víctimas de esas leyes que traman no someterse a la amenaza de su tiranía, empecinarse en aprobarlas es síntoma inequívoco de la maldad intrínseca de los que mandan y sus secuaces.
Un suponer: es como cualquiera de los numerosos casos de esos parricidas que, después de asesinar a sus esposas e hijos, se suicidan.
Si se suicidaran antes de cometer sus crímenes, a nadie ajeno harían daño.
Si Rajoy disolviera las Cortes antes de aprobar las fatídicas 40 leyes, los ciudadanos no tendrían que preocuparse por los castigos que su incumplimiento les acarreará.
Verán cómo no lo hace porque el principal objetivo de los que mandan  es chinchar a los que obedecemos.

domingo, 26 de abril de 2015

ESPAÑOLES EN EL HIMALAYA



Como dicen que sentenció El Guerra cuando le presentaron a un señor que era licenciado en Filosofía y Letras, “hay gente pa tó”.
Hasta para irse a la fin del mundo, nada menos que a Natal para jugarse la vida,  si falta hiciera, con tal de subir andando un cerro cualquiera de los muchos que tiene por allí la cordillera del Himalaya.
Los periódicos y las radiotelevisoras dicen que se busca a 150 españoles que coincidieron allí con el momento en que un terremoto inoportuno convirtió su excursión campestre en aventura peligrosa.
Para que digan que los descendientes de aquella raza que se jugaba la vida por ensanchar fronteras para llevar la civilización y la cruz a pueblos ignotos han desaparecido.
Los aburguesados, subvencionados y timoratos españoles actuales, que se horrorizan ante la posibilidad de exponer sus vidas para defender a su Patria para librarla de una agresión extranjera, no dudan al jugársela para subir a un cerro o bajar a una cueva extranjera.
Y, como sarna con gusto no pica, son libres de hacerlo pero deberían afrontar por sí mismos las consecuencias de su propia decisión y, si  les sobreviniera picazón, que la alivien por sí mismos, sin esperar que otros se la rasquen.

sábado, 25 de abril de 2015

PORTUGAL



Ese jardim da Europa a beira- mar plantado que es nuestra vecina Portugal, tan sabia que de España no quiere nem bom vento nem bom casamento, conmemora más que celebra la revolución de los claveles, que fue cuartelazo y no revolución, y en la que un solo clavel en el cañón de un fusil le dio apellido.
Son sabios los portugueses porque de los españoles les llegaron los infortunios de su historia y, una única fortuna: las queridas españolas que alborotaban las castas camas de sus notables.
¿Qué fue, de verdad, aquella falsa revolución?
Un movimiento organizado por los militares de carrera contra los oficiales de las milicias universitarias a los que, para popularizar la interminable guerra colonial, el gobierno de Marcelo Caetano privilegió en los ascensos.
Se añadió a eso el recurso del monetarista primer ministro que, para controlar la inflación, limitó la repatriación a la metrópoli del excedente de las pagas de combate de los destinados a África.
Fue así como una simple protesta profesional evolucionó a la  pomposa gloria de revolución.
No fue un acontecimiento singular porque parecido fue el que hasta entonces había sido el más trascendental en la reciente historia portuguesa, el que en 1910 trajo la república y acabó con la monarquía.
En Octubre de 1910, una manifestación popular contra el gobierno del Rey Manuel II llegó a la Praça do Rossio, donde se topó con tropas dispuestas a dispersarla.
En la huída que los manifestantes emprendieron, uno de ellos, un cojo armado con una escopeta tropezó, se le disparó el arma y los represores militares salieron de naja.
Y, como la historia de los pueblos la hacen sus habitantes, la singularidad de los portugueses menudea de ejemplos que la certifican: el partido comunista, que en el rfesto del mundo encuentra a sus adeptos entre los obreros industriales sindicados, en Portugal gira en torno a los campesinos del Alemtejo que, según las normas generales, deberían ser anarquistas, los más indisciplinados enemigos de los comunistas.
Esa es la Portugal a la que, tras haber vivido en ella once años, quiero, respeto y envidio porque ha sabido negarse a dejarse comprar por el bienestar del consumo desenfrenado, si para ello tenía que renunciar a su singularidad distintiva.

