domingo, 6 de septiembre de 2015

EUROPA Y LOS FUGITIVOS DE ORIENTE MEDIO


Los políticos europeos vuelven a limitarse a mitigar las consecuencias de catástrofes sociales derivadas de conflictos que no se atrevieron a atajar cuando era el momento de hacerlo, y no lo hicieron por miedo a perder votos.
Se trata ahora de acoger en Europa a centenares de miles de refugiados de Oriente Medio, que huyen de conflictos originados por el cada vez más virulento fanatismo racial y religioso de sectas originalmente minoritarias.
Sabían que solo fuerzas militares especializadas que operaran contundentemente y sobre el terreno frenarían a los fanáticos religiosos que reemplazaron a las dictaduras civiles de Siria e Irak, derribadas con el beneplácito de los Estados Unidos y sus aliados europeos.
Norteamericanos y europeos deberían saber que solo los ciudadanos de pueblos que puedan resolver sus problemas sin intromisión del Estado están capacitados para acertar al elegir gobiernos.
Lo sabían o deberían haberlo sabido, Propiciaron las caídas de dictadores laicos en Irán (Sha), Irak (Sadam Hussein) Siria (Al Assad), Egipto (Mubarak) Libia (Gadafi) y Túnez (Burguiba-Ben Ali) y la relativa estabilidad mantenida bajo esos dictadores civiles acabó al sucederlos dictadores religiosos.
Desde que los fanáticos religiosos iraquíes alardeaban de su malignidad difundiendo videos en los que el verdugo degollaba salvajemente a sus víctimas, el conflicto ha ensanchado progresivamente sus límites geográficos.
La reacción política europea fue previsible: aconsejar o prohibir la difusión de los vídeos, con el falso pretexto de que herían la sensibilidad de los espectadores.
En realidad, lo que los políticos europeos temían era que la reacción de sus electores los forzara a tomar decisiones que pudieran costarles votos en las siempre inminentes elecciones.
Alentados por la impunidad que les garantizaba la parálisis de los que hubieran podido frenar sus matanzas, los fanáticos aumentan sin cesar el espacio geográfico escenario de sus crímenes.
Cuando se queden sin compatriotas a los que matar en Siria e Irak, ¿los asesinos dejarán de serlo, o seguirán matando a los de los países vecinos que no hayan huido a Europa?
Si hasta ahora los que podían haberlo hecho no lo hicieron, ¿por qué va a ser distinta la actitud de los políticos de Europa cuando sean europeas la población y la geografía?
¿Terminará la pasividad de los que podrían haber frenado su avance y no lo hicieron cuando invadan el primer país europeo o esperarán a que los fanáticos crucen la frontera de su propio país?
Una vez ocupada sin resistencia toda Europa, ¿perseguirán los invasores hasta América a los europeos fugitivos supervivientes?

Desde la América en la que se hayan refugiado, se lamentarán de la ceguera de sus políticos porque no se atrevieron a defender las fronteras europeas, que se sitúan en ese espacio impreciso que ocupen los enemigos de Europa.