jueves, 5 de mayo de 2016

VOTAR O COMPRAR TEFF

Esto de las elecciones es una distracción fútil, que quiere decir algo así como de poco provecho, que lo mismo da descansar que no hacer nada.
Es como si a alguien que no tiene ni idea  de lo que es el teff lo mandan a Etiopiá para que compre y traiga a España cien quilos de ese cereal, pero sólo si es de la mejor calidad.
Pues menos experto en teff es el enviado a Etiopía que el votante español lo es en los candidatos a los que le proponen votar.
El que vote al candidato Rajoy, ¿le ha comprado alguna vez pan de higo y le vendió realmente una pasta compacta del fruto de la higuera?
El que se decida por Sánchez, ¿quedó satisfecho con el traje que, como jefe del departamento de ropa para caballeros en unos grandes almacenes, le recomendó?
¿Estuvo en la mili con Rivera el que vote a Rivera? ¿Robó las peras que le recomendó Iglesias, el que ahora vote a Iglesias?
Seguramente nadie, o casi nadie aparte de sus más cercanos familiares, pondria su mano en el fuego por el Rajoy, Sanchez, Iglesias o Rivera por el que un tórrido día de finales de Junio abandonara la plácida paz de su hogar aireacondicionado para echar un papel por la ranura de una urna.
Así que si eso de las elecciones es un pasatiempo baladí, cuyo acierto o error depende del futuro que sólo Dios conoce, ¿pará que escoger lo que, dejado al azar, ofrece similares posibilidades de acierto?
Metan todas las papeletas en una tupida bolsa, saquen una de ellas, métanla sin mirar el nombre del partido al que pertenece, en su correspondiente sobre y désela en mano al tío de la mesa electoral para que la meta en la urna.

Y a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga.

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