jueves, 23 de abril de 2015

PSOE-A, COMPAÑIA DE SEGUROS



Mejor que esforzarse uno inútilmente en explicar a quien quiera saber qué es un partido político y toda esa monserga de libertad, igualdad social y bienestar general que prometen, recurramos a la sufrida fórmula de la parábola, o al más gráfico “un suponer”:
Pues bien, un suponer: un partido político es como esas compañías de seguro que se anuncian prometiendo que, si les pagan lo que cuestan, te lo resuelven todo:
Desde gestionar con el mayor provecho tus ahorros hasta cuidar tu salud, darle la mejor educación a tus hijos, atender las necesidades médicas de la familia, vigilar para que los ladrones no te roben lo que es tuyo y hasta enterrarte con una corona de flores de plástico.
Tú le pagas puntualmente y, cuando llega el momento de prorrogar la póliza, te enteras de que no sólo te han robado lo que les pagaste, tus hijos siguen sin desaznar, las enfermedades se han agravado y, a pesar de eso, pretenden aumentar la cuota de renovación.
Lógicamente, y tras reprochar al jefe de la aseguradora diciéndole “hay que ver…”, te explica que no se enteró del robo, que no tiene la culpa de que los maestros de escuela sean unos incompetentes ni de que los médicos sean curanderos indocumentados.
Pues bien: concrétese el cuento de esta compañía de seguros generales identificándola como PSOE-A (Partido Socialista Obrero Español de Andalucía), la única compañía de su tipo en España que sabe lo que quiere y cómo conseguirlo.
Quiere que todos los españoles contraten sus servicios y que, por mucho que los defrauden las prestaciones que promete, no se pasen a compañías de la competencia.
Al fin y al cabo, los asegurados están para pagar sus pólizas y los aseguradores para quedarse con lo que cobren.

miércoles, 22 de abril de 2015

EMIGRACIÓN: HUNDIR LAS PATERAS.



Los políticos de Europa están considerando una decisión radical para frenar la emigración desde el norte de África: hundir las frágiles pateras en las que, los que lo consiguen, atraviesan el Mediterráneo.
Lo que no se ve no existe y, con el hundimiento de las pateras, deja de existir el inhumano espectáculo de los ahogados por encontrar donde lo hay lo que necesitan.
Porque lo emigrantes africanos vienen a Europa a buscar lo que, por lo que ven en televisión y les dicen sus compatriotas que lo lograron, existe en Europa: comida, trabajo, asistencia sanitaria, acceso a la educación y libertad.
Nada de eso lo tienen en sus países de origen y, los que se deciden a emigrar a Europa, lo hacen convencidos de que merece arriesgar la vida miserable a la que están condenados por realizar el sueño que los libere.
Con la chapuza de solución al problema que consiste en hundir sus precarios medios de transporte, los políticos europeos defienden el interés de sus electores, contrarios a los de los que los ponen en peligro.
Porque los emigrantes africanos aceptan trabajos en Europa que los trabajadores sindicados europeos eluden, y lo hacen tan bien o mejor que los exigentes nativos.
Siempre han vivido los europeos mejor que los africanos, pero hasta que la televisión y otros medios de información se han universalizado, no se habían enterado.
Conseguir que vuelvan a la ignorancia de lo que existe lejos de sus aldeas y poblados es un casi imposible método para frenar su molesta emigración a Europa.
Otro, tan imposible como el anterior, es hacer retroceder el tiempo hasta el anterior al de las indiscriminadas independencias concedidas por las potencias coloniales hace cincuenta años.
Fue aquél interesado engaño de los colonialistas industriales el origen de las actuales tragedias humanas.
Argumentaron para aquella triquiñuela la justicia de que los africanos sometidos a la tutela de las colonias, que todos los hombres sin consideración a su grado de evolución social, son dueños de sus destinos y de sus recursos.
Pero las autoridades coloniales dejaron en manos de caciques, manejables mediante la corrupción, la administración de los recursos de las tierras independizadas.
Parecía que todo había cambiado para que todo siguiera igual: las mismas potencias industriales que les dieron la independencia siguen controlando, bajo la tapadera de sus caciques apoderados, la explotación de los recursos africanos y beneficiándose de sus plusvalías.
Eso sí: ahora no explotan África los gobiernos de las potencias administradoras, sino los testaferros nativos que los representan.

lunes, 20 de abril de 2015

SAETAS Y SEVILLANAS



Dicen que Andalucía es Sevilla y como toda mentira se hace verdad a fuerza de repetirla, puede que también sea verdad en éste caso: una parte del todo es igual que la totalidad en su conjunto.
Y Sevilla, que según los sevillanos es el alma y el cerebro de Andalucía, empalma la holganza del llanto y las procesiones de la Semana Santa recién terminadas con la juerga y los bailes de las Ferias que hoy empiezan.
Por eso Sevilla y Andalucía no están para lo que no sea lo más importante: mirarse en sí misma para enamorarse de sí misma tanto en el dolor como en la juerga.
Lo mejón der mundo tiene prioridad sobre lo que no lo es y Andalucía y Sevilla son lo mejón der mundo.
Así que, estableciendo un sabio orden de prioridades, lo primero es lo primero y lo demás puede y debe esperar.
Y es lógico, con la lógica de esta sensatez andaluza que, si no llora, no es porque le falten razones para derramar lágrimas sino porque no tiene quien oiga el llanto que, al fin y al cabo no es más que otro espectáculo, absurdo sin espectadores.
Por eso, divertirse y holgar llorando o bailando antecede, en el peculiar orden de prioridades de los andaluces-sevillanos,  a veleidades que a otros pueblos menos sensatos les preocuparían.
Gente menos cabales que los andaluces pospondrían la diversión a la solución de menesteres secundarios como formar el gobierno que no hay, para que resuelva lo que creen otros que son contratiempos inaplazables: reducir el paro, maquillar la corrupción administrativa, elevar la calidad de la educación, administrar con rigor los recursos sanitarios y otros pasatiempos.
Todo eso, dicen los forasteros que no saben vivir como los andaluces, quitaría dolor a los dolores de la semana santa y añadiría placer a los disfrutes de la Feria.
A los sevillanos-andaluces van a irles con cuentos los que no son andaluces ni sevillanos…
Si no hubiera paro ni corrupción, ¿para que necesitarían las semanas santas o las ferias?
Porque es en esas ocasiones en las que mejor se mitiga el dolor al compartirlo  y mejor se olvidan las preocupaciones diarias, anestesiándolas con el ruido enajenante y el vino medicinal.

