A alguno de
los pocos sabios que en el mundo han sido se le ocurrió que conociendo uno sólo
de sus átomos, se conoce la totalidad de la materia de la que forme parte.
Sea verdad o
mentira lo que el sabio dijo, lo cierto es que analizando un solo caso del
chalaneo subsiguiente a las elecciones municipales pasadas, se puede tener una
visión general del gitaneo nacional.
En Granada,
como en casi todas partes, el partido más votado fue el PP que, como le dijeron
a aquél rey medieval, es igual que los demás partidos pero, si se juntan, son más
que el Partido Popular.
El caso es que
el candidato popular, un septuagenario llamado José Torres Hurtado, sacó el
mayor número de votos, pero no los suficientes como para gobernar sin ayuda.
En las trifulcas
dialécticas de la campaña, el veterano Torres Hurtado dijo que el portavoz de Ciudadanos,
Luis Torres, llevaba 20 años cobrando del PSOE, lo que es verdad pero dicho en
un momento poco oportuno.
Torres pone
como condición para que su Ciudadanos respalde al candidato ganador del PP que
el septuagenario no sea el candidato de su partido no porque sea malo, feo o
antipático, sino porque dijo lo que dijo aunque fuera tan verdad como lo que
Agamenón y su porquero coincidieron en afirmar.
El del PP
dijo, y el otro admite, que le pidió disculpas por lo de la campaña, aunque
fuera tan verdad como que nos hemos de morir, pero el árbitro casual del pleito
por Granada dice que nanay, que el PP pone un candidato distinto de Torres
Hurtado, o que votan al PSOE aunque sea peor y sacara menos votos.
Los
granadinos, como el monigote pin pan pun de las casetas de feria, siguen la riña
de vecinas asombrados, impertérritos, impávidos, asqueados.
La verdad es
que no se sabe por qué se quejan ¿no los dejaron que votaran? ¿qué pretenden,
que además se tenga en cuenta lo que votaron?
Hay gente que
se queja por todo.