sábado, 5 de diciembre de 2015

LA INTERESADA IGUALDAD DE LOS ROJOS


    El rojo Pedro Sánchez (lo llamo rojo no por desmerecerlo sino para elevarlo a la altura de mi Susana Diaz, la socialista que más manda ahora), es evidente que no cree en la igualdad que su partido predica.

Estoy impaciente por rectificar esa apreciación mía: bastaría que me explicara por qué se propone privar al Partido Popular, tan escrupulosamente legal por lo menos como el suyo, de su obligación de intentar gobernar si es el que gana las próximas elecciones, aunque sin mayoría absoluta en el Congreso.

Dice hoy el periódico El Mundo—tan de fiar como El País, Público, o el Plural—que Sanchez se propone inducir a Podemos y Ciudadanos a que se unan a sus socialistas para que el Partido Popular no gobierne si, aunque sea el que más votos consiga, necesita el apoyo o la abstención de PSOE, Ciudadanos o Podemos para formar gobierno.

Y es que ésta peculiar democracia española es una filfa: en las de vcerdad, la gente  elegiría a sus gobernantes y en ésta, los votantes se limitan a apoyar a los desconocidos que los mandamases de los partidos ponen en sus listas.

Este tejemaneje del que tantos comen cigalas gracias a que los demás comemos espinacas, ha sustituido la dictadura unipersonal por otra en la que los jefes de los partidos ejercen dictauras turnantes.

Eso sí: las ranas podemos croar libre y escandalosamente en la charca cada vez más cenagosa, que es el hábitat reservado a los sapos.

Pero, siempre hay peros, ya la letra de aquella sevillana lo advertía: “¿Para qué quiero llorar si no tengo quien me oiga?”