sábado, 18 de abril de 2015

METER EN LA CARCEL A LOS DELINCUENTES, MAL NEGOCIO PARA SUS VICTIMAS



Cuando meten en la cárcel a algún personaje, como parecía estos días que iban a hacer con Rodrigo Rato, una ráfaga de alivio estremece a los españoles como el soplo del viento hace ondular el trigo ya granado.
Si no es por el natural placer de que al que nos hemos acostumbrado a que sea elogiado lo veamos ahora vituperado, no lo entiendo.
Y, en cierto sentido, es todavía peor si el famoso abatido fue hasta ese momento un político aclamado.
Porque, ¿qué termina ganando y empieza perdiendo el que se alegra de un hecho semejante?
No gana nada de lo que el supuesto estafador le haya robado, sino que  pierde todavía más.
En el caso de que el detenido vaya ante el juez y que, a pesar del esfuerzo de sus costosos abogados lo condene, todo ese proceso y el posterior de su estancia en prisión genera gastos adicionales para sus víctimas, más costosos mientras los años de prisión de la condena sean más prolongados.
A lo que sus víctimas hayan perdido por la estafa, habrá que añadir alojamiento, cuidados, alimentación, vigilancia, conservación del aire acondicionado, cuidado de la piscina, mantenimiento de la televisión de plasma y gastos para tabaco, drogas y otras necesidades esenciales.
--Oiga usted ¿es que el dinero que cuesta es lo único que le importa del régimen penitenciario? ¿Y la reinserción?
--La reinserción, querido amigo, es una falacia que inventaron hace ya  tres siglos unos a los que se les ocurrió que el hombre es originalmente bueno y que el contacto con la sociedad es el que lo pervierte, así que una sociedad tan poco ejemplar como la carcelaria, lo más probable es que lo envilezca todavía más.
--Pero todo eso lo dice usted en contra del encarcelamiento de delincuentes sólo por ahorrarse dinero.
--Por eso también, pero no solo por razones económicas porque las tres pesetas que cuesta una bala sería la solución más barata, y no la propongo para no escandalizarlo.
--Total, que reconoce que usted es un fascista de derechas.
--Lo primero contradice lo segundo porque los de derechas defendemos la libertad y los fascistas, comunistas y otros maleantes la persiguen.
--Bueno, pero no es usted demócrata.
--Pues, no…

viernes, 17 de abril de 2015

DURAN. OBEDECER POR INSTINTO



El tiempo es un regalo que los dioses dan con prodigalidad a los hombres y que los andaluces agradecen con acuciante diligencia para que su astucia racial les permita el mayor bienestar con el menor esfuerzo.
Ahí esta el caso de Juan Pablo Durán, el andaluz al que su aplicación en la Universidad de la Vida lo ha capacitado para elevarse a la responsabilidad teóricamente más elevada de la Región: Presidente del Parlamento Andaluz.
La Universidad en la que se graduó lo entrenó para aguzar su astucia y acertar a qué masonería someter su obediencia para que, sirviendo sus reglas, se entrenara en la obediencia que lo elevarían al mando.
Obedeció aceptando el destino que, en cada caso, le asignó el PSOE y fracasó en todas las funciones que el partido le encargó: como secretario provincial del PSOE de Córdoba, encabezó la candidatura a la alcaldía y, como fracasó, lo nombraron portavoz del grupo municipal hasta que, en 2014, dejó el cargo para aceptar el de senador por el cupo autonómico.
Como consejero por su partido en el consejo de administración de Cajasur, fue multado con 64.000 euros por el Banco de España por su eficaz cooperación en la quiebra de la entidad y, entre sus más felices aportaciones a la doctrina del PSOE, se cita la frase de que “la derecha solo sabe matar”.
Ya ha demostrado en la Presidencia del parlamento andaluz su instintiva tendencia a obedecer hasta cuando le mandan que mande.
En la sesión constitutiva de la cámara, permitió que, en la mesa del Parlamento, la derecha personificada en el PP, que en las elecciones fue la segunda fuerza más votada lo  que le dio 33 diputados, tuviera la misma representación en la mesa que Izquierda Unida, la menos votada: un puesto cada una.

