lunes, 20 de junio de 2016

EL SACUDEMANOS DE SANCHEZ



Es menester ver cómo es la gente: te ven saltar una tapia para coger los frutos de un peral y, sin más, te llaman robaperas.
En efecto. La gente es malpensada, lenguaraz, indiscreta, gentuza, al fin y al cabo.Pero usted debería haber tenido cuidado de que nadie lo viera cuando saltó la tapia.
“No”—aclara el autor de la sentencia inicial—“No lo digo por mí, sino por Pedro Sánchez”
¿”Qué a Pedro Sánchez lo han pillado  robando peras? No me lo puedo de creer”.
Un cuarto de hora después, y tras interminables aclaraciones y excplicaciones, la cosa queda, si no clara, por lo menos menos enigmática y abstracta.
“Lo de las peras”—concreta—“es un símil, un ejemplo, un para que me entiendas…que Pedro Sánchez, como candidato a la Presidencia del Gobierno, andaba uno de éstos días por la calle saludando a los incautos y, entre ellos, había una madre y un niño a los que. como a los caucásicos blancos entre los que se encontraban, les dio la mano”.
--¿Y qué? Muy bien, hizo lo que tenía que hacer, no distinguir entre blancos y negros, rubios o morenos, albañiles o escribientes.
--Pero es que sólo después de haber dado la mano a la madre y al niño negros se las sacudió, como si solamente ellos se las hubieran podido manchar o, como por ser los únicos negros entre tantos blancos, los negros fueran diferentes.
--Que son diferentes es una evidencia a plena luz del día, lo que no quiere decir que los negros sean peores que los blancos o que los blancos sean peores que los negros, pero la conclusión de que Sanchez se sacudiera las manos después de haber estrechado las del niño y  su madre negra es, por lo menos, precipitada.
Porque:
a) ¿Se ha analizado si Pedro Sánche se sacude las manos cada cien, 50 o 320 veces despues de estrechar manos ajenas?
b) ¿Se ha comprobado si las manos de esa mujer y ese niño se ajustan a la cadencia rutinaria de Sánchez de sacudirse las suyas cuando se dedica a esos menesteres?

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