martes, 12 de mayo de 2015

LAZARILLO DEL JOVEN RIVERA



No está uno para exigir que Albert Rivera explique por qué da la tabarra con que dimita Manolo Chaves que, por otra parte, no debería tener que dimitir de nada porque nunca hizo méritos para desempeñar ningún cargo público.
El diablo ata moscas por el rabo y no me arriesgo a que el mandamás de Ciudadanos me lo explique, me convenza, y me sienta moralmente obligado a votar a su partido.
Para no insinuar compromisos como el de echar un papel en una urna, que no estoy dispuesto a asumir, dejemos en “tengo curiosidad por saber” lo de la inquina de Rivera contra el ex todo socialista.
La verdad es que a nadie le amarga un dulce y que, para postre de todo lo mucho malo que los socialistas han logrado hacer en Andalucía,  sería reconfortante que Chaves se tuviera que dedicar en exclusiva a administrar el capital que ha juntado sin meter la mano.
Como Albert Rivera es forastero, hagamos de lazarillo para que vea lo que hay que ver y no mire hacia donde lo que vea sea solo una repetición de lo mil veces visto:
Si no se ha dado cuenta ya, desmontar la intrincada e ilegal administración paralela que los Chaves socialistas han montado en Andalucía debería ser la primera condición del jefe de Ciudadanos para saludar a la jefa de los socialistas, Susana Díaz.
Después, y como consecuencia de lo primero, hacerla comprender que sus correligionarios de partido no son la Divina Garza, sino pájaros de cuenta que, en cuanto se te olvida espantarlos, se comen el trigal ajeno.
Aclararle que, cuando uno comete el error de convocar elecciones innecesarias, es quien las haya convocado quien tiene que pagar el pato y no quienes, bajo protesta, compitieron con su partido.
No estaría de más que le recordara que quien ejerce las competencias estatutarias para gestionar servicios públicos es el responsable de la mala gestión y que culpar a quien no las tenga es salir por peteneras.
Si sigue insistiendo en conformarse con la anécdota de Chaves, mal nos lo va a poner a los andaluces el Albert Rivera que no lo es.
Como el tango  “Volver” de Gardel decía:
“Yo adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos
van marcando mi retorno.

Son las mismas que alumbraron
con sus pálidos reflejos
hondas horas de dolor.