domingo, 11 de octubre de 2015

INDEPENDENCIA: PROCURARLA O RESIGNARSE



Si Cataluña se escindiera de España, sería un revés para la mitad de la humanidad: la de los indolentes que sistemáticamente dejamos para mañana lo deberíamos haber hecho ayer.
Y habrán ganado los diligentes, ese 50 por ciento de la humanidad que hasta después de hacer lo que se les ha ocurrido no se preguntan para qué puede servir.
Y es que los que viven en Cataluña, forme parte o no de España, también  se dividen mitad por mitad entre diligentes e indolentes.
Los primeros mantienen el rescoldo de aquella identidad diferencial aragonesa y mediterránea que matrimonió con la castellana y atlántica de Castilla, adulterada por sueños imperiales austríacos y americanos.
La Cataluña independentista, aldeana y menestral es la que se refugia en su sueño medieval y mediterráneo, renunciando al universalismo austrocastellano del que España ya es sólo una provincia.
Los que aspiran a dejar de ser españoles para volver a ser solo catalanes demuestran un activismo emprendedor impropio del conformismo aldeano, mientras que los catalanes que prefieren seguir siendo españoles se resignan a  esperar fatalmente que el destino los favorezca.
Como en toda disyuntiva, lo que en  éstos tiempos se ventila es si Cataluña seguirá formando parte de España o España dejará de incluir a Cataluña como a una de sus partes.
Y lo que hasta ahora han demostrado los implicados directamente en la disyuntiva es que los partidarios de separarse de España no descansan para conseguirlo, mientras que los que prefieren seguir unidos a España se esfuerzan menos por evitar la secesión.

SEAN BUENOS, NO HAGAN TRAMPAS



    Nunca, como ahora, se había hecho una publicidad tan intensiva y explícita del gratificante procedimiento que la Naturaleza estableció para que nazcan niños.
Todo indica que esa publicidad ha tenido éxito porque las manifestaciones orales y gráficas de la práctica extendida  e intensiva de ese ritual, tan antiguo como el hombre, cada vez se acomete con mayor entusiasmo.
Sin embargo, algo falla en el método o en la forma de practicarlo porque los resultados no concuerdan: aumenta la práctica pero disminuye la producción.
Esa, al menos, es la conclusión de las predicciones del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), que solamente se equivoca cuando no acierta:
a)En los próximos 15 años, en España habrá un millón menos de habitantes que ahora.
b) En los próximos 50 años, España tendrá 5.600.000 ciudadanos menos.
c) En 2029, un tercio de los hogares españoles será unipersonal.
Para los pesimistas patológicos esas predicciones pintan un futuro mucho más negro que el oscuro presente, al que la extendida epidemia de corrupción de los políticos hace parecer insoportable.
Entre la corrupción que nos aflige ahora y la despoblación que nos preocupa para el futuro hay una similitud de tratamiento para ambos problemas:
1.-Hay corrupción en la política porque los políticos hacen trampa al ejercerla.
2.- Hay menos nacimientos de niños porque se hacen trampas en los procedimientos para fabricarlos.
Moraleja: sean buenos, no hagan trampas.