lunes, 25 de julio de 2016

CEMENTERIO PARA MASCOTAS



Ahora resulta que la ingeniosa Manuela Carmena, que alcaldea el municipio de la capital de las Españas, ha tenido otra ocurrencia: acotar un espacio para que lo ocupe un cementerio de mascotas.
En el provenzal del que proviene, esa palabra significa  hechizo, embrujo, encanto,
¿Y quien hechiza, embruja o encanta al hombre hecho por Dios a su imagen o semejanza?
El Demonio, el antidios.
Ya son tan humanos los animales de comapañia que hasta la alcaldesa Carmena les va a facilitar un terreno acotado para que duerman su sueño eterno.
Porque, ¿qué es un cementerio?
Es un lugar en el que, después de su muerte terrenal, los difuntos esperen la hora gloriosa de la resurrección para empezar la eternidad gozosa.
Es fundamental que el reposo del cuerpo en la tierra esté protegido para que el Diablo no pueda profanarlo y robar sus almas.
Por eso, a los cristianos se les enterraba entre los muros sagrados de una iglesia y, cuando se sospechó que ese sistema podría perjudicar la salud de los vivos circundantes, se levantaron cementerios en las afueras de las ciudades y el espacio, siempre acotado por paredes, se consideró lugar sagrado.
¿Para qué?
Hay dos razones: A) para impedir que el demonio penetrara donde reposaban los justos y B) para impedir que el alma de los justos saliera del sagrado y entrara en territorio diabólico.
¿Estará tambien vallado el cementerio que para los animales de compañía apodados mascotas construirá Carmena?
¿Qué diablo puede estar interesado en apoderarse del alma de los animales de compañía, que en vida fueron el alma de sus dueños?
El malo, y puede que de eso sepa mucho Carmena, tiene designios inescrutables porque lo que es evidente es que ni el Demonio ni Carmena dan puntada sin hilo.

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