viernes, 3 de julio de 2015

IGUALDAD, FUEGO FATUO



Las ideologías son como los fuegos fatuos: sustancias orgánicas y  fosfóricas que se escapan de cuerpos en descomposición y se inflaman en contacto con el aire.
La idea de que alguien tiene menos porque otro tiene más sería absurda sin el contraste de la situación del primero con la del segundo.
La igualdad es, por consiguiente, una utopía en términos absolutos, y solo concebible comparativamente.
Para que el comburente que es la igualdad se transforme en ideología necesita entrar en contacto con un combustible, el arraigo social, y así se manifieste en opinión generalizada.
El partido político libera la idea inerte de la igualdad para que, en contacto con el oxígeno de su propagación multitudinaria, se transforme en ideología.
La igualdad es como el fuego fatuo: reluce pero no calienta, parece pero no es, atrae pero es impalpable, fascina a los que ignoran el detritus que la origina.