sábado, 2 de mayo de 2015

LOS DESPOJOS

 Por el camino que sale
y a ninguna parte llega
cuatro siquiatras borrachos
apuñalan a un poeta.
Su sangre de tinta empapa
polvo de mierfda reseca.
Cuatro buitres carroñeros
su cadáver sobrevuelan
y a picotazos disputan
con qué despojo se quedan.
El más astuto, el que manda,
se reserva la cabeza.
Otro escoge, resignado,
el pìtraco de las piuernas.
Al tercero le han tocado
las ternillas indigestas
y al último el corazón
tierno y grande del poeta
de sabor tan raro y dulce
que, al tragarlo, se envenena.
          


LOS DESPOJOS

Por el camino que sale,
y a ninguna parte llega,
cuatro siquiatras borrachos
apuñalan a un poeta.
Su sangre de tinta empapa
polvo de mierda reseca.
Unos buitres carroñeros
su cadáver sobrevuelan
y a picotazos disputan
con qué despojo se quedan.
El más astuto, el que manda,
se reserva la cabeza.
Otro escoge, resignado,
el pitraco de las piernas.
Al tercero le han tocado
las ternillas indigestas
y al último el corazón
tierno y grande del poeta,
de sabor tan raro y dulce
que al tragarlo se envenena.