viernes, 8 de enero de 2016

GOBIERNO EN FUNCIONES



No hace ni un mes que el gobierno dejó de gobernar y ésta España es ya un quilombo sin cafiche, en el que la luz de los carburos saca brillo malevo a la hoja de las facas.
¿Qué cabe esperar depués de que alguien llame desecho a otro?
¿Qué maldad podrá idear el otro para ofender equitativamente al alguien?
¿Y por qué este vivo sin vivir en mí que es un gobierno que gobierna sin que se note, que dice jesús cuando alguien estornuda  pero no le da una aspirina para evitar que se resfríe?
Todo consecuencia de ese amagar y no dar que es la apodada democracia, en la que el que manda pide perdón por mandar, y culpa de las injusticia de sus decisiones a los que las sufren, porque fueron los que lo obligaron a mandar.
Y es que estos pusilánimes de la democracia, que mandan porque les mandan que manden y piden perdón si lo que mandan le molesta a alguien, no sirven para  lo que el Destino los predestinó: mandar cruel, implacablemente, sin preocuparse porque sus decisiones puedan costarle el cargo.
Que emulen  a José Pinheiro de Azevedo, el almirante sin miedo que, siendo primer ministro de Portugal, declaró en huelga a su gabinete y mandó ¡a merda! a los manifestantes que lo tildaban de fascista.
Con políticos así, a ver qué futbolista tiene cuajo para llamar desecho a su colega.