jueves, 16 de abril de 2015

ANTONIO GRAC ÍA CHAVES DESCANSA EN PAZ



No solo ha muerto el más influyente ejemplo de mi juventud, sino el último irreductible de una generación moldeada en el servicio a los demás, que es lo que entendía por la Patria común: el pueblo diverso fundido por una historia compartida, resultante de sus momentos de gloria tanto como por sus episodios de miseria.
Mi admirado amigo Antonio García Chaves, que hoy ha muerto, fue un hombre que, como se hizo a sí mismo, tenía todo el derecho a rechazar las tentaciones para que    acomodara su forma de ser a la de los que coyunturalmente marcaban la conveniencia de plegarse a su forma de entender la vida.
Fue un ascético rebelde: como Luzbel se negó a servir a Dios, Antonio Chaves se negó a acomodarse a una forma de entender la vida en la que no creía.
 Perdió la comodidad que se le ofrecía, pero preservó la congruencia que, si la hubiera sacrificado, habría dejado de ser él mismo, para ser un Chaves falso.
En ésta sociedad relativista en la que los derechos tienen más valor que las obligaciones, Antonio García Chaves fue un desterrado en su Patria, un paria para las castas que prefieren el rebaño sumiso a la persona rebelde, el grupo amorfo al individuo diferenciado.
Por su insumisión fue castigado a la soledad en vida. En el recuerdo, que es lo que su muerte no puede robarnos, Antonio García Chaves, mi maestro y amigo, sigue siendo ejemplo de honestidad, bonhomía, congruencia y servicio a los demás en lugar de servirse de los otros.
El Dios en el que tan instintivamente creía le ha asignado ya la tarea de maestro, ejemplo de sus amigos y protector de su familia que tan cumplidamente ejerció en vida.
Dios, deber, servicio y familia, los motores que impulsaron su vida. Ya descansa en la paz que tan bien supo ganarse.

LA INJUSTA IGUALDAD



Si alguien propone algo que  otro no acepta es porque no  comprende su conveniencia ni la posibilidad de hacer realidad la propuesta.
Un suponer: eso de las rentas sociales universales que los partidos de izquierda se obstinan en proponer.
¿Cómo es posible que a los que dicen que defienden al trabajador, la mayor genialidad que se les ocurra sea desestimular el trabajo, medio tradicional de ganarse uno la vida?
Hay una explicación, aunque desacabellada: que políticos de izquierdas y sindicalistas viven tan bien sin dar un palo al agua que, en un rapto de enajenación altruista, quieran que todos vivan su vida birlonga
La justicia social es la obsesión que, junto a la de defender al trabajador, motiva a los partidos que se reconocen de izquierdas pero, ¿no es injusto que los pocos que trabajan costeen a los que muchos que no necesiten trabajar para vivir?
Y, ¿por qué los sindicatos defienden esa renta disuasora del trabajo, si se proclaman abogados de los trabajadores y no de los que no necesitan trabajar?
Puede que hayan llegado los sindicalistas a la conclusión de que, agotada su credibilidad como abogados de los trabajadores, ha llegado el momento de defender a los que no necesitan trabajar.
Hay una solución: que los políticos de izquierdas y sus compinches sindicales no cobren ni un duro del Estado—que representa tanto a los muchos que no trabajan como a los pocos que lo hacen--y se declaren neutrales en esa lucha social.
Para ello, el Estado debería defender exclusivamente a los que con sus impuestos pagan la burocracia estatal y el coste de los servicios que el Estado presta, y que los sindicatos y los políticos de izquierdas cobren de los perceptores de de las rentas sociales universales.
¿No sería esa una medida de justicia social auténtica? Por lo menos, mucho más justa que esta de que los que paguen más impuestos gocen de los mismos derechos en el disfrute de servicios que los que no pagan o pagan menos por ellos.

miércoles, 15 de abril de 2015

CHAVES, LA SUPERVIVENCIA DEL CAUDILLO



En los tiempos antiguos se tenía por ejemplar al jefe que asumía los errores de sus subordinados y les atribuía el mérito de sus logros.
En los modernos, no. Miren, si no, a Manuel Chaves que ante el fiscal del Tribunal Supremo culpó de los males de su gestión a sus subordinados y él se hizo pasar por tonto por no enterarse de lo que estaba pasando, aunque cobrara para que no pasara.
Mi mejor amigo anduvo un tiempo juntándose con gángsteres, políticos y otra gente poco recomendable. Me cuenta que, en vísperas de unas vacaciones, la plana mayor socialista hablaba de lo que harían en esos días de descanso.
--Yo—dice que intervino el ministro de trabajo Manuel Chaves—estoy deseando empezar a leer “La casa Rusia”, la novela recién publicada de John Le Carré.
Txiki Benegas, socarrón y dejado fuera de la banda que mandaba en el gobierno, confidenció a mi amigo: “el más tonto de todos y el que nos sobrevivirá a todos”.
Ante el Supremo, desveló el misterio de su supervivencia: Consiste en colocar a sus subordinados como parapeto de las balas del enemigo.
No será una táctica tan románticamente gallarda como la de los caudillos legendarios que entraban en combate al frente de sus tropas, pero mucho más eficaz en la consecución de objetivos.
Porque, ¿qué son los subordinados en las batallas militares y políticas? Carne de cañón para recibir la metralla que amenace al caudillo.

