sábado, 17 de diciembre de 2016

¿COMO NACEN LOS NIÑOS MOROS?P



Si el alcalde de Utrecht ha mandado que se investiguen las cualidades educativas que se imparten en la mezquita de su ciudad será, seguramente, porque  le huele a chamusquina algo de lo que allí enseñan.
No es que el alcalde holandés sea excepcionalmente suspicaz sino que hasta al crédulo más inocente de Bobilonia, que es donde viven los bobos, le parecería una insensatez lo que al alcalde se lo parece.
¿Y qué enseñan en la mezquita?
Pues que un hombre y una mujer no deben darse la mano porque “siempre debe haber una separación física entre un hombre y una mujer”.
Lo que más ha escamado al alcalde es lo de “siempre”, que es un adverbio que significa “durante todo el tiempo, sin interrupción”.
Porque, haciendo abstracción de la fé, esa virtud que a cada uno le hace creer que es cierto lo que es imposible que lo sea, de la enseñanza de la mezquita se deduce:
A) Que todos los moros son pecadores, porque nacen más niños moros que de practicantes de cualquier otra creencia.
b) Que un pueblo relativamente atrasado en el descubrimiento y aplicación de avances tecnológicos ha descubierto la teleconcepción, que consiste en que una luz pase a través de un cristal sin romperlo ni mancharlo.
Hay otra posibilidad: que el cuento de que es una cigüeña la que trae de París a los niños, en Morolandia sea el procedimiento habitual para conseguir que cada vez haya más moros, sin tener que recurrir al engorroso procedimiento por el que los adultos de otras religiones consiguen que los niños nazcan,

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