domingo, 3 de mayo de 2015

EL PARIPÉ



Hasta que los trajeron los moros a Andalucía, ni los españoles ni los europeos conocían los textos de los clásicos griegos.
Hasta que el andaluz Nebrija escribió la primera gramática normativa del español, los que ahora hablamos esa lengua no siquiera sabían lo que hablaban ni por qué lo hacían y han tenido que ser andaluces los que escenifiquen la eficaz técnica del paripé.
En conciliábulos semiclandestinos de Sevilla, la ciudad donde la luz tiene un color especial y de la que emana el sentimiento conocido por andalucismo, la técnica del paripé se está ahora escenificando y los espectadores ya preparan sus manos para aplaudir la farsa.
Los académicos sucesores de Lebrija dice que paripé es un vocablo emanado del caló paruipén que significa fingimiento, simulación o acto hipócrita.
Justito justito lo que, amparados en el más conveniente sigilo, han negociado y a punto están de darse la mano sellando lo pactado los que han transado los término y el precio de apoyar a Susana Díaz, a la que dijeron antes que no apoyarían para Presidenta de Andalucía.
Como para llegar al pacto entre oponentes se requiere que las dos partes cedan parte de lo que al principio del trato se declaraban resueltos a no ceder, Susana Diaz y sus antes reacios adversarios han debido encontrar la fórmula que a todos los haga parecer ganadores.
La socialista Diaz, que de entrada pretendía quedarse ella sola con el pastel andaluz, va a tener que ceder algunas migajas de lo que le sobre con los que se tenían que resignar a mirar cómo lo engullía todo.
Mejor los restos que nada y, así, la socialista seguirá cortando la tarta mientras que sus ya cómplices y antes adversarios lamerán el cuchillo de las particiones del PODER, ese manjar que ensaliva a los políticos.
¿Y los que no tengan la política como actividad indispensable para ganarse el pan blanco y el vino alegre de su sustento?
--Esos que sigan votando, que es lo que más les gusta y lo que más eficazmente saben hacer.