martes, 14 de abril de 2015

SUSANA PERDEDORA



SUSANA PERDEDORA

Es verdad lo que, no siendo irrefutablemente mentira, parece que es verdad.
Un suponer: Es verdad que si a alguien que apueste para llevarse los cien millones del bote de euromillones tiene que repartirlo con otros tres acertantes y se embolsa solo 25, no se le puede discutir que haya ganado aunque haya conseguido solo parte de lo que pretendía.
Pero también es cierto que ha perdido porque logó solo una parte de lo que pretendía ganar al apostar.
Y eso, ni más ni menos, es lo que le ha ocurrido a Susana Diaz, que ganó las elecciones andaluzas, pero falló el objetivo que la decidió a convocarlas.
La lideresa del PSOE gobernaba gracias a una coalición tan sólida con Izquierda Unida que le permitió sacar adelante todas sus iniciativas gubernamentales, entre ellas la aprobación del Presupuesto.
Pero un día de Enero soñó que, si rompía su alianza con Izquierda Unida y convocara elecciones, su resultado le permitiría hacer lo que quisiera en Andalucía, sin necesidad de pactar con otro partido que la condicionara.
Y por eso fracasó Susana: porque el resultado de las elecciones que convocó para robustecer su poder la obliga a fragmentarlo todavía más y condicionarla al apoyo de más partidos que antes y de más difícil contentamiento que Izquierda Unida.
Todo lo demás son zarandajas, parches terapéuticos anelgésicos para aliviar los hematomas de su tropiezo.
Y eso no es lo peor porque, si antes de la convocatoria de elecciones podía culpar a las trabas de Izquierda Unida por su fracaso gubernamental, de la decisión de romper con su aliado y convocar elecciones solo puede culparse a ella misma.
Ni siquiera, si quisiera buscar chivos expiatorios, podría hacerlo culpando a sus consejeros o a su partido.
Porque en esta apodada Democracia en cuyo sumidero han metido a España, el poder emana del líder al pueblo y no asciende del pueblo al líder.
Como en las despreciables dictaduras.

lunes, 13 de abril de 2015

TIEMPO DE CAMBIOS



¿Qué puede pensar un hombre que otro no haya pensado antes? ¿Qué puede intentar que otro antes no haya intentado?
Esa repetición de intenciones fallidas por circunstancias diferentes explica el progresivo bienestar social, nunca suficiente para los individualmente insatisfechos.
Un filósofo japonés tan alejado en el tiempo como el filósofo del siglo XII  Yoritomo Dashi ya definió esa constante: “En la humanidad nada acaba del todo. Cada cosa se detiene para volver a empezar”.
Uno de esos momentos vive la actual España que, desencantada de la solución concertada en 1978 para resolver de una vez la conflictiva convivencia entre españoles, intenta sustituirla por otra más adecuada.
Es inevitable que la fórmula que se encuentre tampoco será duradera porque las circunstancias en que se elabore evolucionarán en el futuro hasta otras distintas y los deseos de los españoles de entonces serán diferentes de las de los actuales.
Pero un cambio parece inevitable: adecuar las normas constitucionales a lo que los ciudadanos exijan y no, como en 1978, a lo que convenga a los escasos dirigentes de unos partidos políticos entonces inexistentes.
Y ni así porque esta sociedad española, como lo era la de 1978, sigue sin estar entrenada para que los individuos asuman que, cada derecho que adquieran, tiene como contrapartida la responsabilidad individual de asumir personalmente las consecuencias de su disfrute.
Todos los españoles, individualmente, deberían asumir:
1.- Si eligen individualmente y con la misma capacidad de decisión a los dirigentes políticos, se responsabilizan personalmente de las consecuencias de los fallos que cometan en el ejercicio de la responsabilidad que les han encargado.
2.-Que, para exigir igualdad de beneficios de trato, deben contribuir en igualdad al costo de los servicios comunes recibidos.
3.-Que no solo es injusto recibir menos que los demás, sino aportar menos que los otros.
4.-Que el Gobierno del Estado no debe en ningún caso financiar sus empresas con impuestos extraídos de empresas con las que las suyas compitan.
5.-Que, mientras menor sea la intervención del Gobierno delEstado en la evolución natural de la sociedad, mayor será su eficacia como administrador de los recursos que la sociedad ponga en sus manos.
6.-Que al Gobierno del Estado no le corresponde orientar la evolución de la sociedad hacia objetivos ideológicos de su partido, sino ser escrupulosamente neutral en el reajuste permanente del pensamiento de la sociedad.
Si la reforma que se pretende no sigue, entre otras, estas normas que hagan del Estado el administrador y no el orientador de la Sociedad, es mejor dejar que España siga como hasta ahora. Para empeorar no hay prisas.

