Del fulano (no
añado “o fulana” para no ofender) pesimista, se dice que es el que solo ve la
parte mala de un asunto.
Aunque no se
diga, también es pesimista el que cree que lo bueno podría haber sido mejor.
Un suponer:
¿es pesimista el que está convencido de que todo y cualquier episodio de la
historia de España fue malo para los españoles o el que se queja de que hasta
los más exaltados pasajes de esos momentos pudieron mejorarse?
Vamos a dos de
ellos: la conquista de América y la guerra de Independencia.
Los
conquistadores atravesaron el mar, 1º :para escaparse de un país en el que no
estaban a gusto, 2º para medrar sirviendo a la Corona y volver ricos y con
mando y, 3º, para difundir allí una religión que aquí los tenía esclavizados.
De esos polvos
salieron estos lodos y así les fue a los que allí encontraron y a los mestizos de los que
llegaron y de las nativas con las que procrearon. Las naciones que formaron se
encuentran entre las más corruptas y violentas del mundo, exceptuando quizá a
los países moros.
Lo del
levantamiento contra los ejércitos de Napoleón, que en sus mochilas llevaban
los manuales de igualdad, libertad y fraternidad fue todavía peor.
Al combatir a
los franceses, los españoles defendían al régimen del mismo Rey que había cedido a Napoleón sus tierras y
súbditos, como el que enajena un cortijo con ganado incluido.
Como para
estar orgulloso de la Historia de España, que sigue por sus eternos derroteros:
los mandamases de ahora cambian votos con la soberana arrogancia del que sabe
que los votantes son ganado, igual que lo eran los españoles en tiempos de Carlos IV.