jueves, 10 de diciembre de 2015

LA ESPAÑA FELIZ

Como hay gente pa tó, abundan los que se ganan los langostinos vaticinando que, como la cosa siga así, vamos a tener que comernos la consecuencia de haber comido.
Se equivocan esos agoreros porque nunca habían vivido los españoles tan bien como ahora: pueden prescindir de que trabajen seis millones, además de los incontables políticos y enchufados políticos.
Y no hay ni un español sin telefono móvil ni un hogar sin televisión para ver ”Sálvame”.
Lo más llamativo: antiguamente, cuando tan mal se vivía, solo el que más mandaba se permitía perder un par de semanas pescando salmones y otro par de ellas matando perdices.
Ahora, como para hacer lo que hacía un tal Caudillo hacen falta unos cuantos de cientos de miles de políticos, se dedican todos durante 50 de las 52 semanas del año.a intentar que los elijan o reelijan para el cargo político del que comen o del que pretenden comer.
Las restantes dos semanas las emplean en la campaña electoral oficial, esos días frenéticos en los que unos se desgañitan porque quieren seguir mandando y otros quieren echarlos para vivir bien ellos.
Ese es el momento que ahora vivimos: oyendo cómo cada uno de ellos pone de vuelta y media a los demás para, después de 20 de diciembre, coincidir en que el que haya ganado y mande, nos ha engañado.

El pueblo. la chusma, los votantes  o los ciudadanos (que de forma tan variada  se llama a los votantes), nunca se equivoca. Esa es la esencia y la grandeza de la democracia.