sábado, 11 de abril de 2015

HOMENAJE A ZAPATERO




País de ingratos esta España, que rindió homenajes a un dictador asesino, levantó estatuas en su honor en todos los pueblos y ciudades y rotuló con su nombre calles y plazas y, sin embargo, relega al olvido a un hombre bueno y clarividente que, desde la presidencia del gobierno, encauzó a los españoles hacia la igualdad y el respeto a los oprimidos.
El malo homenajeado, evidentemente, fue Francisco Franco y el bueno ninguneado José Luis Rodríguez Zapatero.
De entre los innumerables aciertos de Zapatero, el de la Alianza de Civilizaciones fue, posiblemente, el más clarividente y provechoso.
También el de efectos más tardíos porque sus beneficios solo se hicieron notar una vez que Zapatero dejó de ser protagonista político, y nadie se acuerda de él para agradecerle sus beneficios.
Porque, que la historia es injusta lo demuestra, una vez más, la injusticia cometida contra el ex presidente socialista.
Como a Colón, que no pudo disfrutar en vida de las tortillas de patatas que engullimos porque descubrió América, tampoco a Zapatero se le recuerda aunque, gracias a su Alianza de Civilizaciones, el mundo es ahora distinto al que era cuando hizo su propuesta.
¿Qué es una Alianza? Es un pacto tácito o expreso para que dos partes opuestas colaboren en la consecución de un objetivo útil para ambas.
Antes de Zapatero, los moros y los cristianos iban cada uno por su lado, vivía separados física y mentalmente y de su mutuo aislamiento ninguno se beneficiaba.
Todo lo contrario de lo que ahora es el mundo, gracias a la genial aportación de Zapatero al progreso de la Humanidad.
Ahora, cuando ya el presidente del gobierno español  ha dejado de serlo, su iniciativa ha cambiado el mundo: la Alianza de Civilizaciones, aquél objetivo utópico de que formas opuestas de entender la vida y la muerte cooperen, está vigente.
Los moros están logrando su destino religioso de matar a todos los que no crean lo que ellos creen y los cristianos el suyo: ganar el cielo dejándose matar antes que renegar de sus creencias.
Lo de la Alianza de Civilizaciones, que a los torpes escépticos nos parecía una simpleza, está demostrando que fue una genialidad.
Como se hizo con Franco, los españoles deberíamos rotura con el nombre de Zapatero plazas y calles de nuestras ciudades y erigirle estatuas en todas las rotondas y encrucijadas. de nuestras ciudades.
No se hará porque este pueblo de desagradecidos solo homenajea a los que pueden premiarlos desde el poder.

viernes, 10 de abril de 2015

PARÁBOLA DEL ESTADOESPAÑOL



“Y entonces Jesús les habló en parábolas”, dice San Marcos y después sigue con lo de “había un hombre que plantó una viña…” para que sus oyentes entendieran que el castigo a los ingratos es un acto de justicia.
Y es que todos los pueblos, en su etapa inicial de evolución, captan mejor lo que se les quiere transmitir si se usan parábolas que si se emplean conceptos abstractos.
Como los españoles estamos en esa fase inicial de aprendizaje del derecho y la responsabilidad política, es conveniente explicarlo con una parábola, la del establecimiento comercial:
Había una vez un hombre que tuvo una idea: como la gente carecía de lo que frecuentemente necesitaba, pondría una tienda para vendérselo. Averiguó y compró grandes cantidades de lo que más buscaba la gente y, después, de todo lo que podría en un futuro cercano o remoto comprar.
Alquiló un local que permanentemente tuvo que ir ampliando y contrató un primer dependiente de la multitud que poco después mostraban, aconsejaban, vendían y cobraban a los clientes.
Desde el primer día, impuso una regla a los que atenderían directamente al público: “el cliente siempre tiene razón”.
Mientras el fundador de la empresa dirigió directamente la tienda, el negoció marchaba como un tiro. Pero después se dedicó más a ver por televisión al Real Madrid, a pescar ballenas con caña, a ir a los toros y a otras actividades de la vida birlonga y gradualmente, cedió la gestión a encargados.
Poco a poco, aquél ejemplar supermercado fue involucionando hasta llegar a ser, más que una eficiente tienda por departamentos americana, un quilombo chavista-madurerista.
Los dependientes pasaron a llamarse políticos y los clientes contribuyentes. El lema “el cliente siempre tiene razón” cambió al de “el dependiente-político sabe mejor que usted lo que le interesa” y, como consecuencia, el primitivo progreso se transformó en progresivo desmadre.
Un suponer: en la planta sótano, dedicada a las satisfacciones sexuales, donde los clientes siempre hallaban lo que buscaban para hasta sus más sofisticados caprichos, ahora solo encontraban lo que a las meretrices les diera placer.
Y hasta aquí la parábola de la próspera institución que en tiempos fue el Estado Español.

