martes, 19 de abril de 2016

OBVIEDADES





Obvio es lo indudable, indiscutible, evidente e irrebatible.
Por ejemplo: es obvio que todos los partidos políticos españoles quieren gobernar pero ¿para ayudar a los ciudadanos o para que los que mandan en los partidos sacien  sus ansias de gobernar?
¿Es mejor, peor o igual para los españoles que los gobierne un partido y no otro?
¿Será cierto, como aseguran todos los que no están gobernando ahora que las desgracias de los españoles desaparecerán en cuanto deje de gobernarlos el partido que ahora los está gobernado?
¿Llevará razón el partido que está gobernando al vaticinar que, en cuanto  otros lo hagan en su lugar, los españoles serán todavía más desgraciados que ahora?
Gobernar un país consiste, fundamentalmente, en la capacidad de manejar y repartir los presupuestos generales del Estado, los dineros que el gobierno detrae de los ciudadanos para que, en vez de dedicarlos a lo que cada uno quiera, los gasten en lo que al gobierno le dé la gana.
Casi todos los partidos malviven ya de las sobras del presupesto nacional, distribuidas en los presupuestos municipales o autonónomicos. Pero eso, para los partidos que solo pueden meter mano en lo que les da el gobierno nacional, es pan para hoy y hambre para mañana.
Lo que importa es la capacidad de repartir entre los partidos que gobierrnen en ayuntamientos y autonomías lo que sobre de los Presupuestos del Estado para que los municipios y comunidades autónomas contenten a los votantes y sus políticos se queden con lo que manche sus dedos.
Por eso, los que manejan los presupuestos generales desde el gobierno central quieren seguir haciendo y los que en los ayuntamientos que gobiernan gastan lo que al gobierno central le sobra quieren ser ellos los que repartan y no los que gasten. 
Entonces, ¿no es verdad que a los que mandan en los partidos lo que más les preocupe sea la felicidad de los españoles, por lo que están dispuestos a privarse de lo que les guste, si así hacen felices a sus compatriotas?
Pues no, no es verdad.
Las verdad de éste desbarajuste en el que desde hace 41 años estamos enfangados los españoles es que, cuando se murió el que mandaba en toda España, su dictadura única la repartieron entre tantos dictadores de partido como partidos haya.
Fraccionaron la maldad para que, en lugar de solo una, haya muchas. 
Esos dictadores partidarios quieren  mandar no solo en los de su partido, sino también en los ajenos.
Porque el poder o es total o no es poder y la democracia es una argucia para que todos los dictadores, una vez lo sean en sus partidos, intenten serlo en los partidos de los demás. 
Pero como admitir eso significaría que todos los dirigentes de chicha y nabo son tan malos o tan buenos como Franco, dicen que en la democracia el poder es del pueblo.
Esa es una mentira tan gorda como la de que todos los hombres son iguales, porque no hay dos hombres idénticos, ya que hasta el mismo hombre es diferente del que era un segundo antes.
Así que esto del noble servicio a la comunidad de los ciudadanos agrupados en idénticas convicciones ideológicas, y estructurados en partidos políticos es una filfa, un timo,  un es menerter ver.
Igual que la paz es la continuación de la guerra por otros medios, la política democrática es una simple lucha por el poder blandiendo la mentira en vez de la espada.

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