viernes, 30 de diciembre de 2016

ESPAÑA, LA PESADILLA

¿Cómo puede ser tan alocada una nación tan vieja como España que, por sus tres mil años de historia debería ser más juiciosa que Salomón, el descuartizador de niños?
“Las cosas…”, respondería ese andaluz cazurro que enmascara su ignorancia respondiendo en abstracto a una pregunta concreta.
Porque los españoles, por lo que se está comprobando, ansían tanto lo que desconocen que, cuando por fin lo tienen, se sienten defraudados.
Es lo que está ocurriendo con eso de la democracia por la que suspiraron los dos años que tardaron en conseguirla y de la que, desde un  par de años después de haberla logrado, le encuentran más inconvenientes que ventajas.
¿Será que ningún sistema que requiera consenso colectivo es apto individualmente para los españoles?
¿Y si el término “españoles” es inadecuado para conjuntar a todos los que viven en el espacio geográfico conocido por España?
A lo mejor, España es una pesadilla como el sueño del Segismundo de Calderón: “¿Qué es España? Una ilusión, una sombra, una ficción y el mayor bien es pequeño: que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son”.



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