jueves, 9 de abril de 2015

EL FUGITIVO ÁPODO (2DA Y ULTIMA PARTE)



2 y final- EL FUGITIVO ÁPODO

Al rato me devolvió la llamada. Había hablado (creo que con Ballesteros, director del mando único para la lucha antiterrorista (MULA), que le dijo que el sin piernas era habitual de las Herriko Tabernas etarras y que podría poseer alguna información de utilidad.
A la mañana siguiente, puntual como la muerte, volvió el fugitivo. Encargué a la secretaria (a la que previamente había dado instrucciones para que el precio del pasaje no pudiera reintegrarse a su titular si no usaba el billete) y, en su presencia, llamó a la compañía aérea.
De la nueva sesión de revelaciones de sus supuestos secretos no saqué nada por lo que, convencido de que no me pagaban para una tarea por la que cobraban otros profesionales, llamé al Embajador.
A Fernando Rodríguez Porreiro, que era embajador de España, le conté el episodio y le propuse, y aceptó, que le pasara el muerto a Antonio Martínez Teixidó, coronel y posteriormente teniente general, consejero de Estado Mayor en la embajada que, junto a los de marina, aviación y ejército de tierra, completaba el equipo de consejeros militares.
Antonio era gente decente y militar ejemplar al que, si llegabas a conocer, descartabas todos los prejuicios con que se ha pretendido manchar a las fuerzas armadas.
---Pero yo no puedo hacer eso, me replicó en cuanto le conté lo del ápodo y lo que había acordado con el embajador.
--¿Qué no puedes?—me extrañé--¿Por qué?
--Porque se caería mi cobertura.
Su respuesta marcó el momento cumbre de mis fantasías. Ya pertenecía a ese mundo tenebroso y excitante de los espías, esos privilegiados de vida trepidante que la pierden si los adversarios descubren que no es lo que parecen , sino alguien con la misión de eliminarlos.
En definitiva, que propuso y consiguió que Alonso, canciller del consulado, fuera el que tratara con el espía fugitivo.
Así se hizo. Yo tenía entonces un Volkswagen Dasher, de solo dos puertas. Alonso se sentó en el asiento trasero, yo en el  del conductor y el fugitivo en el del acompañante.
Mientras ellos negociaban, dábamos vueltas por Lisboa. En un momento determinado, cuando rodábamos por los alrededores del palacio presidencial de Belem, el espía me pidió que me acercara a la acera y parara un momento. Necesitaba mear y lo hizo desde el asiento.
Pactaron lo que tuvieran que pactar y acordaron lo que tuvieran que acordar. Mi intervención en el asunto del fugitivo ápodo terminó con la micción del sin piernas desde el asiento de mi coche.
Me dijeron posteriormente los que remataron la aventura que les había dado información que complementaba y confirmaba algunos datos que desconocían de episodios pasados.
Volví a verlo un par de veces más, siempre en algún punto de la bulliciosa Plaza del Rossio, encaramado en su silla de ruedas. El pasaje a Madeira no fue utilizado.
Esa fue, seguramente, la más excitante parte de mi vida, en la que me sentí un Santiago Lazo (James Bond) español.

miércoles, 8 de abril de 2015

EL FUGITIVO ÁPODO ( PRIMER CAPÍTULO DE UNA HISTORIA DE ESPIAS)



EL FUGITIVO APODO - 1

(Me he resistido, por pudor, a narrar en primera persona lo que me parecía que merecía la pena ser contado. Pero, en el caso de la aventura del fugitivo ápodo, saltarme esa regla es inevitable y, además, más cómodo. Es uno demasiado viejo para hacer esfuerzos innecesarios).

