lunes, 1 de junio de 2015

EL DUELO A GARROTAZOS Y LAS LANZAS



Estos días de desconcierto en los que la mitad de la población espera que pase ya en España lo que quieren que pase y la otra mitad teme que ocurra lo que ya se han resignado a sufrir, son para todos un  sinvivir.
Y todo porque los españoles, por mucho que digan lo que dicen esos tunantes que se las buscan calificando el bienestar de los pueblos, van demasiado a los museos y demasiado poco a los campos de fútbol.
Los museeros se creen que es verdad lo que han visto en el cuadro de Las Lanzas o la Rendición de Breda, en el que el vencedor pone la mano en el hombro del derrotado y lo consuela por haber perdido.
Si es inevitable, que en vez del de Las Lanzas vean el Duelo a Garrotazos de  Goya, en el que dos paisanos se muelen a palos, sin poderse mover por estar sembrados en el suelo, hasta que fenezca uno de ellos.
Esa estampa de las pinturas negras de Goya sí que es paradigmática (olé lo redicho) del carácter de los españoles.
Es como si a los dos partidos, perdedores ambos de las recientes elecciones, los hubiera inspirado la leyenda española de que al enemigo ni agua, o la norteamericano de que el mejor indio es el indio muerto.
Porque al español, generoso según la propaganda y mezquino conforme a la realidad, ganar no es lo que más le importe.
El objetivo estratègico de toda confrontación con el adversario no es ganar, sino que el enemigo pierda, y ganar es sólo un movimiento táctico para lograr el fin propuesto: aniquilar al enemigo.