sábado, 16 de mayo de 2015

LA ESPAÑA FUGAZ



Las constituciones españolas últimas, la  de 1931 y la de 1978, se limitan a definir y normar el funcionamiento del Estado, motor que regula la vida diaria de los españoles mientras el texto no sea sustituido por otro posterior.
Es el primer capítulo de la primera constitución, la de 18122, la que define lo que es, si no España, al menos la Nación española: “La reunión de todos los españoles de ambos hemisferios”.
Así que, si ni siquiera las constituciones establecen qué es España, cada cual es libre de definirla, como hizo el poeta antifranquista José Antonio Primo de Rivera, para el que España es “la unidad de destino en lo universal”.
Dicho en prosa significa que España es lo que juntos hicieron a lo largo de la historia todos los pueblos que en ella vivieron, con y contra otros pueblos de otros territorios.
España es, según el poeta, suma de logros y fracasos colectivos desde el principio hasta ahora y después, de los que han vivido, viven y vivirán en el espacio geográfico que en el conjunto de las naciones se conozca como España.
Esa es la esencia, y el régimen tiránico o tolerante en el que en cada momento vivan sus vidas los españoles es mera contingencia, algo que puede o no suceder, pero no permanentemente sino de manera transitoria.
Esta España que estamos interpretando en los últimos demasiados años los españoles es superficial y volátil: solo preocupa a sus habitantes más conscientes lo que pueda pasar hoy, ni siquiera lo que lo que hoy sea pueda condicionar lo que mañana será.
Ni siquiera cuenta que lo actual es una evolución del ayer y que, lo mismo que ahora se echa la vista atrás para disculpar el presente, en el futuro nos culparán de nuestras miserias para justificar las suyas.
En ésta España en la que la televisión marca comportamientos y preocupaciones, el desasosiego de los españoles tiene un horizonte tan limitado como la programación diaria de las televisoras.
Lo que ayer se emitió ya no interesa hoy y todavía no ha llegado el momento de preocuparse por lo que mañana se emita. Hoy es lo que cuenta.