Como todos los días del año, también aquel domingo otoñal languidecía la populosa aldea de Lisboa. El sol ya se había marchado hacia América y, como todos los atardeceres, el  siempre recatado Largo da Rosa se aletargaba en su desierta soledad, sin vecinos ni perros.
Desde el balcón corrido del Palacio da Rosa de paredes cárdeno rosadas y puertas verdes, que destacaba como el único edificio del barrio sin desconchones, se contemplaba la ciudad gris y descascarillada.
Ya había enviado a la Central de la Agencia de Madrid los resultados, clasificación y croniquilla de los partidos de fútbol dominicales, un servicio al que estaban abonados clientes de España y América Latina, y me disponía a tomar el ascensor para ir del segundo piso de oficinas al superior, mi residencia como Delegado.
Fue en ese momento cuando sonó el teléfono. Llamaba Diego Carcedo, corresponsal en Lisboa de Televisión Española.
--“Me parece”—me dijo—que te he metido en un embolao, pero todavía estás a tiempo de evitarlo si no contestas cuando llamen a la puerta.
Me dijo que un tipo le había preguntado por la dirección de la Agencia EFE y se la había dado.
Volví al balcón, picado por la curiosidad y, poco después llegó un taxi a la placita. El taxista tocó el timbre de la puerta y me pidió que bajara.
Lo hice. El pasajero era un sujeto mal trajeado, de mediana edad y, lo más llamativo, sin piernas.
Me preguntó si yo era el que se suponía que era y, satisfecho, me espetó que venía huyendo y que tenía que contarme una cosa importante de ETA antes de que sus perseguidores se lo impidieran.
El taxista bajó del portaequipajes una silla de ruedas plegada, la desplegó, el ápodo se acomodó en ella, lo subí por el ascensor hasta el piso de oficinas y empezó su historia.
Mi interés en escuchar lo que tuviera que decirme se acrecentaba porque, por aquellos días, toda la policía española estaba enfrascada en la búsqueda del empresario Revilla, secuestrado por ETA.
Me propuso que, a cambio de un pasaje aéreo hasta Madeira, desde donde continuaría hacia América su fuga de los etarras que lo perseguían, me proporcionaría información que podría ayudar a liberar al secuestrado.
Hasta al individuo con menos olfato le hubiera olido a chamusquina el asunto pero,  peor que ser víctima de un timo, habría sido descartar la remota posibilidad de perder una primicia periodística.
El personaje llegó hambriento y sediento. Pedí que le bajaran un bocadillo y una cerveza y llego con el pedido Piedade, la asistenta interna en mi casa. Aguardó apartada a que terminara su merienda y, según supe luego por instrucciones de mi mujer y de la de Paco Rubio Figueroa, el redactor adjunto al director de la delegación, le retiró el servicio tomando cuidadosamente el vaso con una servillerta.
(Después confesaron que, contagiadas por la suspicacia que levantaba el sin piernas, guardaron el vaso en el que había bebido ¡para conservar sus huellas digitales!
Despedí al fugitivo hasta el día siguiente, prometiéndole que consultaría a la Dirección de Madrid para que me autorizara el gasto del pasaje que había pedido.
En cuanto desapareció en el taxi que llamamos, telefoneé a Madrid. Y hablé con Jorge del Corral, al que ese fin de semana le tocaba responsabilizarse de la marcha de la Central.(Sigue mañana).

martes, 7 de abril de 2015

ACCION O REFLEXION



Por muy tontos que seamos los españoles, no tenemos capacidad para serlo tanto ni durante tiempo: es imposible, por tanto, que hayamos tardado tanto tiempo en sospechar que ningún partido político cumple lo que promete, si teme que ponga en peligro su objetivo como partido.
¿Cual es el objetivo real de todos los partidos políticos?
Conseguir gobernar para ejercer el poder y, una vez conseguido el poder, mantenerlo.
Para ese fin utilizan todos el mismo medio: prometer que darán a los ciudadanos lo que creen que los ciudadanos quieren: igualdad, justicia, prosperidad y sacrificar los intereses partidarios al bien general.
Pero los partidos, una agrupación de ciudadanos a los que une un interés común contrario al de otros partidos, están integrados por personas con el mismo objetivo común básico de las personas que agrupe: vivir mejor que los demás durante el mayor tiempo posible.
Ninguno lo confiesa, pero todos los partidos quieren privar del poder a otros partidos para monopolizarlo en beneficio de sus dirigentes y votantes, aunque perjudique a los dirigentes y votantes adversarios.
¿Por qué, si es tan obvio, no se asume la martingala?
Porque no todos somos iguales ni su diferencia esencial es el color de la piel, el nivel de ingresos, su capacitación intelectual ni la morfología sexual diferencial.
Lo que hace diferentes a unos hombres de otros es su actitud ante la vida: hay gente de acción y gente de reflexión y, como decía el demócrata Lyndon Johnson del republicano Gerald Ford, la mayoría no sabe caminar y masticar chicle simultáneamente.
Actuar y pensar son actividades humanas contradictorias porque una inhibe a la otra y, en este mundo de vuelos low cost, viajes en AVE y abuso de máquinas que piensen por el que las utilice, no queda tiempo para perderlo pensando.
Así, un partido político es como un google de andar por casa: te libera del  esfuerzo de pensar lo que realmente quieres y te conviene y solo tienes que creer a piés juntillas lo que muchos otros, como tú, creen que es verdad y conveniente.
Es una conclusión aterradora: solo los parados, los viejos, los jubilados, los cojos transitorios y los vagos (la gente que no sirve para otra cosa), tenemos oportunidad de reflexionar.
Pero, ¿quién va a ser tan insensato para creer lo que piense gente que no hace nada porque nada sabe hacer, o no tiene capacidad para hacer nada?