viernes, 29 de julio de 2016

ESPAÑA ES, DEFINITIVAMENTE, DIFERENTE




Y, cuando los daños estructurales acaben desmoronando este tinglado llamado Constitución, ideado por unos peones de albañil con título falso de arquitectos, ¿qué haremos?
Porque los llamados constituyentes del 78 sabían lo que hacían cuando hicieron lo que les salió: tener contentos a los que en cuanto se murió el Caudillo se atrevieron a gritar para darle a la chusma ocasiones de votar para que la chusma se crea que su decisión sirve para algo.
Así que a los vocingleros pre y posfranquistas les dieron todas las facilidades  para que montara cada uno su tinglado y se las rebuscara consiguiendo votos de los incautos que las subvenciones estatañes premiarían: más votos, más pasta.
¿Y si a uno no le apetecía votar? Paga lo mismo que el que vote,  porque lo que se cobra es el derecho a votar, no el ejercicio de ese derecho.
Así que a  los consejos de administracion de los partidops políticos que son sus estructuras jerárquicas, lo que es interesa es que se vote con la mayor frecuerncia posible porque mientras más elcciones y más inautos haya que los voten, más pasta para repartir entre los que manejen el partido.
Y, como de un origen vicioso solo cabe esperar una evolución viciosa, hemos llegado a lo que hemos llegado: que lo que debería haberse resuelto en las elecciones de diciembre tampoco se logró en las de Junio y, probablemente seguirá sin solucionarse en las de otoño-invierno próximos.
Con lo cómodo que habría sido establecer desde el proncipio, si es que eso de la democracia elecoral hubiera sido inevitable, que si ningún partido hubiera logrado mayoría para gobernar en la primera elección se la disputara al que lo siguó en votos…
Pero es que, si así se hubiera hecho, solo dos partidos y no las innumerables pandillas que hay ahora habrían dispuesto de pesebres oficiales para que pacieran y engordaran sus achichincles con la pedrea que son los enchufes de diputados, senadores, concejales y otras canonjías.
El negocio de esas empresas de colocación ha llegado a tal extremo que, para seguir engordando estómagos agradecidos, han logrado lo teóricamente imposible:
Que como el partido político que gane unas elecciones tiene por sí solo menos bocas que alimentar que el rssultado de la suma de las bocas hambrientas de los demás, el que reparta el piernso no debe ser el que gane las elecciones, sino alguno de los que la hubieran perdido.
Y siguen criticando aquél lema que se inventó el predemócrata Fraga de que “España es diferente”…

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