lunes, 27 de abril de 2015

40 NUEVAS LEYES NOS AMENAZAN



Hay días primaverales que, en vez de alegres y esperanzadores como el calendario indica, parecen del más turbio otoño o del más tenebroso invierno.
Y lo peor es que la preocupación que se ha sobrepuesto al desenfado de la riente primavera no se debe a una súbita inversión estacional, sino a la ocurrencia de escuchar la radio, un aparato para que los solitarios se sientan acompañados y los taciturnos optimistas.
Y es que la radio ha dicho esta mañana que el Gobierno de Mariano Rajoy se propone, antes de disolverse en Septiembre para intentar que le prorroguen el doloroso privilegio de mandar cuatro años más, aprobar 40 nuevas leyes.
Y ¿qué es una ley sino un texto legal para prohibir a los que obedecemos el ejercicio de algún derecho esencial y muchos otros secundarios?
Y es que, para estos que tanto disfrutan mandando, gobernar es aprobar leyes que limiten libertades y amplíen prohibiciones.
Eso sí, como el que hace la ley sabe de antemano cómo recurrir a la trampa para eludirla, cada día son menos los del gobierno que van a la cárcel y más los obligados a cumplirlas a los que se castiga.
Con lo conveniente que sería para las inevitables y numerosas víctimas de esas leyes que traman no someterse a la amenaza de su tiranía, empecinarse en aprobarlas es síntoma inequívoco de la maldad intrínseca de los que mandan y sus secuaces.
Un suponer: es como cualquiera de los numerosos casos de esos parricidas que, después de asesinar a sus esposas e hijos, se suicidan.
Si se suicidaran antes de cometer sus crímenes, a nadie ajeno harían daño.
Si Rajoy disolviera las Cortes antes de aprobar las fatídicas 40 leyes, los ciudadanos no tendrían que preocuparse por los castigos que su incumplimiento les acarreará.
Verán cómo no lo hace porque el principal objetivo de los que mandan  es chinchar a los que obedecemos.