jueves, 18 de febrero de 2016

ALBERT RIVERA, PEREJIL

“Si Versalles pudiera hablar” es una película francesa de 1954, que se basa en la insólita posibilidad  de lo que podría saberse de lo que pasó en las alcobas y salones de un palacio, si el palacio pudiera hablar.
¿Y si pudiera hablar el perejil? ¿Estaría contento de su existencia, que solo tiene sentido porque sirve tanto para salsas de platos de carne como de pescado?
Como ni Versalles ni el perejil hablarán nunca—no porque no quieran, sino porque la naturaleza no hizo a los palacios y al perejil para que hablaran--, a lo mejor puede resolver la duda Albert Rivera, perejil tanto para la salsa socialista como para la  popular.
Rivera tiene pinta de bueno: es adecuado para completar el equipo de once niños, al que le falte tanto un portero como un delantero centro.
Al contrario que el travieso Pablo Iglesias, que quiere meter todos los goles y parar todos los tiros a puerta simultáneamente, Rivera vale tanto para desviar sin querer disparos que parecían gol seguro en su portería, como para que rebote en su pierna y acabe siendo gol el balón en la portería contraria que iba fuera de puerta.
¿Es consciente Albert Rivera de que su función en la política española es la del perejil en todas las salsas?
¿Está satisfecho de esa función? El tiempo lo dirá en cuanto acepte, si acepta, respaldar con sus votos y completar con su presencia el gobierno del socialista Pedro Sánchez.

Al fin y al cabo, tan importante es para un equipo de fútbol el entrenador  como el utillero. O eso dicen.

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